NUEVO TERRITORIO EPISODIO 1

El vigilante

Por Alejandro Lodes

Aunque la última guerra ha sido olvidada, el mundo sufre lo suficiente como para decir que lo hemos hecho mal otra vez. Muchos años han pasado desde que Alemania quedara devastada por la sed de minerales en manos de la globalización, quedando su territorio como un propicio lugar para el intercambio de partes humanas y tecnología.

Noche de lluvia torrencial y Hans Kinski solo puede sentir las gotas que caen en su tejado. No es aconsejable estar fuera en esta época del año ya que, el invierno del cruel “Nuevo Territorio”, puede desgastar la piel de casi cualquier humano con su radiactividad húmeda. La vegetación parece adaptarse pero sus colores se han tornado oscuros, dejando a estas tierras adornadas en tristeza.

Mientras lee sus artículos de avances tecnológicos sonríe. El mundo de afuera puede ser terrible pero la tecnología sigue avanzando sarcásticamente. Exoesqueletos capaces de hacer que un humano pueda levantar un auto, sin sudar una gota de transpiración, o elevarse por el aire, “como si fuéramos malditos canguros”- divaga su mente y luego continúa leyendo sobre armas capaces de elevar tu estatus social. “La gran mentira del nuevo milenio ya que todos iremos al vacío!” – niega con su cabeza.

Hans suelta su placa en el piso de madera mientras se recuesta sobre la cama. En su casa no requiere demostrar autoridad ya que solo está él y un televisor viejo que ya no enciende. Sus ojos se sienten pesados, pero encuentra confort en las pequeñas gotas ácidas que lo relajan, se frena su instinto asesino, y logra dormirse por completo.
¿Donde estas? no puedo verte, siento tu respiración, se que estas allí, resiste por favor!” – Hans despierta repentinamente gritando y se sienta en la cama. Al breve tiempo recuerda que fue solo un maldito sueño, aunque todavía siente el dolor ficticio en el estómago de una herida que no existe. “¿De quién era esa dulce y suave voz que trataba de advertirme?” – Se pregunta.

Un ruido muy fuerte suena mientras la mitad del techo cae a sus pies. Pedazos de madera astillada caen continuamente donde una pesada estructura, sólida y metálica, acaba de atravesar lo que él llama casa. Frente a sus ojos solo pudo ver un pie robótico, forjado por sudor y sangre de viejos soldados, el acero brillaba y le hacía recordar las bellas épocas previas a la guerra. “Malditas máquinas, este territorio no les pertenece!” – grita Hans mientras recoge su abrigo, la placa y comienza a disparar sin sentido porque ya es tarde… se ha marchado. “Esta nación ya está perdida…” – murmura apretando sus dientes y caminando por el hogar que ha sido destruido para siempre.

Ahora ya no puede abandonar su trabajo, retirarse y sentirse lejos de la agonía del día a día. Su placa deberá quedarse con él un buen tiempo y, siendo esto lo que lo llena de furia su espíritu, decide emprender un viaje para entender que había motivado a miles de robots moverse, sin importar lo que pereciera en su camino. “Seguir tus pasos no será difícil en este terreno!!!” – Dice en voz alta con un tono gracioso caminando tras unas gigantes pisadas, que se hunden al menos 10 cm en el suelo. Con un rifle colgado en su espalda se dirige por kilómetros hacia el este, siempre hacia el este. El pasar de los días no le preocupa, ya que está entrenado para estos “ejercicios”, pero la soledad hará que los recuerdos vuelvan…

EPISODIO 2 –>

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