Las altas temperaturas pueden acelerar el envejecimiento


Durante los últimos años, ha crecido la evidencia de los efectos que está teniendo el aumento de las temperaturas en la salud humana. Algunos estudios han encontrado que el calor extremo ha estado vinculado, por ejemplo, con el incremento de la muerte de personas jóvenes, o la disminución de la presión arterial en personas mayores.
Un nuevo estudio publicado en la revista Science Advances alerta sobre otra posible consecuencia del calor extremo: un aceleramiento del envejecimiento celular. La investigación, realizada por investigadoras de la Universidad del Sur de California (EE. UU.), encontró pruebas de que ciertos procesos genéticos se ven afectados tras varias semanas o meses de temperaturas elevadas.
“Este estudio aporta varias contribuciones al creciente corpus de investigación sobre las implicaciones para la salud del calor ambiental exterior. Nuestros hallazgos revelan asociaciones significativas entre un mayor número de días de calor y un envejecimiento epigenético acelerado, en particular durante periodos más prolongados”, indican las autoras del estudio.

El estudio de campo

Para llegar a estas conclusiones, las científicas estudiaron las muestras de sangre de más de 3.600 personas mayores de 56 años en Estados Unidos a lo largo de varios meses. Los cambios detectados en estas muestras fueron comparados con datos de la temperatura y humedad en las zonas donde vivían los participantes del estudio.
Una de las cosas que les interesaba investigar a las científicas es cómo el calor afecta la metilación del ADN, es decir, el proceso en el cual se forman ciertas marcas genéticas que funciona como interruptores de los genes.
“La metilación del ADN es un proceso que regula la expresión genética, es decir, activa o desactiva los genes sin cambiar el código genético en sí”, explicó, a El País, Eunyoung Choi, autora del estudio. “Se ha demostrado previamente que factores estresantes ambientales, como el calor, la contaminación del aire y el estrés psicológico, influyen en los patrones de metilación del ADN”.
En particular, el calor extremo parece producir cambios en este proceso genético, lo que aceleraría, a su vez, el envejecimiento biológico. Los autores aclaran que aún falta investigar más para entender por qué el calor está afectando estos mecanismos genéticos.
“Los resultados muestran asociaciones significativas entre el calor y el envejecimiento epigenético acelerado que difieren según los relojes epigenéticos”, indican las autoras del estudio.
Este proceso estaría impactando en un mayor grado a personas en el sur de Estados Unidos, donde se presentaron, durante el periodo estudiado, más días de calor extremo.
Lo cierto es que el envejecimiento celular no viene solo. De acuerdo con las investigadoras, este puede aumentar el riesgo de enfermedades crónicas, cardiovasculares, diabetes e incluso de mortalidad.

¿Cuáles son los efectos?

Un informe que publica cada año The Lancet Countdown on health and climate change, en el que participaron más de 100 expertos y 52 organizaciones, se dio a la tarea de analizar las amenazas del cambio climático a la salud humana, relacionadas con el aumento de temperaturas, contaminación del aire y enfermedades infecciosas.
En el caso puntual del aumento de la temperatura, el informe señaló que provocó un incremento de un 80 % en el número de personas mayores de 65 años que murieron entre las décadas de 19991-2000 y 2013-2022. De acuerdo con sus estimaciones, para 2050 la cantidad de personas que morirán a causa del calor aumentará cinco veces más en un escenario de que suba la temperatura a 2° Celsius.
Entre los efectos que puede provocar este aumento en la temperatura, dice el informe, está que, cuando el cuerpo se calienta, los vasos sanguíneos se abren. Ese proceso conduce a una presión arterial más baja y el corazón tiene que trabajar más para empujar la sangre por todo el cuerpo. Una consecuencia de esto es que los pies o tobillos se hinchen o se puede presentar sarpullido con picazón.
Otra de las consecuencias en la salud de la presión arterial baja es la del agotamiento, mareo, náuseas, convulsiones, desmayo, calambres musculares, dolores de cabeza o sudoración intensa. Como lo retoma la BBC en uno de sus artículos, la sudoración intensa podría provocar que se “pierdan líquidos y sal que son fundamentales para el cuerpo”.
Si la persona llega a presentar una presión demasiado baja, puede sufrir un ataque cardíaco. Esto se debe a que el cuerpo humano pretende mantener una temperatura promedio de 37 °C. De acuerdo con los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades en Estados Unidos (CDC), las altas temperaturas también provocan que sea más difícil concentrarse y hacer tareas difíciles.

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