Crearon el primer sitio para la conservación de la Loica

La Loica pampeana es un ave categorizada en peligro de extinción, con una preocupante reducción de sus poblaciones e incorporar hábitats con manejos diferenciales es una clave para su supervivencia. Es una especie gregaria, esto quiere decir que se mantiene agrupada formando bandadas. Es un ave emblemática de los pastizales naturales, donde hace sus nidos y se alimenta principalmente de insectos del suelo, arañas y semillas
Por su carácter de peligro, en el partido de Torquinst, al sudoeste de la provincia de Buenos Aires, se creó el primer Refugio de Vida Silvestre in situ de la “Loica pampeana” (Leistes defilippii).
El mismo, situado en el campo “El Chasicó” propiedad de la familia Doiny Cabré es un lote de pastizal que tiene una superficie de 120 hectáreas, donde no se permite la caza, no se aplican agroquímicos, se evita la quema y roturación de los pastizales, y se hace un manejo racional del pastoreo.
Además, en el marco del proyecto “Salvemos la Loica pampeana” el pasante del INTA Agustín Álvarez, bajo la dirección de Natalia Cozzani y Rodrigo Tizón (Universidad Nacional del Sur), ha iniciado acciones de investigación sobre la caracterización del uso de hábitats de la loica y el manejo ganadero en estos lotes. Dicha trabajo aportará información relevante para este sitio y otros con las mismas características.
Quienes trabajan en la conservación de esta especie están esperanzados a que otros campos de pastizal copien este noble e inconmensurable acto de la Familia. Doiny Cabré.

La Loica pampeana

La loica pampeana (Leistes defilippii) es el ave emblemática de una región poco reconocida, incluso dentro de la Argentina. En el sudoeste bonaerense -un área situada al norte de la ciudad portuaria de Bahía Blanca y al oeste de la turística Sierra de la Ventana-, la célebre pampa en la que maduran los granos que alimentan al país ya ha perdido su humedad. Los campos de intenso verdor y prolijamente cultivados le han dejado su lugar a un paisaje muy diferente. Es el reino del pastizal, el “mar de pasto” que describió Charles Darwin cuando recorrió esos parajes en 1833; aunque hoy aquel mar haya quedado reducido a zonas limitadas, parches donde se conserva apenas el 20 % de las extensiones que pudo divisar el naturalista inglés.

Casi 400 especies de plantas gramíneas crecen sobre los suelos del pastizal pampeano, un ecosistema que, en origen, abarcaba unos 750 000 kilómetros cuadrados, desde el sur de Brasil, Uruguay y una amplia porción del centro de Argentina. Con características propias y bien definidas, la región siempre fue dueña de una biodiversidad adaptada a una vegetación que oscila entre los 50 centímetros y el metro de altura, y que se convierte en paja en tiempos de sequía; donde solo se ven árboles dispersos y se soportan inviernos duros y veranos calurosos.

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