Rastros de impericia y actos de crueldad
Por Karina Cecuk
Se profundiza el efecto dominó del escándalo de las 5.000 toneladas de alimentos almacenados en depósitos oficiales. El fin de semana se conoció que otro funcionario clave y muy cercano a la ministra de Capital Humano, Sandra Pettovello, presentó su renuncia a la cartera. Ya son 20 las bajas y escala el conflicto interno en el Gobierno.
El pasado miércoles, el fiscal federal Ramiro González abrió una causa penal para investigar a Pablo de la Torre, exsecretario de Niñez, Adolescencia y Familia, por presuntas irregularidades en contrataciones de personal y uso de dólares para pagar sueldos. En una clara estrategia por despegarse del escándalo; fue la Ministra de Capital Humano quien denunció al funcionario. Sin embargo, Sandra Pettovello también fue denunciada, por haber firmado transferencias por más de $6.700 millones a la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI).
Inicialmente la decisión de retener los alimentos, supone una maniobra política que intentó ser justificada con la denuncia que hizo Pettovello acerca de las presuntas irregularidades en el registro de organizaciones que reciben alimentos. Sin embargo, las cosas resultaron muy diferentes a como se imaginaron las huestes de Milei, y como reza el dicho popular, ‘les salió el tiro por la culata’.
Así las cosas, lo que parecería mera impericia resultó luego en un acto de profunda crueldad. Porque no solo los alimentos estaban disponibles para ser distribuidos entre los más vulnerables, sino que los mismos que acusaban falta de transparencia en el procedimiento quedaron expuestos por graves hechos de corrupción que ahora están bajo investigación.
Conocidos los hechos sobre la retención de más de 5.000 toneladas de alimentos, el juez Casanello ordenó al Ministerio presentar en un lapso de 72 horas, un plan de distribución inmediata de los alimentos para que comedores y merenderos comunitarios pudieran continuar funcionando.
Incluso en esta instancia, los funcionarios del Gobierno de Milei se resistían a cumplir con la manda judicial.
Todos sabemos lo que sucedió después, la salida de Pablo de la Torre del Ministerio, la denuncia en su contra y la posterior investigación que tiene a Pettovello en la mira de la justicia.
Desde que se conoció el caso, Milei no dudó en respaldar públicamente a su amiga y funcionaria, a quien consideró “la mejor ministra de la historia”.
Mientras la Ministra y su equipo legal afirman que ella desconocía cualquier acto irregular, la denuncia que la tiene como protagonista revela que firmó transferencias por más de $6.700 millones a la Organización de Estados Iberoamericanos para la compra de alimentos cuando sólo estaba autorizada a hacerlo hasta $2.700 millones.
En las últimas horas se supo que habría otra situación irregular a las puertas de Capital Humano, se trata de un convenio por $14 mil millones para la compra de alimentos que todavía no se ejecutó y del que nadie parece tener información.
Según trascendió, en este caso se realizó el pago por alimentos y se abonaron comisiones millonarias por una compra que nunca llegó al Ministerio de Capital Humano.
He aquí cuando los rastros de la impericia, dejan al descubierto los inexcusables actos de crueldad. Pettovello y su pandilla retuvieron 5.000 toneladas de alimentos, mientras afirmaban que no había recursos para la compra. Desde más de dos semanas asistimos a un triste espectáculo en el que se exhibe la peor versión del Estado, o la mejor si lo vemos a través de los ojos de Milei. Un Estado ausente que le negó alimento a sus ciudadanos en un contexto donde 7 de cada 10 niños en Argentina son pobres.