DENTRO DEL CONCURSO CANSAT

Estudiantes secundarios crean satélite para controlar la pesca ilegal en el mar argentino

El Ministerio de Ciencia de la Nación ya seleccionó 30 finalistas en el proyecto Cansat, que propone a los estudiantes de las escuelas secundarias armar y lanzar un picosatélite del tamaño de una lata de gaseosa. Entre los seleccionados, un proyecto marplatense propone el control de la pesca sobre el mar argentino.

Los alumnos del Instituto Industrial Pablo Tavelli de Mar del Plata propusieron evaluar la “pesca ilegal e indiscriminada” en las costas de su ciudad. Como marcan las bases de Cansat, deberán construir una carga útil, cuyo tamaño no supere el de una lata de gaseosa, y lanzarla en un cohete hasta una altitud de aproximadamente un kilómetro.

Picosatélite, pesca ilegal y dos problemáticas

El proyecto diseñado por estudiantes busca evaluar dos problemáticas: la contaminación lumínica producida por el uso de grandes emisores de luz para atraer a los peces como sucede en la milla 201. Desde lo lejos parece una ciudad, “lo cual produce un desbalance biológico en las especies marinas y afecta los ciclos reproductivos”, según indicaron.

Y en segundo lugar, la pesca indiscriminada que agota los recursos pesqueros, obligando a los barcos pescar en lugares más alejados y encareciendo el producto final. A su vez afecta a la subsistencia de las ciudades pesqueras.

El informe realizado por los alumnos superó tres etapas previos. Ahora, Conae y el MinCyT van a realizar el envío del kit compuesto por distintos sensores para que los alumnos comiencen a trabajar y desarrollar su propuesta.

Durante tres meses el equipo deberá realizar el desarrollo de su satélite y distintas etapas de seguimiento por la organización. En caso de quedar seleccionados, solo 5 equipos viajaran al centro espacial Teófilo Tabanera para realizar el lanzamiento y comprobar el funcionamiento del Cansat.

El antecedente del picosatélite San Martín

Hay un antecedente de picosatélite que también se relaciona con Mar del Plata. El primer picosatélite de comunicaciones argentino, un proyecto que nació en la Escuela Técnica Nº5 de Mar del Plata, fue lanzado con éxito el año pasado desde el Centro Espacial Kennedy de Cabo Cañaveral, en Estados Unidos. El presidente Alberto Fernández participó del acto por vía remota y felicitó a los integrantes de Innova Space, la startup que llevó adelante su construcción.

El CEO y docente Alejandro Cordero destacó la importancia de “la sinergia entre lo privado y lo estatal”. El aparato puesto en órbita es del tipo PocketQube, tiene un peso de 1 kilogramo y medidas aproximadas de 50mm x 50mm x 150mm. Posee entre otros objetivos «potenciar la productividad del país, colaborar a la tecnificación de procesos, brindar información en línea y de forma remota sobre el estado de cultivos y ganado, y colaborar a reducir los costos en el lanzamiento de satélites».

Para el desarrollo del picosatélite, que forma parte de un proyecto de la empresa marplatense InnovaSpace, «el Ministerio de Desarrollo Productivo destinó casi 50 millones de pesos, además de facilitar la generación de un nicho de negocio incipiente para el país», añadieron en ese momento desde la Casa Rosada.

La Milla 200

A una hora y media de Buenos Aires, sobrevolando el mar argentino, está la Milla 200. El límite con las aguas internacionales. En las imágenes tomadas en vuelos de avión se puede ver una ciudad flotante formada por luces. Son embarcaciones extranjeras pescando. La iluminación, ubicada en las cubiertas, provoca que el calamar se sitúe debajo de los buques, lo que facilita su captura.

Frente al Golfo de San José, los buques pesqueros, mayoritariamente provenientes de China, Corea del Sur y España, forman una gran línea de alrededor de 600 barcos que rondan la Zona Económica Exclusiva (ZEE) del mar argentino para ejecutar «la pesca indiscriminada e ilegal de todo tipo de especies marinas», según denuncian organizaciones ambientalistas, “especialmente calamares, merluzas y langostinos”.

Milko Schvartzman, del programa de conservación y pesca del Círculo de Políticas Ambientales, aporta: “los países de los que provienen los barcos contribuyen con subsidios. Por ejemplo, con la carga de combustible”.

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