Buques de pesca chinos siguen navegando en el mar argentino


La confirmación de nuevas maniobras realizadas por buques chinos en el Atlántico Sur reabrió la preocupación por el impacto ambiental y la falta de control en la plataforma continental argentina. En las últimas semanas, organizaciones ambientales detectaron que estas embarcaciones volvieron a ejecutar movimientos lentos y rectilíneos, típicos de actividades de prospección marina. Este patrón, registrado también en 2022 y 2023, se repite ahora más al norte, incluso frente a la provincia de Buenos Aires.

El caso de alerta

El pesquero Lu Qing Yuan Yu 205 fue señalado nuevamente por realizar este tipo de estudios sin autorización del Estado argentino. El seguimiento satelital mostró maniobras compatibles con mapeos biológicos y geológicos, claves para identificar recursos marinos.
El barco utilizó como base de apoyo el puerto de Montevideo, desde donde opera gran parte de la flota china en la región. La situación vuelve a poner el foco sobre la presión que ejercen estas flotas sobre la plataforma patagónica.

En la Zona Económica Exclusiva

El registro de estos movimientos se extiende desde las costas de Chubut y Río Negro hasta Buenos Aires. Esta franja es clave para especies migratorias, pesquerías comerciales y ecosistemas que sostienen la biodiversidad patagónica.
La presencia de buques extranjeros realizando estudios sin permiso genera incertidumbre sobre sus propósitos. Este tipo de maniobras puede responder a diversos intereses, desde identificar nuevas zonas de pesca hasta analizar recursos genéticos marinos.
También pueden incluir estudios químicos del agua y del fondo oceánico, información estratégica para futuras explotaciones. La recopilación de estos datos sin supervisión supone un riesgo ambiental y geopolítico para la región.
Las organizaciones recuerdan que la plataforma continental argentina fue reconocida oficialmente bajo soberanía nacional por Naciones Unidas. Esto implica que cualquier estudio científico o prospección debe contar con aprobación estatal. La falta de autorización convierte estas actividades en potenciales acciones ilegales.

El historial de una flota vinculada a depredación y abusos

La flota Lu Qing Yuan Yu pertenece a una empresa china con operaciones instaladas en Montevideo desde 2015. Allí recibe mantenimiento, abastecimiento y protección para operar en el Atlántico Sur. Su historial incluye denuncias por pesca ilegal y graves vulneraciones a los derechos humanos a bordo.
Investigaciones previas documentaron capturas de especies protegidas, como el caso de un joven elefante marino atrapado frente a la Patagonia en 2020. Estas acciones revelan una presión constante sobre ecosistemas frágiles y poblaciones marinas ya comprometidas.
La combinación de pesca intensiva y recolección de datos genera un doble impacto sobre la sostenibilidad oceánica. Aunque la libre navegación es un derecho reconocido internacionalmente, no lo es la prospección no autorizada en áreas bajo jurisdicción argentina.
La persistencia de estas maniobras sugiere una falta de control regional y de cooperación para la fiscalización ambiental. Frente a este panorama, expertos reclaman medidas diplomáticas y operativas más firmes.

Cómo proteger la plataforma patagónica

La protección de la plataforma continental exige fortalecer el monitoreo satelital y la vigilancia en zonas sensibles. Un sistema de alerta temprana permitiría identificar patrones de movimiento sospechosos y actuar rápidamente.
Otra medida central es impulsar la investigación científica nacional en la plataforma patagónica. Producir datos propios reduce la dependencia de información externa y fortalece la soberanía ambiental. Además, permite diseñar estrategias de preservación basadas en evidencia actualizada del estado del ecosistema.
La creación de áreas marinas protegidas más extensas también contribuiría a limitar la presión sobre la biodiversidad. Estos espacios permiten recuperar poblaciones de peces, resguardar hábitats vulnerables y disminuir el impacto del esfuerzo pesquero. A largo plazo, la conservación activa es una herramienta clave para defender la salud del océano y los intereses argentinos.

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