CAMUZZI ALERTA A LOS USUARIOS CÓMO CALEFACCIONAR LOS AMBIENTES DE FORMA SEGURA

Cinco claves para cuidarse del monóxido de carbono


Ante el inicio de la época de bajas temperaturas, Camuzzi alerta a los usuarios sobre cómo calefaccionar los ambientes en forma segura y sin riesgo de generar este gas tóxico.
El monóxido de carbono (CO) es un gas altamente tóxico que se produce por una mala combustión. Los combustibles fósiles como la madera, el carbón, el gasoil o el gas natural necesitan oxígeno para quemarse. Cuando la cantidad de oxígeno es insuficiente, se produce una combustión incompleta del combustible y se forma monóxido de carbono.
Es un gas sumamente peligroso porque es difícil de detectar: es inodoro, incoloro, insípido y no irrita. Es el causante de un importante número de muertes todos los años en el país.

Cómo prevenir

Para prevenir este tipo de intoxicaciones es necesario mantener una ventilación permanente de los ambientes, y verificar que no estén obstruidas las rejillas de ventilación. Dejar siempre una rendija abierta para que circule y se renueve el aire. Además, asegurar que los conductos de evacuación de gases y chimeneas no estén obstruidos ni desconectados.
El color de la llama siempre debe ser azul con los extremos transparentes. Una llama amarilla o anaranjada indica mal funcionamiento de los artefactos y es la señal de alarma más notoria que tenemos para detectar un problema en forma temprana.
No utilizar el horno o las hornallas para calefaccionar ya que consumen mucho oxígeno del ambiente y no fueron diseñadas para ese fin. Además, es importante mantener las hornallas de la cocina limpias de líquidos y alimentos porque eso obstruye los quemadores y genera una mala combustión.
Además, está prohibido el uso de cualquier artefacto que no sea de tiro balanceado en dormitorios y baños (calefones y calefactores de tiro natural, estufas de tipo infrarrojo, etc). En aquellos ambientes en donde funcionan artefactos de cámara abierta, son obligatorias las rejillas de ventilación permanentes.

Síntomas

Frente a una intoxicación, los síntomas que se producen son similares a los de una gripe o malestar estomacal, lo que hace muy difícil su identificación. Una intoxicación leve se manifiesta con debilidad, cansancio y tendencia al sueño; dolor de cabeza, náuseas y vómitos; dolor de pecho y aceleración del pulso en la primera fase. Una intoxicación grave, producida en función del tiempo de exposición a este gas y de la concentración en el ambiente, puede producir temperatura corporal baja; inconsciencia, respiración irregular, convulsiones, pulso lento y/o irregular, tensión arterial baja, y hasta paro respiratorio.

Cómo actuar

Ante una emergencia, en primer lugar, hay que dar aviso inmediato al sistema de emergencias de la zona. Retirar a la persona intoxicada del ambiente contaminado, trasladándola a un área libre de gases tóxicos, preferentemente al aire libre. Mantener a la persona abrigada y recostada. Si la persona está inconsciente, tomarle el pulso y cerciorarse de que respire. En caso de que haya tenido un paro respiratorio, se deberá practicar reanimación cardio-pulmonar. Asegurarse que la ambulancia se encuentre en camino.

ÚLTIMAS NOTICIAS