El pasado miércoles, una vez revelados los nominados en una nueva semana de convivencia en la casa de Gran Hermano, Alan advirtió a los residentes que evitasen discutir su responsabilidad como líder semanal, recordando experiencias previas de Martín, quien perdió privilegios al revelar anticipadamente en dos ocasiones a quién salvaría.

Así las cosas, Alan, cauteloso, llegó a la gala del jueves con la tarea de salvar a un compañero y de añadir a otro jugador a la placa para configurar el escenario final de cara la gala del domingo. La elección de salvar a Lisandro fue predecible, y este último, en contraste con su previa solicitud de estar en la placa por sentirse fuerte, expresó agradecimiento, además de compartir ideas con Alan en el SUM de la casa.

En ese momento a solas ambos, se pusieron de acuerdo rápidamente: “Nico no creo que reciba votos en contra, además por haber sido sancionado por una boludez. Isabel es quizás quien más complicada la tiene. Entonces tenés dos opciones, una es mandar a alguien que no creés que va a polarizar votos, alguien que vos decís que no lo va a votar nadie”, analizó Licha. “Pensé lo mismo que vos, en alguien que no fuera a recibir votos porque la persona que va siempre a placa -refiriéndose a Furia- no nos conviene a nosotros. Yo pienso que hay que mandar a una persona más tranqui, más o menos como Nico, que no la vaya a votar la gente. No quería mandar a esa persona que va siempre a placa porque estoy pensando que no se va a ir”, coincidió Alan.

Así, entre ambos, destacaron que estratégicamente enviar a Juliana (Furia) al teléfono no beneficiaría a “El Imperio” esta vez. Según sus percepciones, era más sabio incluir en la placa a alguien con menos votos concentrados. Nicolás ya estaba en la placa debido a una sanción, Carla era la más votada, seguida por Isabel y Florencia. Alan fue descartando uno a uno hasta que tuvo que optar entre Furia y Rosina.

Al final del programa, Alan reveló su decisión a Santiago del Moro y eligió a la uruguaya, la misma a la que había nominado en el confesionario. Aunque afirmó que su voto carecía de motivos específicos, en redes sociales muchos lo vincularon al coqueteo fallido de semanas anteriores. Rosina admitió que “sentía” que sería la elegida, y no se equivocó.

Cabe recordar que en la gala de nominaciones de este miércoles, los 19 concursantes fueron convocados por Gran Hermano en el salón principal, donde se les recordó enfáticamente la prohibición de quitarse los micrófonos. Además, se les reiteró la regla que impide susurrar en secreto a otro participante, con el objetivo de que sus conversaciones no sean escuchadas ni por Big ni por sus compañeros. En este contexto, la producción del programa señaló específicamente a Nicolás como el infractor de ambas reglas.

“Quiero decirles que observé una gran y grave transgresión al reglamento. Como todos saben, hay tres instancias en la que tienen autorizado sacarse los micrófonos: a la hora del descanso, cuando se están duchando y en el interior de la pileta. En cualquier otra circunstancia el uso del micrófono es obligatorio. Así mismo, también está prohibido susurrar al oído de otra persona con el fin de que aquello que se pronuncie no pueda ser escuchado por otro compañero o por mí. Estas son normas estrictas del reglamento que recientemente un integrante de la casa ha incumplido. Me refiero a Nicolás”, destacó la voz, mientras todos en el sillón escuchaban atentos.

La voz de Gran Hermano, con autoridad, le comunicó que, a partir de ese momento, estaba oficialmente nominado para la eliminación. Las cámaras captaron la reacción del participante, quien, impasible, asintió con la cabeza al escuchar la noticia.

Además de la nominación, se le informó a Nicolás que perdería el derecho a votar en la gala de esa noche y que tampoco sería elegible para ser salvado por el líder del grupo. Esta decisión lo colocó en una posición vulnerable, ya que su permanencia en el programa dependerá de la decisión del público, que se revelará el próximo domingo.