POLÍTICA INTERNACIONAL

Turquía camina hacia el balotaje por el borde del abismo

En contra de lo que anticipaban todas las encuestas, Recep Tayip Erdoğan superó en la elección presidencial de este domingo a Kemal Kılıçdaroğlu. El presidente de Türkiye (nombre oficial del país) ganó con el 49,5 % de los votos la primera vuelta de la elección presidencial, pero tendrá que concurrir a una segunda vuelta el 28 de mayo, al no haber obtenido la mayoría absoluta. En un contexto de grave crisis interna y externa esta postergación de la decisión sobre la presidencia aumenta la inestabilidad y da pie a cualquier aventura golpista impulsada desde afuera del país.

Según los recientes datos del Consejo Supremo Electoral (YSK, por su nombre en turco), la participación electoral en el país alcanzó el 88,92% y en el exterior el 52,69%. Mientras que Erdoğan cosechó el 49,5% de los votos, el opositor Kılıçdaroğlu obtuvo el 45,00% y el tercer candidato, el ultranacionalista Sinan Oğan, el 5,23%. Fueron convocados más de 64 millones de votantes para elegir al candidato que ocupará la Presidencia del país y para renovar los 600 escaños del Parlamento.

Erdoğan se presentó a estos comicios como presidente de la República y del Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP), mientras que Kılıçdaroğlu preside el Partido Republicano del Pueblo (CHP), el más antiguo de Türkiye que fue fundado en 1923 por el creador de la República, Mustafá Kemal, llamado “Atatürk” (padre de los turcos). En esta ocasión el CHP concurrió a las urnas en una alianza muy amplia que abarca desde la izquierda y grupos kurdos y ecologistas hasta la derecha islamista y nacionalista. El tercer candidato, Sinan Oğan, en tanto, se presentó por la Alianza ATA levantando las banderas del nacionalismo kemalista (por Mustafá Kemal), con consignas antikurdas y reclamando la devolución a Siria de los casi cuatro millones de refugiados que permanecen en Türkiye por la guerra en el vecino país.

Con estos resultados, los candidatos del AKP y del CHP deberán acudir al balotaje presidencial el próximo 28 de mayo en el que los votos del tercero serán decisivos. Por eso, desde el mismo domingo a la noche oficialistas y opositores comenzaron a cortejar a Oğan.

Si bien el conteo de las papeletas de los colegios electorales en Turquía está completo, todavía no se han terminado de contar los votos de los ciudadanos turcos residentes en el extranjero. En Alemania, donde vive aproximadamente la mitad de los turcos residentes en el exterior, Erdoğan habría obtenido el 65 % de los votos. Con este guarismo el presidente podría superar el 50% de los votos sin necesidad de segunda vuelta.

A pesar de las sospechas de la prensa europea, la misión de la Organización de Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE) que supervisó los comicios declaró este martes que no vio manipulaciones en el recuento de votos, según comunicó su coordinador Michael Georg Link.

La distribución geográfica del voto sería más o menos así: en los territorios mayoritariamente kurdos del sureste lidera la Alianza Trabajo y Libertad (EÖI, por su nombre en turco), en las costas y en la capital el CHP y en el resto del país el AKP. Cabe señalar que, además del voto kurdo, la oposición obtuvo también mayoritariamente el voto aleví. Los alevitas, minoría religiosa de credo zoroástrico, representan el 20% de la población del país y se concentran en la costa occidental y en el oeste de la meseta de Anatolia. A este grupo pertenece el candidato opositor Kılıçdaroğlu que, por esta razón, es tildado de “antimusulmán” por los partidarios de Erdoğan.

