HISTORIAS CURIOSAS PARA CONTAR EN DÍAS DE LLUVIA

Me repite la pregunta, por favor

Una de las cosas que más se expanden en forma casi incontrolada en el universo virtual de Internet es, sin lugar a dudas, los test de inteligencia. Realmente no entiendo cuál es la fascinación de andar contestando preguntas en un formulario para que, vaya a saber quién, y con qué parámetros científicos, nos diga si somos aptos para cursas una carrera astrofísicoespacial o sólo ranqueamos para probadores de espejos. La cosa es que si la oferta es mucha, por deducción lógica la oferta debe ser proporcional. Es así que a fuerza de cantidad debo convencerme que debemos tener algún tipo de necesidad insatisfecha de que nos digan a diario qué tan inteligente somos, debe ser que existe un faltante de abuelitas, entre los internautas por lo menos. ¿O será que de tanto estar pegados a la pantalla de la computadora no sólo no reciben los halagos y caricias de abuelas y tías solteronas, sino que a duras penas se higienizan y alimentan en la medida adecuada para no fenecer sobre el teclado o anquilosarse en las butacas?
De todas formas, no es mi intención aburrirlos con un análisis pormenorizado de los adictos a la autopista informática. Lo que sí quería comentarles es esta curiosidad que estos supuestos “test de inteligencia” están copando ya no sólo los entornos virtuales, sino también otros medios de comunicación. Hace unos días me percaté que hasta en la televisión andan haciendo preguntas supuestamente sesudas para endilgarle al concursante de turno el mote de burro de la cuadra.
Y así como los test de inteligencia han escapado de sus tradicionales hábitats, como ser escritorios de jefes de personal o psicólogos venidos a menos, invadiendo espacios hace un tiempo insospechados, hoy les daré paso a esta página, sin aclarar si es a modo de ejemplo, homenaje, o con la secreta intención de hacer un estudio inconsulto de la cantidad de neuronas que habitan en mis lectores. Es que uno es medio cholulo, usted sabe, y cuando las modas se acercan, es muy difícil hacerse el indiferente.
Bueno, la cosa es así, a continuación, le voy a dejar algunas preguntas, que como acá carecemos de la posibilidad de interactuar como en un sitio de Internet, lo vamos a dejar como un test mental, algo así como un contrato de honestidad entre usted y yo, deberá leer las preguntas y en menos de quince segundos (segundo más, segundo menos, no se me va a poner a buscar un cronómetro justo ahora) pensar una respuesta y luego ver si lo que pensó se aviene a las respuestas que figuran acá abajo.
¿Está listo? Bueno, acá vamos:
La primera, “algunos meses tienen 30 días, otros 31. ¿Cuantos meses tienen 28 días?”. Vamos, vamos, recuerde, sólo son quince segundos.
Vamos por la segunda, “un granjero tiene 17 ovejas, pero el granizo, además de abollarle el tractor, le mata 9. ¿Cuántas ovejas le quedan?”.
No se desanime que viene la tercera, “por motivos que no vienen al caso usted tiene que entrar en una habitación fría y oscura, y sólo tiene un fósforo. Allí hay una lámpara de aceite, una vela y una hoguera, esperando para ser encendidas. ¿Qué encendería primero?”
¿Ya está desertando? Vamos que faltan las más difíciles, la cuarta “¿cuántos animales de cada especie llevó Moisés en el Arca?”
Y por último, “si conduce un micro con 43 personas desde Comodoro, para en Trelew y recoge a 7 personas y bajan otras 5, en Madryn recoge a 4 más y bajan 8. Luego, al llegar a Sierra Grande, 10 horas después de haber partido… ¿Cómo se llama el conductor?”.
Ya está, ya está, no vale releer y pensar otras respuestas, acuérdese del contrato de honestidad que mencionamos unos párrafos arriba. Vamos con las respuestas.
La primera, doce meses, todos los meses tienen 28 días o más. Ok, ok, no se enoje, pero es verdad.
La segunda, que si se enojó con la primera, con está si me encuentra me sacude con el diario, la taza de café y hasta el mozo. El granjero seguirá teniendo 17 ovejas, aunque 9 muertas… pero ovejas al fin y al cabo, nunca le pregunté por la salud de los pobres lanares.
¿Me aguanta la tercera respuesta? Lo primero que debería encender sería el fósforo, ¿no?
La cuarta, rapidito, antes que mente a mitad de mi familia, Moisés no llevó a ningún animal a ningún arca, el del Arca fue Noé.
Y para terminar, que espero que le haya pegado aunque sea a una, la última respuesta sobre el nombre del conductor del micro…¿se acuerda que le había dicho que usted estaba manejando?
Bueno, lo dejo pensando, que para esos eran los test, ¿no? Y si esta noche se hace un silencio en la cena, ya sabe cómo transformarse en el centro de la fiesta.

Por Javier Arias
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