El agujero interior

Por Karina Cecuk

Este año se conmemorarán 40 años de la restitución de la Democracia en Argentina, y la sola mención del tema ya trajo aparejado un debate. Ante el anuncio del Gobierno acerca de que las escuelas de todo el país promoverían contenido pedagógico para conmemorar durante el ciclo lectivo 2023 los 40 años de democracia en la Argentina, la oposición no tardó en denunciar maniobras de adoctrinamiento. Sin embargo, es una buena oportunidad para preguntarse cómo percibimos el proceso democrático.

En coincidencia con la restitución de la democracia en 1983, el grupo Virus lanza Hay que salir del agujero interior, una canción que apunta a la conciencia colectiva. Analizado desde una perspectiva filosófica, Gustavo Demartin propone una reflexión al poner en foco que “salir del agujero interior”, significaba “reconocerse cautivo, emocionalmente reprimido, sexualmente condenado y políticamente violentado”.

Cuarenta años después se nos presenta la oportunidad de reflexionar acerca de cómo hemos evolucionado en torno a aquel escenario, social e incluso emocional.

Hoy podemos hablar de conquista de derechos, podemos decir sin temor a equivocarnos que logramos una participación ciudadana plena, habida cuenta del sinnúmero de organizaciones y movimientos sociales que coexisten en nuestro país. Sin embargo, la consolidación de la democracia demanda un esfuerzo mayor de ciudadanos y dirigentes para lograr un desarrollo sostenible.

Juan Negri, director de la Carrera de Ciencia Política, Universidad Torcuato Di Tella, escribió recientemente que “La democracia argentina ha tenido un desempeño económico muy malo, lo que ha llevado al deterioro de varios indicadores sociales, a la experiencia diaria de vivir de crisis en crisis y a un empobrecimiento generalizado que hoy se ve en el éxodo de varios compatriotas, que no ven un futuro”.

La desigualdad nos interpela sin cesar y debe ser para todos objeto de una atención particular.

Este miércoles escucharemos una vez al presidente de la Nación ofrecer su discurso de apertura de sesiones ordinarias ante la Asamblea Legislativa. La sola existencia del parlamento debería emocionarnos, después de todo se trata de la representación del pueblo.

Se espera que haga una defensa de su gestión y reafirme sus intenciones de buscar la reelección. No se descarta que insista con sus cuestionamientos al macrismo, algo que no ha dejado de hacer desde que asumió la Presidencia.

Debemos esperar que Alberto Fernández critique a la Justicia, pero no se sabe si hablará de la proscripción de Cristina Fernández de Kirchner.

Fernández quiere que sus palabras pongan en valor su gestión pese a las fuertes críticas de la oposición y el kirchnerismo duro respecto al rumbo de la economía.

Ciertamente, el discurso presidencial no genera la expectativa que otrora se le confería a la palabra de quien gobierna.

Este año electoral en que celebraremos 40 desde la restitución de la democracia, se presenta como una nueva oportunidad para salir del agujero interior y tomar el protagonismo del poder político.

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