En la localidad ucraniana de Bucha, las autoridades locales se encontraron con el horror cuando hallaron los cadáveres de 132 personas con signos de tortura, enterradas en fosas comunes. Fue luego de que un ataque de las tropas rusas a la estación de trenes de Kramatorsk arrojara el saldo de más de medio centenar de muertos.

Dicho bombardeo a civiles que aguardaban para escapar de la invasión fue condenado por la ONU, que calificó el hecho como “completamente inaceptable”.

Al mismo tiempo, el gobierno de Vladimir Putin revocó el registro de 15 organizaciones extranjeras defensoras y con abordaje en materia de derechos humanos, entre ellas Amnistía Internacional y Human Rights Watch.

Por otro lado, Rusia continúa recibiendo sanciones por parte de los Estados Unidos, la Unión Europea y otros países aliados, en el marco de la condena de la comunidad internacional al plan de Vladimir Putin para perpetrar la masacre en Ucrania.