La pesadilla de vivir con un monstruo

La fuga de Julio Galarza, un hombre de Puerto Madryn condenado a nueve años de prisión por abuso sexual agravado por el vínculo, desató una intensa búsqueda internacional. Interpol emitió una alerta roja, y el caso se convirtió en el foco de una creciente preocupación pública y judicial. Galarza, quien estaba en libertad a la espera de la confirmación de su condena, decidió escapar apenas se ratificó su sentencia el pasado 4 de octubre.

Una libertad incomprensible

El hecho de que Galarza no estuviera detenido antes de su fuga generó un gran malestar por parte de la madre de la víctima.

¿Cómo pudo un hombre condenado por un delito tan grave evadir la prisión efectiva durante tanto tiempo? Tras la denuncia inicial en septiembre de 2020, el acusado estuvo detenido solo tres meses, siendo liberado bajo el argumento de que no entorpecería la investigación. Un beneficio que, con los acontecimientos actuales, resulta tan incomprensible como indignante.

A pesar de las pruebas en su contra y de dos condenas consecutivas, una en primera instancia y otra en agosto de 2023, Galarza fue beneficiado con prisión domiciliaria.

Los antecedentes de Galarza agravan aún más la situación. Violó en dos ocasiones la prohibición de acercamiento impuesta por la justicia y, como si eso no fuera suficiente, acumula una deuda de ocho años en concepto de cuota alimentaria.

La decisión de huir fue tomada por Galarza apenas su condena fuera ratificada por el Superior Tribunal de Justicia. El juez penal de Puerto Madryn, Daniel Yanguela, ordenó inmediatamente su captura, pero para entonces, ya era demasiado tarde.

Ahora, mientras la Interpol activa sus mecanismos internacionales para dar con el paradero de Galarza, una madre reclama justicia por el niño víctima, y que el monstruo no vuelva a realizar actos aberrantes.

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