CON EL HALLAZGO DEL TERCER CHICO ASESINADO SE COMPLETA LA NARCOTRAGEDIA ANUAL QUE DEMUESTRA QUE NADA HA CAMBIADO. HACE DOS AÑOS Y OCHO MESES QUE MADRYN ESPERA LA `SUPERINTENDENCIA ANTIDROGAS´ QUE PROMETIÓ BULLRICH Y QUE PROVINCIA NO LOGRÓ HACER CUMPLIR. LAS VARAS Y LOS DESVARÍOS DE LA POLÍTICA, Y LAS COMPLICIDADES IMPERDONABLES

Tres menos esperando a Patricia

Por Juana de Arco*

En una semana la droga arrasó tres vidas arrancadas de cuajo y con la violencia propia del desprecio por la juventud y el futuro. Eran chicos de nuestro pueblo que le entraron a la idea que se puede hacer guita fácil. `¿Por qué no?´, habrán pensado en algún extravío de esos que suenan a algaradas de críos en la previa. Si basta mirar un poco alrededor para ver la desfachatada ostentación de algunos grandes que la hicieron también por el mismo costado…
En una cuadra de un populoso barrio de “la más linda” que por supuesto limita con el ocaso, nunca con la salida del sol, dos flacos que se retuercen de angustia por los sucesos (porque presuntamente conocían bastante bien a las víctimas), especulan que un gramo blanco andaría entre los 1.200 y 1.500 pesos. Estirada por supuesto al mango, el rinde es todo un batacazo. “A 5 o 10 lucas podés triplicarlos en una semana”, delira en voz baja uno de ellos como para justificar la tentación de la que habrían sido víctimas los tres veinteañeros que se disponían a comerse el mundo. Desde una radio de automóvil, el parte oficial los describió lapidariamente sin embargo como “tres muertos vinculados por el narcomenudeo de drogas” (…), “extremadamente nuevos en el negocio (sic)”. Mientras, en la vereda de los lamentos, se ampliaba un poco esa apreciación: “parece que se quedaron con 15 kilos y los escondieron en El Doradillo”. Y la versión cierra un poco más, porque la regla dicta que ningún experimentado arrasa tres vidas por apenas 200 mil pesos, pero sí por más de dos millones. El cercenamiento de manos fue desde el principio un claro mensaje sobre el `no tocar lo ajeno´. Hay cuatro detenidos, todos vinculados a los chicos muertos, pero también se habla insistentemente de una superestructura que habría venido a cobrárselas, desde una provincia del Noroeste. Todo porque, como siempre se sabe más en la calle y en las redes sociales, que oficialmente. Todo porque esta metodología de omisión sirve para amortiguar la tragedia social y el fracaso político.

`Hay cuerpos y hay detenidos´ fue el primer suspiro político con el que se acotó la opinión pública. Mientras el calor se devoraba la mañana y evaporaba lágrimas comunitarias que trataban de razonar de a puñados, cómo se repone un padre de una pérdida semejante, cómo sigue su vida una novia, un amigo, un hermano tras una pérdida tan impactantemente agresiva, la tierra terminaba de empujar al último cuerpo hacia la superficie de la nada en la zona de Playa Paraná.
El procedimiento contó con la presencia del ministro de Gobierno de Chubut, Federico Massoni y del Intendente Ricardo Sastre. De ese cuadro infernal de arena ensangrentada nacieron dos decisiones políticas como alumbramiento simultáneo. La primera fue que oficialmente Madryn solicitó “más presencia policial”. La segunda, que Provincia decidió despegar a la policía de los procedimientos de drogas porque las incautaciones no superaría el perejil y los cebollines y dispondrá de una “Agencia Antidrogas” que no se sabe exactamente quien la integrarán si no son fuerzas de seguridad. La decisión partió de la conclusión del ministro que de la cocaína que efectivamente se consume, ni rastros oficiales. Este tema fue anticipado hace dos días por el propio funcionario que se veía venir un escándalo en la puerta de la campaña política, precisamente en un entrevero gravísimo que toca a la fórmula oficial: Arcioni-Sastre, por las responsabilidades sobre el sistema de seguridad pública y por la ciudad en la que se les está `escapando la tortuga´. En declaraciones a un medio del Valle, el ministro afirmó el domingo pasado: “tenemos el record de secuestro de marihuana pero no hay cocaína. Por eso removí la plana de la brigada de drogas de Madryn porque no veía resultados. Al no ver resultados algo estábamos haciendo mal porque drogas hay en todos lados (sic)”. La pregunta es ¿debieron morir tres chicos para que se llegue a esta conclusión, en una Provincia donde hay varios crímenes `famosos´ con vinculación narco? ¿Cuándo se habla de prevención, de que se estará hablando?

