HISTORIAS CURIOSAS PARA CONTAR EN DÍAS DE LLUVIA

Lo que el cine nos dejó

Y llegó finalmente la primavera. Sería un buen momento para escribir un compendio explicativo de las variaciones planetarias y sus órbitas que nos regalan las diferentes estaciones, o en su defecto un pequeño instructivo sobre la polinización de las margaritas silvestres y su influencia en el incremento en las ventas masivas de pañuelitos de papel. Pero como de alguna forma extraña sigo apreciando a mis lectores, vamos a saltearnos todo eso y les voy a hablar de otra cosa. Últimamente, por esas cosas de la vida, estuve viendo más televisión de la recomendada clínicamente y he llegado a algunas conclusiones de lo más sorprendentes. Sorprendentes no por las conclusiones en sí, sino porque efectivamente las haya alcanzado.
No sé si alguien recuerda aquella añosa película “Desde el jardín”, donde el personaje de Peter Sellers se había educado exclusivamente a través de la pantalla boba y actuaba como tal. El caso es que si efectivamente uno tomara por ciertas las características del mundo que nos presentan las películas se llevaría más de una sorpresa.
Empecemos por ejemplo con las explosiones, nunca hay que desesperar cuando tengamos que huir de algo que está por estallar, siempre explotará diez segundos después de que estemos a salvo. Y si se trata de armas, no importa que nunca hayamos visto una de cerca, el día que necesitemos disparar, nuestra puntería será perfecta, debe ser algo genético, imagino.
Y si algún día el destino nos lleva a tener que investigar algún delito, sabemos que lo primero que debemos visitar es al menos un club de striptease, además de saber que si en medio de la investigación debemos pilotear un avión en un aterrizaje de emergencia, siempre será simple si tenemos a alguien que nos dirija desde la torre de control.
Siguiendo en el orden de las películas de acción nuestro bagaje de información contiene datos sumamente importantes, como el hecho comprobado que el sistema de ventilación de un edificio es el refugio ideal, a nadie se le ocurrirá buscarnos ahí, además de ser un pasadizo perfecto para cualquier parte del edificio, incluidos terrazas y balcones.
Nunca debemos enviar una foto nuestra a alguien si estamos en una guerra, esa es la única forma de no sobrevivir a la próxima batalla. Y si el enemigo es alemán, sabemos que no hace falta saber hablar el idioma de Goethe, poner un acento convincente nos permitirá hacernos pasar por un soldado germánico.
Otro dato que no debemos olvidar si visitamos Europa, es que no hace falta matarse buscando un alojamiento particular en París, ya que desde cualquier ventana podremos ver la torre Eiffel (y si giramos, el arco de Triunfo)
Lo que sí deberemos saber es que si nos dan tremenda paliza no debemos emitir la menor queja, pero cuando nos curen suavemente las heridas habrá que gemir convenientemente. De igual forma no nos deberá importar si nos superan en número en una lucha de artes marciales, debemos tener en cuenta que siempre los contrincantes nos irán atacando de uno en uno, mientras el resto bailará a nuestro alrededor, eso sí, de forma muy amenazante.
De todas formas no hace falta irse tan lejos para aprovechar las enseñanzas que nos brinda el cine. Cuando esta noche se nos antoje un sandwich de sardinas y dulce de leche, no prendamos la luz de la cocina, vayamos a tientas e iluminémonos sólo con la lamparita de la heladera, como indica el buen protocolo cinematográfico. Pero eso sí, si estamos en una casa encantada (¿quién no ha estado en alguna al menos una vez?) es totalmente imprescindible que sean las chicas las que vayan a investigar los ruidos extraños, de rigurosa ropa interior o al menos camisones semi transparentes.
Con respecto a las computadoras hay un abanico de fundamentos que no podemos dejar de lado, a saber: a) Cualquier computadora, por más pedorra que sea, tiene la capacidad de desmantelar cualquier sistema de comunicaciones de cualquier civilización alienígena que pretenda invadirnos. b) Nunca se usará la barra espaciadora, por más largo que sea el texto a tipear. c) Todo sistema de alta tecnología, como los de la CIA o la NASA, siempre tendrá interfaces de usuario sencillas y fáciles de entender, hasta para un simio con mal de Parkinson. d) Las contraseñas, por más que hayan sido programadas por genios criminales, podrán ser adivinadas en menos de cinco minutos, a menos que sean el nombre del gato del guarda de seguridad. e) Para infectar una computadora con un virus devastador, solamente es necesario teclear “Cargar virus”.
Eso sí, nuestras sábanas deberán ser en forma de L, para que cubran hasta las axilas a las mujeres y hasta la cintura a los hombres, los lápices labiales deberán ser a prueba de agua, casi todos los perros son inmortales, o por lo menos genios en potencia, si vamos al super, de la bolsa siempre deberá asomar una tira de pan y nuestros fósforos deberán poder iluminar el gimnasio municipal.
Ahora sí, amado lector, puede dejar el diario y salir a caminar tarareando esa canción de moda, tenga por seguro que todo aquel que se cruce en la calle la conocerá y no sólo lo acompañará con una sonrisa, sino que se unirá a usted en una coreografía perfecta. Y sí, la vida es bella.

Por Javier Arias
[email protected]

ÚLTIMAS NOTICIAS