Página de cuento 809

La Historia – Parte 7

Por Carlos Alberto Nacher
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– No te preocupes Atram, los hombres no me causan nada más que una profunda aversión. Y eso, a pesar de no haberlos visto ni hablado con ninguno de ellos nunca. Sólo me baso en los sabios conceptos que nos transmitieron nuestras ancestras durante siglo.
– ¿Quieres decir, Ave, que nuestras ideologías y nuestros principios morales sólo existen en nosotras porque alguien nos lo dijo, y que no está bien que nunca hayamos vivido por nosotras mismas estas experiencias que marcan nuestro pensamiento?
– Pienso que, si bien sería algo inusual, original, novedoso, no podríamos sentir más que repulsión. Los hombres son peligrosos, egocéntricos, y no olvidemos que, a partir de los descubrimientos que hemos hecho del mundo antiguo, sabemos que los hombres fueron la principal causa de los conflictos, las guerras, la contaminación y, en definitiva, el derrumbe de la humanidad, su cultura y su esencia.
– No lo sé, Ave, si realmente sentiríamos todo ese rechazo. En última instancia, tanto ellos como nosotras, somos seres humanos.
Atram iba y venía entre la aceptación y la duda. ¿Y si toda esta investigación, al final de todo, resultara en una refutación absoluta de todos nuestros principios morales, éticos, religiosos?
¿Y si concluimos que, al final de cuentas, hemos cometido tantos errores por desconocer nuestra historia?
¿Cómo le explicaríamos a la Madre Superlativa que nuestra civilización está equivocada, y que la Verdad es otra, muy distinta?
A veces, tengo miedo. Tengo una sensación, dentro de mi mente, de mi cuerpo, que me dice que siga profundizando la investigación, y otra parte de mi ser implora que me detenga.
De todas maneras, soy una científica, y como tal, debo destinar todos mis esfuerzos a llegar a la verdad, aunque signifique la destrucción de nuestros pilares culturales.
La humanidad ha sufrido mucho, el siglo 21 marcó un antes y un después de la historia. La pandemia que azotó a la humanidad alrededor del año 2020 terminó la vida del 99 por ciento de las personas, y los pocos que quedaron se aferraron a un estilo de vida donde la salvación estaba por encima de la caridad. Fueron tiempos de grandes cambios, climáticos, culturales, físicos y virtuales. Las mujeres, poco a poco, fueron separándose de los hombres, al principio reclamando por sus derechos, y en defensa de sí mismas, luego, estos reclamos devinieron en una verdadera revolución, que dejó secuelas imborrables que derivó en un enfrentamiento abierto entre ambos sexos.
Y luego sobrevino la Devastación, casi total, con catástrofes climáticas que hicieron desaparecer a los océanos, que sepultaron en la arena a las ciudades, que eliminaron de la Tierra a todas las especies vegetales y animales, salvo un puñado de sobrevivientes humanos, que se vieron obligados a replegarse en pequeñas ciudades bajo tierra, desarrollando nuevas tecnologías para producir aire puro, agua, y alimentos.
Los polos magnéticos se desplazaron 90 grados hacia el este, e inmediatamente se movieron, en el mismo sentido y casi la misma distancia, los polos geográficos, quedando el Ecuador en el Polo Norte, y la Antártida en el Ecuador. Nadie llegó nunca a la Antártida, no sabemos qué fue de sus hielos, de sus mares congelados.
Me volví a quedar sola. Salí del laboratorio, caminé un poco con los alrededores, vestida con mi traje antiséptico y con el equipo de depuración de aire, y llegué a la granja sintética.
Continuará…

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