Y un día antes llegó Burzaco

Preocupados por `desapariciones´ que ya se sabía cómo podrían aparecer, este lunes, el Secretario de Seguridad de la Nación, Eugenio Burzaco bajó en Esquel, y abordó el tema con Massoni, acordando supuesta “acciones en conjunto” con el narcotráfico (que nunca por supuesto se amplía de qué se tratarán), y de paso la RAM, que siempre es buen tema para tapar `desapariciones forzadas´ según en el manual de in-seguridad que rige desde hace rato.
Burzaco se atrincheró en el Escuadrón 36 de Gendarmería Nacional en Esquel, y evitó mantener contacto con la prensa que lo aguardaba para no tener que explicar demasiado. El funcionario nacional, segundo de la ministra Patricia Bullrich, se encontraba acompañado por el ministro de Seguridad de la provincia de Buenos Aires, Cristian Ritondo, otro que no gana para sustos en territorio propio. De esa reunión catártica también participaron altos jefes de Gendarmería y el juez federal Guido Otranto, entre otros. Vaya a saber el sentido de la oportunidad de tal `bajada´, tal vez ya se sabía que el tema escalaría bastante más y que las apariciones serían indefectiblemente sin vida.

La payasada de la `Superintendencia´

Lamentablemente les guste o no a los candidatos, la responsabilidad del Estado en la pérdida de vidas humanas por este delito es indelegable. Y deberán saber que la indignación se convierte también en voto castigo a su debido tiempo. La mentira más grande -sapo de gran tamaño- que Chubut y particularmente Puerto Madryn debió tragarse fue aquella emblemática “1° Cumbre contra el Narcotráfico” impulsada por el ahora extinto exgobernador Mario Das Neves, donde se le sacó la estiba portuaria a un presunto cartel y se la devolvió al mismo, pero aggiornadamente participado. En aquella payasada que se llevó a cabo en el Hotel Rayentray el 27 de abril de 2016, la Nación comprometió que Chubut tendría nada menos que una Superintendencia contra las drogas “para acompañar este plan que ha lanzado el gobernador del Chubut”, dijo la ministra Patricia Bullrich, al tiempo que especificaba que eso implicaría “tener más fuerzas federales a disposición, tanto con la Policía Federal como otras que anunciaremos a su debido momento”. (Ver https://goo.gl/rWRQpo) Momento que aún estamos esperando con preocupación, considerando que al gobierno de Mauricio Macri le queda oficialmente
un año de gestión, sin abrir especulaciones electorales releccionistas por supuesto.
Aquella mañana otoñal, Bullrich, que llegó acompañada a Puerto Madryn con el equipo de seguridad de la Nación y las cuatro máximas autoridades de las fuerzas federales, además de ministros de la Corte, se erigió como la paladín de una seguridad inexistente. Y en esa ocasión hubo papeles de por medio que nos permiten reclamar con autoridad, ya que se firmó un documento que efectivamente podemos afirmar que no se cumplió en lo más mínimo.

La vara y los desvaríos

En tren de piropos Patricia había destacado que “nos pone la vara muy alta y el gobernador Das Neves nos tiene acostumbrados a varas altas para compromisos profundos con aquellas políticas públicas que queremos llevar adelante”, dijo la funcionaria. Buena parte de los presentes sabíamos que las varas altas siempre traen ganancias altas para quien primerea el vallado, pero por las dudas en ese besamanos, muchos vecinos pusimos una ficha o por lo menos no la sacamos.
“La Policía Federal Argentina con casi 23 mil miembros va a estar al servicio del país, va a volver a ser una policía federal, preparada en investigaciones y trabajando contra el delito complejo, trata, narcotráfico, lavado y todos los delitos conexos que nos trae esta nueva criminalidad”, prometió Patricia agregando su apuesta a la “tolerancia cero” en relación a que “el primer elemento del narcotráfico es el enriquecimiento, la plata, los bienes”, por eso remarcó que “estamos discutiendo en el Congreso en estos días una ley de extinción de dominio de todos los bienes del narcotráfico. Queremos sacarles los bienes, los yates, las casas y todo aquel que vive del dinero ilegal del narcotráfico”. Yo escuché deleitada toda esa música para mis oídos mientras me acomodaba en una butaca habitada a metros por quien debía ser la primera víctima de Patricia, si todo aquello iba a ser cierto.
Pero no lo fue. Ninguna de esas vallas pudo saltar en territorio Chubutano aun la ministra con aspiraciones a vice. Evidentemente las metas fueron superadoramente altas, y el entrenamiento extremadamente escaso, porque a dos años y ocho meses de aquella pantomima política-económica ni tenemos Superintendencia contra las Drogas, ni hemos visto algunos de los 23 mil federales extra por el Golfo Nuevo, ni se le expropió nada a nadie, y mucho menos cambió algo. Eso sí, tenemos tres chicos menos, asesinados por narcomenudeo, un escáner `itinerante´ en el puerto para controlar cuando nada pasa, y un nivel de consumo de sustancias casi triplicado a dos años y ocho meses de aquella histórica payasada política. Suena duro, pero sincero, porque como decía Georg Lichtemberg “Cuando los que mandan pierden la vergüenza, los que obedecen pierden el respeto”.

*Soy Juana de Arco, …y ceniza de tantos

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