LA MAGISTRADA COMODORENSE RECHAZÓ LOS CARGOS Y VOLVIÓ A DEFENDER SU INOCENCIA

Un sumario determinó que la jueza Suárez besó al preso y violó tres normas internas

El Superior Tribunal de Justicia de Chubut le envió al Consejo de la Magistratura las conclusiones del sumario realizado a la jueza de Comodoro Rivadavia Mariel Suárez, conocida por besarse con el condenado por asesinato Cristian “Mai” Bustos en el Instituto Penitenciario Provincial, y donde se especificó que violó tres normas.
La polémica magistrada comodorense rechazó los cargos en su contra y volvió a defender su inocencia. Suárez dice que hubo «irregularidades en el sumario» y cuestionó a la instructora del sumario, Flavia Trincheri, magistrada de la Cámara Penal de Puerto Madryn. “La sumariante llegó a la conclusión de que deben imputárseme cargos”, y volvió a insistir respecto del beso “que el video fue obtenido en forma ilegal”.
Con todo, la investigación detalló que el 29 de diciembre de 2021 «Suárez exhibió su credencial para ingresar fuera del horario de visitas al penal de ruta 3 para visitar al Bustos, condenado a prisión perpetua un día antes por un Tribunal que ella presidía. El objetivo era entrevistarlo para un libro». El encuentro se desarrolló de modo «deslucido y desajustado» al cargo de juez.
En el recinto había sillas y escritorio, pero se sentaron juntos en el piso, muy cerca. «Mientras conversaban, se besaban: él acarició su cabello y Suárez tomó fotografías tipo selfie de ambos con un celular», agregó el informe. Al día siguiente se vieron de nuevo y «ya conociendo el lugar se sentaron en sillas en una ubicación tal que no podía ser tomada por las cámaras».
Los oficiales de la unidad declararon que observaron «un saludo no habitual», ya que la jueza y el preso «se toman de la cintura, se dan un beso en la mejilla y se sientan en el suelo detrás de un escritorio». Ampliaron que les llamó la atención que «se acercan demasiado uno al otro, presumiendo que se dan un beso», y se vieron «caricias de pelo y selfies».
Una cabo de la Sección Visitas dijo que la jueza entró con computadora, su celular, caramelos, sanwiches y un budín. Su jefe de turno le comentó que «estuvieron muy cercanos, parecía que se estaban besando y por tal motivo, los filmó».
El sumario indicó que la jueza violó el artículo 10 inciso B del Reglamento Interno General al no «observar una conducta decorosa compatible con la dignidad de la función judicial»; el artículo 13 de la Ley de Ética de la función pública de «deber de conducirse apropiadamente en público», y el artículo 17 del Código de Procedimientos Penal que habla de «igualdad entre las partes e imparcialidad».
El sumario concluyó con que «está reñida con la ética judicial que se exige a los jueces» y, si bien no se cuestiona que «su actividad narrativa ni que Bustos y su historia personal, sean su fuente de inspiración», Suárez se sirvió de su condición de magistrada para ingresar al penal por un tema ajeno a su trabajo.
«Los jueces tienen actividad jurisdiccional y una vida personal que deben armonizar en lo público con su función. La sociedad necesita tranquilidad espiritual al observar qué hacen de su vida pública aquellos que deciden sobre la suya; demandan probidad en su actividad extra judicial», advirtió la sumariante. Un juez debe saber que «se le exigirá un plus en su desenvolvimiento, una exigencia mayor que si se tratara de un ciudadano que no decide sobre la vida de las personas». Con su conducta, Suárez «renunció a su rol jurisdiccional, el cual no había fenecido y que siempre debe prevalecer respecto de cualquier otra tarea que desee desempeñar» y sabiendo que la filmaban «vulneró las normas de seguridad, se sentó en el piso con un interno recientemente condenado por ella y tuvo estrechos acercamientos físicos, muestras de confianza y afición».

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