El Pacto no diluye las tensiones
Por Karina Cecuk
Javier Milei logró firmar el Pacto de Mayo en Julio con la asistencia de 18 gobernadores. No participaron de la rúbrica, entre otros, los gobernadores patagónicos Claudio Vidal de Santa Cruz y Gustavo Melella de Tierra del Fuego. Tampoco lo hizo el pampeano, Sergio Ziliotto.
Así como quienes asistieron a la cita en Tucumán tuvieron sus razones, presumiblemente basadas en la búsqueda de consensos y apoyo al Presidente para que cumpla con las promesas de campaña, quienes no lo hicieron también tuvieron sus razones.
Ocurre que por estos días, las provincias argentinas son las que sufren la retracción de los recursos provenientes del Gobierno Nacional.
De acuerdo al último relevamiento de la consultora Politikon, las transferencias discrecionales a provincias se derrumbaron más de 80% real en el primer semestre de 2024.
Este podría ser un motivo para no participar del Pacto de Mayo, o por el contrario, para hacerlo. Después de todo, ante el brutal ajuste del Gobierno Nacional a las Provincias, una promesa de mejorar el envío de fondos, resultaría tentador para cualquiera.
Pero no nos adelantemos a los acontecimientos, lo que sí sabemos es que, parte del ajuste fiscal de Javier Milei recayó sobre las provincias. Por caso, La Pampa se ubica entre las jurisdicciones más afectadas. Y lejos de lo que algunos puedan imaginar, Chubut está entre las menos perjudicadas. No es para menos, Milei debería muy agradecido por los votos de las senadoras chubutenses que le permitieron la aprobación de la Ley de Bases y el Paquete Fiscal.
Según la consultora, entre enero y junio los distritos que conforman el país recibieron en su conjunto unos $302.459 millones en etapa pagada, lo cual significó una caída nominal del 29,7%, que se extiende a un 83,2% si se descuenta la inflación del período.
Superávit en detrimento de las Provincias
Ahora bien, si tomamos en consideración que el superávit fiscal que obtuvo el Gobierno en mayo pasado se debió en gran medida a la caída real del gasto público -representado principalmente por la reducción de obras de infraestructura- , está claro que el presunto éxito del primes semestre de gestión de Javier Milei se funda en el esfuerzo y el sacrificio de las Provincias.
Si analizamos los cálculos realizados por el Centro de Economía Política Argentina (Cepa), considerando la incidencia sobre el gasto final, «de cada 100 pesos ajustados, 31,5 correspondieron a recortes en jubilaciones, 23,2 a obra pública, 12,8 a quita de subsidios, 10,7 a achicamiento de gastos de funcionamiento del Estado (principalmente salarios) y 9,4 a prestaciones sociales”.
Ante este escenario hay que decir que el voto de confianza de los gobernadores que firmaron el Pacto es muy significativo.
Quizá confían en que la “rediscusión de la coparticipación federal de impuestos para terminar para siempre con el modelo extorsivo actual que padecen las provincias”-uno de los puntos del Pacto-, resulte efectivamente en beneficio de las Provincias.
Por cierto, vale mencionar que el segundo punto del Pacto es “el equilibrio fiscal innegociable”, y el séptimo “el compromiso de las provincias argentinas de avanzar en la explotación de los recursos naturales del país”.
Así las cosas, la rediscusión de la Coparticipación que incluye el “Pacto de Mayo”, no sabemos de qué se trata, pero sí es evidente que el equilibrio fiscal innegociable, por el momento recae en las Provincias. Y el debate sobre la explotación de recursos naturales, será asunto de futuros análisis.
Para ser justos, si escuchamos a los analistas económicos y a quienes generan empleo privado en el país, Argentina necesitaba una corrección en la macroeconomía. Sin embargo, si no se conjuga con la microeconomía, el riesgo de que no haya desarrollo por falta de políticas públicas que atiendan la demanda social, el índice de pobreza no va a ceder, por el contrario, existe una alta probabilidad de que siga creciendo, y eso no es parte del pacto que firmó la ciudadanía cuando decidió confiar a través de su voto.