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Para científicos del CONICET la presencialidad escolar aumenta la circulación viral

Un equipo interdisciplinario del CONICET y diversas universidades nacionales realizaron un informe sobre el impacto de la presencialidad escolar en los casos confirmados de COVID-19.
Participaron de la investigación científicos del Instituto de Cálculo e Instituto de Ciencias de la Computación de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA y del CONICET, y colaboradores de diversas instituciones universitarias y científicas del país.
Si bien el documento se basa en la situación en CABA, el conurbano e interior de la provincia de Buenos Aires, el mismo se puede reflejar a otras ciudades del país.
De acuerdo a los especialistas, la suspensión temporal de la educación presencial tuvo efecto sobre la circulación viral comunitaria, observándose una disminución más veloz y pronunciada de la cantidad de casos confirmados, aunque la disminución de la circulación viral en el conurbano tiende a desaparecer en el tiempo, dada la constante circulación de personas entre el Conurbano y CABA.
Entre las conclusiones, destacan que observaron una gran reducción de la cantidad de casos detectados en Conurbano en la franja etaria de 5 a 11 años que comienza el día 22 de abril, exactamente tres días después de la suspensión de la presencialidad.

Conclusiones

El informe, concluye expresando que en contextos de alta circulación viral, la evidencia muestra que la interrupción de la presencialidad escolar contribuye significativamente a disminuir contagios, y por ende internaciones y fallecimientos. Y que los datos de la Ciudad de Buenos Aires y el Conurbano de la Provincia de Buenos Aires sugieren que las medidas restrictivas tienen efecto, aun en un contexto de aplicación no sistemática de las mismas.
“Si bien es difícil aislar variables en contextos complejos, la interrupción de la presencialidad es una de las medidas con mayor impacto verificado según datos de otros países”, agregan los especialistas, añadiendo que “ante un panorama ya previsible de expansión de los contagios, internaciones y fallecimientos -por razones estacionales, nuevas variantes virales, y las dinámicas del hemisferio norte- el cierre temporario de los establecimientos educativos mostró ser una herramienta eficiente para la reducción de contagios en la Argentina y en los países analizados”.
Finalmente, admiten que “estas consideraciones por supuesto no desconocen que la educación presencial es mucho mejor, desde cualquier punto de vista, que la exclusivamente virtual, la cual presenta a su vez dificultades y a menudo reproduce y genera desigualdades, y por lo tanto no debe extenderse indefinidamente en el tiempo”.

Otras evidencias científicas

Por otra parte, el informe detalla otros trabajos realizados internacionalmente sobre el impacto epidemiológico de la suspensión de clases presenciales.
Un artículo publicado en The Lancet muestra evidencia de correlación temporal entre cierres y aperturas de escolaridad presencial con variaciones sustanciales del número reproductivo R en el sistema escolar del Reino Unido, en el período entre septiembre de 2020 a enero de 2021. Con los cierres, el R se reduce; con las aperturas, el R aumenta.
Un estudio realizado por investigadores austríacos que sistematiza más de 45 tipos diferentes de medidas preventivas destinadas a la reducción de la circulación del virus, concluye que el cierre de instituciones educativas es la segunda medida más efectiva para reducir la circulación viral (luego de la cancelación de reuniones sociales); que ninguna medida de mitigación (no farmacológica, como podría serlo la vacunación masiva) es suficiente por sí misma, ubicando al cierre de escuelas como una de las principales a ser combinada con otras acciones; y que la creciente evidencia provista por estudios recientes ha revertido la presunción inicial de que el cierre de escuelas no impacta sustancialmente en la transmisión comunitaria de casos.
Por otra parte, en un reporte del CDC, principal ente de control epidemiológico de Estados Unidos se reconoce la probabilidad de introducir COVID en las escuelas y generar transmisiones dentro de las mismas (tanto en alumnos/as como en el personal educativo) es mayor cuando los niveles de transmisión comunitaria son elevados. Por ello recomienda considerar esta relación a la hora de decidir sobre la habilitación o no de las clases presenciales.
También se detalla un estudio poblacional conducido entre marzo y mayo de 2020 en Estados Unidos, que concluye que existió una asociación entre el cierre de escuelas y un declive significativo en la incidencia y en la mortalidad del COVID-19. (ambos mostrando una baja relativa semanal en torno al 60%). Y que aquellos estados que reaccionaron de manera más temprana respecto del cierre de escuelas, lograron la mayor reducción relativa en ambos indicadores.
En Israel, antes del proceso masivo de vacunación, un estudio analizó las tasas de contagios en niños y adultos, así como las proporciones del carácter sintomático o asintomático del transcurso con la enfermedad. Los datos muestran que desde la fecha de apertura del sistema educativo se produjo un aumento significativo de la tasa de casos verificados tanto en la población en edad escolar como en los grupos poblacionales de mayor edad. Con el cierre del sistema educativo hubo una significativa reducción de la tasa de casos verificados, tanto en individuos en edad escolar como en la población general. La presencia de niños en instituciones educativas, especialmente en momentos de alta circulación viral, puede acelerar la diseminación de la enfermedad, tanto a grupos de edades diferentes como de regiones geográficas diferentes. El análisis concluye que los niños se infectan, pueden contagiar e incluso pueden ser super- contagiadores lo cual complica aún más la situación ya que a menudo no presentan síntomas.

Participantes del informe

Del informe participaron Rodrigo Castro del Instituto de Ciencias de la Computación, Facultad de Ciencias Exactas y Naturales, UBA y CONICET; Guillermo Durán, del Instituto de Cálculo, Facultad de Ciencias Exactas y Naturales, UBA y CONICET; Jorge Aliaga de la UNAHUR, CONICET; Leonardo Boechi, Roberto Etchenique, Diego Garbervetsky, Mario Pecheny y Ezequiel Pecker, de la UBA, CONICET; Daniel Feierstein, de la UNTREF, CONICET; Mario Lozano de la UNQ, CONICET; Rodrigo Maidana, de la UNLP; Sol Minoldo y Rodrigo Quiroga, de la UNC, CONICET; Santiago Olszevicki, de la UBA; Soledad Retamar, de la UTN; y como compilador, Axel Quimey Molina, de la UNLaM.

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