Argentina, el único país de la región donde crece la brecha entre educación pública y privada

En la última década, América Latina registró un aumento en la matrícula neta de la educación secundaria y una reducción en la brecha socioeconómica entre estudiantes de diferentes sectores educativos. Sin embargo, Argentina se destaca como la única nación donde esta diferencia se amplió, profundizando la segregación entre escuelas estatales y privadas.

Estos datos surgen del informe “Matrícula y segregación escolar en América Latina: una mirada a la última década”, elaborado por el Observatorio de Argentinos por la Educación. A partir de las pruebas PISA de 2012 y 2022, el estudio analiza la distribución de estudiantes según su origen socioeconómico en Argentina, Brasil, Chile, Colombia, México, Perú y Uruguay.

Con un 94% de asistencia en secundaria en 2022, Argentina encabeza la región en escolarización, seguida por Perú (93%) y Chile (91%). En comparación, en 2012 la tasa de Argentina era del 86%, lo que demuestra un crecimiento significativo. Otros países también mostraron mejoras, aunque más moderadas, como Uruguay (del 81% al 90%) y Brasil, que registró el mayor incremento (del 64% al 80%).

A pesar del avance en el acceso a la educación, la integración socioeconómica dentro de las escuelas no siguió el mismo ritmo. Mientras que en países como México (-51%), Chile (-44%) y Brasil (-20%) la brecha socioeconómica entre sectores educativo se redujo, en Argentina aumentó un 26%. Esto refleja una creciente diferenciación en la composición social de los alumnos de cada sector.

El informe señala que la migración de sectores con mayor poder adquisitivo hacia la educación privada, impulsada por conflictos docentes y el deterioro del sector público, es un factor clave en la segregación escolar. En América Latina, la diferencia promedio en la composición socioeconómica entre escuelas públicas y privadas fue del 23% en 2022, muy por encima del 5% registrado en los países de la OCDE.

Para la investigadora de Flacso, Sandra Ziegler, este fenómeno genera entornos de aprendizaje más homogéneos y reduce la interacción entre estudiantes de distintos contextos, afectando la calidad educativa y la cohesión social. «Aunque Latinoamérica avanza hacia la cobertura universal en secundaria, no se logrará una verdadera inclusión sin integración social en las aulas», advierte Natalia Krüger, de la Universidad Nacional del Sur y el Conicet.

El desafío, según los especialistas, es garantizar que el crecimiento en la matrícula escolar se traduzca en un sistema educativo más equitativo, con oportunidades de aprendizaje para todos los estudiantes, sin importar su origen socioeconómico.

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