¿Cómo afectará la falta de nieve en el invierno al suministro de agua en verano?

El Parque Nacional Los Alerces atraviesa un invierno atípico; la falta de nieve, inusual para esta época del año en la región cordillerana, encendió señales de alerta entre los responsables del área protegida.
Actualmente, los caminos internos como la Ruta Provincial 71 y el acceso a Puerto Limonao permanecen despejados, permitiendo la llegada de turistas y el normal mantenimiento. Sin embargo, el bajo nivel de precipitaciones nivales anticipa un verano con condiciones extremas de sequía.
Ese escenario pone en riesgo la integridad del ecosistema, ya que aumenta la probabilidad de incendios forestales. En respuesta, las autoridades del parque comenzaron a actualizar su plan de manejo del fuego y reforzaron las capacitaciones sobre factores de propagación y comportamiento del fuego en entornos naturales.

Vigilancia y recursos limitados ante un verano crítico

El personal técnico del parque participa en talleres especializados sobre la severidad de los incendios y estudia variables como acumulación de material combustible, humedad del suelo y velocidad del viento. La anticipación es clave para reducir los riesgos, aunque persisten limitaciones estructurales.
A pesar de recientes incorporaciones en el cuerpo de guardaparques, el déficit de personal sigue afectando la operatividad, sobre todo en el área administrativa. La gestión de trámites y procesos burocráticos se ralentiza, justo cuando la temporada alta comienza a demandar mayor actividad.
En ese marco, el parque apuesta a sumar brigadistas y personal operativo, como ya ocurrió en años anteriores. La estrategia contempla mayor presencia preventiva en zonas de riesgo, monitoreo satelital y patrullas activas para detectar focos ígneos a tiempo.

Un santuario natural bajo presión ambiental

El Parque Nacional Los Alerces es una de las reservas naturales más valiosas de la Patagonia. Declarado Patrimonio Mundial por la UNESCO, protege extensos bosques nativos y especies emblemáticas como el alerce, uno de los árboles más longevos del planeta.
Su geografía abarca lagos cristalinos, ríos prístinos, glaciares y montañas que forman parte del ecosistema andino patagónico. Entre sus ambientes más destacados se encuentran el Lago Futalaufquen, el Río Arrayanes y el Glaciar Torrecillas, sitios que albergan una biodiversidad única.
La flora está dominada por especies como el ciprés de la cordillera, el coihue y el arrayán. En cuanto a fauna, habitan el huemul, el pudú, el puma y más de 120 especies de aves. El parque también cumple funciones claves como regulador hídrico, reservorio genético y sumidero de carbono.

Custodiar la biodiversidad ante el cambio climático

Los efectos del cambio climático ya se hacen evidentes en esta región. La disminución de las nevadas altera los ciclos hidrológicos y debilita los ecosistemas frente a perturbaciones como incendios o especies invasoras. La falta de cobertura nívea también reduce el suministro de agua en verano.
Por ello, la conservación de Los Alerces exige una planificación integral, que contemple no solo los riesgos inmediatos como el fuego, sino también acciones de largo plazo. Es necesario fortalecer la infraestructura, incorporar tecnología y garantizar recursos humanos capacitados para enfrentar nuevos escenarios ambientales.
Mientras tanto, el parque sigue siendo un destino elegido por turistas y un refugio vital para la naturaleza patagónica. Pero su equilibrio ecológico dependerá cada vez más de decisiones políticas, inversión pública y conciencia ambiental.

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