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La Casa Blanca y los republicanos no logran avanzar en las negociaciones sobre el aumento del límite de deuda

La falta de progreso se produce cuando Washington se acerca a la fecha límite del 1 de junio para llegar a un acuerdo o arriesgarse a un incumplimiento histórico en sus próximos pagos.

Una segunda reunión llevada a cabo este viernes entre la Casa Blanca y los negociadores republicanos del Congreso sobre el aumento del límite de deuda del gobierno federal de 31,4 billones de dólares se interrumpió sin que ninguna de las partes citara avances y no se fijara ninguna reunión adicional.

La falta de progreso se produce cuando Washington se precipita hacia la fecha límite del 1 de junio para llegar a un acuerdo o arriesgarse a un incumplimiento histórico en sus próximos pagos de deuda.

“Tuvimos una discusión muy, muy franca sobre dónde estamos, sobre dónde deben estar las cosas”, dijo el representante republicano Garret Graves a periodistas luego de una breve reunión en el Capitolio con funcionarios de la Casa Blanca. “Esto no fue una negociación esta noche”, afirmó Graves, agregando que no se fijó el momento de la próxima reunión.

Se hizo eco de los comentarios del presidente de la Cámara de Representantes, Kevin McCarthy, de que se debe avanzar para cambiar la “trayectoria” deficitaria del gasto del gobierno y el rápido aumento de la deuda. “Tenemos que gastar menos que el año anterior”, dijo McCarthy.

La portavoz de la Casa Blanca, Karine Jean-Pierre dijo a periodistas en Japón, donde el presidente Joe Biden asiste a una cumbre de líderes del Grupo de los Siete, que aún existían serias diferencias con los negociadores republicanos y que seguirían trabajando en una solución razonable para evitar el impago de la deuda. “Aún somos optimistas”, aseveró.

Un segundo negociador republicano, el representante Patrick McHenry, aseguró que McCarthy sería informado sobre el estado de las conversaciones. Ninguno de los legisladores citó progresos. McHenry dijo que no confiaba en que las dos partes pudieran cumplir el objetivo de McCarthy de llegar a un acuerdo este fin de semana, que luego podría presentarse al Congreso para su aprobación en los próximos días.

El Congreso y la Casa Blanca compiten contra el plazo del 1 de junio, que el Departamento del Tesoro estima que podría marcar el momento en que no podrá cumplir con algunos de sus pagos de deuda.

Una reunión inicial del viernes terminó abruptamente con McCarthy diciendo a periodistas que no había habido ningún “movimiento” de la Casa Blanca hacia las demandas republicanas.

Esa noticia sacudió los mercados financieros a medida que se acerca la fecha límite.

Los republicanos están presionando por fuertes recortes de gastos a cambio del aumento en el límite autoimpuesto de endeudamiento del Gobierno, una medida necesaria regularmente para cubrir los costos de gastos y los recortes de impuestos previamente aprobados por los legisladores.

Más temprano, un funcionario de la Casa Blanca indicó que “hay diferencias reales entre las partes sobre cuestiones presupuestarias y las conversaciones serán difíciles. “El equipo del presidente está trabajando arduamente para lograr una solución razonable entre los partidos que pueda ser aprobada por la Cámara y el Senado”.

Los republicanos controlan la Cámara de Representantes por una mayoría de 222-213, mientras que los demócratas tienen una mayoría de 51-49 en el Senado, lo que hace difícil enhebrar un acuerdo que encuentre suficientes votos para ser aprobado en ambas cámaras.

Biden se encuentra en Japón asistiendo a una reunión del Grupo de los Siete y algunos republicanos lo criticaron por seguir adelante con su viaje en un momento clave de las conversaciones.

Biden y McCarthy pasaron la mayor parte del año en un callejón sin salida con la Casa Blanca insistiendo en un aumento “limpio” del techo de la deuda sin condiciones. Los republicanos dijeron que solo votarían por un acuerdo que redujera el gasto.

La última vez que el país estuvo tan cerca del impago fue en 2011, también con un presidente y un Senado demócratas y una Cámara liderada por los republicanos.

Finalmente, el Congreso evitó el impago, pero la economía soportó fuertes sacudidas, como la primera rebaja en la historia de la calificación crediticia de Estados Unidos y una importante liquidación de las acciones.

 

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