El presidente chileno, Gabriel Boric, enfrenta una nueva polémica tras la decisión de decretar un estado de excepción “acotado” para frenar la violencia en la Araucanía, que permitirá la presencia de las Fuerzas Armadas en rutas y caminos, pero sin intervenir los espacios privados. La decisión fue cuestionada por la oposición, por considerarla “insuficiente”, pero también provocó fisuras al interior de su propia coalición.

Con este «estado intermedio», los militares chilenos podrán «resguardar rutas y caminos» para poder hacer frente al contexto de violencia en La Araucanía, región chilena con una gran concentración de comunidad mapuche.

Caber recordar que despliegues militares de este estilo, en tareas de seguridad, fueron siempre rechazados por los partidos que integran Apruebo Dignidad, desde donde se manifestaron contra la militarización de La Araucanía.

El actual presidente chileno, Gabriel Boric, en sus funciones como diputado, votó en contra de la prórroga del estado de excepción que había decretado en su momento Sebastián Piñera. Incluso, una de sus primeras grandes decisiones como mandatario fue no renovarla.

No obstante, Boric cuestionó los resultados de los seguidos estados de emergencia en la zona en cuestión y afirmó que en lo últimos cuatro años se triplicaron los hechos de violencia.

Maya Fernández, titular de Defensa, ya había alertado a La Moneda sobre la incomodidad de las Fuerzas Armadas ante la opción de asumir labores de control público, en el marco del poco respaldo jurídico, así como político, para actuar.

A su vez, la portavoz del Gobierno, Camila Vallejo, aseguró que están trabajando con distintos ministerios para ofrecer “soluciones de fondo” por los hechos de violencia que se viven en la zona mapuche, donde los indígenas exigen la devolución de sus tierras ancestrales y denuncian hostigamiento por parte del Gobierno chileno.