Dadas las múltiples crisis regionales en las que Türkiye está involucrada, la política exterior es un componente insoslayable de la campaña electoral. La semana pasada el candidato opositor denunció que Rusia estaba detrás de los “montajes, conspiraciones, falsificaciones profundas y cintas” e instó a Moscú a “sacar las manos de Türkiye”, aunque reiteró su deseo de que ambos países mantuvieran relaciones bilaterales positivas. Por su parte, el Kremlin emitió un desmentido oficial de las acusaciones y las consideró categóricamente inaceptables. “Rusia tiene una política general de no inmiscuirse en las elecciones de otras naciones y, desde luego, no lo haría en Türkiye, una nación cuya amistad Moscú atesora”, dijo el viernes el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov. A su vez, Erdoğan reprendió duramente a su oponente por tales declaraciones y dijo que no permitiría ataques contra Rusia y Vladimir Putin. El actual presidente también criticó con bastante dureza las declaraciones de apoyo a las sanciones antirrusas.

El mandatario centró su campaña electoral en la promesa de seguir apostando por el sistema presidencialista, de dar continuidad a la política de bajas tasas de interés y de seguir fortaleciendo el complejo industrial-militar, mientras que tacha como prooccidental la propuesta de su oponente. En este sentido, insistió en que aspira a mantener la postura independiente de su país en el mundo y a que Türkiye juegue un papel cada vez más decisivo en la arena global.

Desde la oposición, en tanto, el líder del CHP se presentó como demócrata y acusó a Erdoğan de dirigir el país con métodos autocráticos. En esta línea, ha prometido “reconstruir la democracia”, erradicar la corrupción en las estructuras del poder y volver a “un sistema parlamentario fuerte” como regía hasta la reforma constitucional de 2017. Asimismo, Kilicdaroglu se comprometió a atraer inversiones multimillonarias. En el ámbito internacional el candidato opositor apostó por una mayor cercanía con la Unión Europea (UE) y EE.UU., así como por resolver el problema kurdo y garantizar la vuelta de los refugiados sirios a su país de origen.

No está claro cuán reñida será la segunda vuelta y ya se especula mucho sobre lo que ocurrirá con el 5% de los votos que conquistó el tercer posicionado, Sinan Oğan. Hasta el domingo era un político marginal, pero durante las próximas dos semanas será la figura más importante de la política turca y puede decidir el destino político de la nación.

“Consultaremos con nuestra base de votantes nuestra decisión en la segunda vuelta”, declaró Oğan a Reuters el lunes. “Pero ya hemos dejado claro que la lucha contra el terrorismo y devolver a los refugiados son nuestras líneas rojas”. Estas condiciones hacen prácticamente imposible que sus votantes apoyen a la alianza opositora. Por esta razón Oğan se muestra crítico tanto con Erdoğan como con Kılıçdaroğlu, pero afirma que la mayoría de sus votantes están más cerca del presidente que de su principal rival. En este sentido, el domingo por la noche dijo que los nacionalistas y los kemalistas serán los “determinantes de la segunda vuelta”.

La autoridad electoral ha certificado la normalidad de los comicios y en todo el país reina la calma. De ningún modo se ha producido el levantamiento pronosticado por la mayoría de la prensa europea. No obstante, considerando que en 2016 Estados Unidos ya apadrinó un fallido golpe de estado contra Erdoğan, es previsible que vuelva a intervenir para desestabilizar y, eventualmente, interrumpir el proceso electoral.

Custodia de los estrechos que comunican el Mediterráneo con el Mar Negro, aliada de Azerbaiyán en su eterna lucha contra Armenia, en guerra contra la guerrilla kurda en su propio territorio, en Irak y en Siria, contrincante de Grecia por la supremacía sobre el Egeo, patrocinante de uno de los partidos que dividen Chipre (con aspiraciones sobre su recién descubierto yacimiento de gas) y con intervención en la guerra civil en Libia por la misma razón, Türkiye está demasiado metida en la política de Europa suroriental, el Cáucaso, Asia Occidental y el Mediterráneo Oriental, como para que la dejen transitar en paz el camino hacia la segunda vuelta electoral. La paz del mundo está herida y en Türkiye puede encontrar su fin.

(Fuente: Télam)

 

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