La fiscal general de Rawson, Florencia Gómez, denunció a su par Fernando Rivarola ante el Consejo de la Magistratura, advirtiendo «maltratos y violencia de género» de quien es actualmente su jefe.
La funcionaria sostuvo que la relación entre ambos es «compleja» y que los presuntos ataques habría estado motivados por cuestiones «personales» y no laborales.

«Criticaba abiertamente mi trabajo»

En su descargo ante la JusticLa, Gómez, que comenzó a cumplir funciones en Rawson a principios de 2019, dijo que Rivarola mantuvo «el peor trato conmigo, tanto desde lo personal como desde su cargo”.
En uno de los pasajes de la denuncia, la funcionaria relató que su par y jefe no la convocaba a reuniones de trabajo que organizaba con el ex fiscal Osvaldo Heiber, y que también «criticaba abiertamente mi trabajo, desacreditándolo delante del personal y de mis pares”.

«Exigía que me respetara»

Al mismo tiempo, la fiscal sostuvo que Rivarola “critica incluso cuestiones de mi personalidad, como mi tono de voz”, y que el vínculo entre ambos «empeoró», como así también lo hicieron «su maltrato y animosidad aumentaron, al notar que yo no permitía que me falte el respeto y que exigía que respetara mi trabajo y cargo”.

Presiones

En el mismo sentido, la denunciante describió que “utiliza su cargo para perjudicarme y para hacer valer su poder respecto al resto del personal, y conseguir que se acerquen a él y que se alejen o se pongan en contra mío; no ocultaba su desprecio hacia mí y busca sin lugar a dudas que no aguante su presión y renuncie, o directamente intentar atacarme por intermedio de ustedes», en referencia al Consejo de la Magistratura.

«Maneja el personal a su conveniencia»

Otra de las situaciones detalladas por Gómez es que Rivarola “siempre se encargó de modificar mi equipo de trabajo» y que «siempre conté con menos personas a cargo; incluso, intentó alterar o cuestionar desde mis vacaciones hasta cuando debí tomar breves licencias por enfermedad; jamás escuchó mis pedidos de la necesidad de más personal, al cual maneja en forma totalmente arbitraria y para su conveniencia”.

«Intentó imponer su voluntad a los gritos»

En la denuncia, la fiscal también mencionó que “lo que ya era impertinente y fuera de sus deberes llegó a un límite el día que entró a una oficina donde estaba con Alejandro Soulages (empleado) y empezó a gritarme violentamente, al límite que Soulages intervino exigiéndole que se calme y se controle», agregando que «esta forma de intentar imponerse a los gritos se reiteró”.
En el mismo tenor, el pasado 1 de julio «intentó imponer nuevamente su voluntad a los gritos y con maltrato pero con un nivel de virulencia extremo, dentro del ámbito laboral, en oficinas públicas y en horario de atención al público; no mantuvo los parámetros mínimos de respeto que puede exigirse más aún a un funcionario público y más aún cuando se está dirigiendo a una mujer, siendo esta la razón por la que se permite utilizar estos excesos violentos contra mí”, apuntó la funcionaria.

«El destrato sigue ocurriendo»

También, Gómez planteó que Rivarola «buscó avasallarme con ese tipo de violencia aprovechando que soy mujer, dado que jamás lo vi maltratar de esa forma a un hombre” y que, tras denunciar el maltrato ante el Procurador General, Jorge Miquelarena, los gritos cesaron pero “el destrato sigue ocurriendo a diario, buscando en forma silenciosa dañar mi trabajo y que el resto del personal desconozca mi autoridad y mi cargo”.

«No es justo ni correcto»

Para Gómez, su jefe demuestra “animosidad, desprecio y destrato dado que como lo ha manifestado en voz alta, hará todo lo posible para dañar mi carrera”, a la vez que remarcó que «existe un odio y desprecio personal y alejado de cualquier fundamento Iaboral hacia mí; no resulta justo ni correcto que por un desprecio personal de Rivarola se empañe mi carrera”.