LA PANDEMIA DISPARÓ SU VENTA Y CONSUMO

El problema que nadie esperaba, la invasión de toallitas húmedas

El confinamiento ha elevado un 49% la venta de toallitas, lo que supone un problema económico, medioambiental y sanitario
Ninguna toallita húmeda es biodegradable, aunque se anuncie así, y no deben tirarse por el retrete, ya que estropean las depuradoras y llegan a ríos y mares
El coste económico de eliminar las toallitas húmedas de los sistemas de evacuación y depuración alcanza los 1.000 millones de euros anuales en la UE
Greenpeace y AEOPAS recuerdan que estos elementos higiénicos deben depositarse en contenedores de basuras no reciclables
Si Europa ya no tenía la planilla de problemas completa, se le sumó uno nuevo, según los datos proporcionados por distintos centros de distribución de bienes de consumo, en los últimos meses hubo un incremento notable en la venta de toallitas húmedas, un 49%, desde el inicio de la pandemia por el COVID-19.
Dato que alarma a las diferentes ong ecologistas como Greenpeace y a la Asociación Española de Operadores Públicos de Abastecimiento y Saneamiento (AEOPAS), principalmente porque el descarte de las mismas, que no se biodegradan rápidamente, van a generar grandes taponamientos en las redes sanitarias de las grandes ciudades.
Por ejemplo, en España, el operador público responsable del suministro de agua en Valladolid, Aquavall, estima que el sobrecosto por la eliminación de toallitas alcanza entre el 10 y el 18% de su presupuesto, señalando que sólo la gestión y el transporte de estos sólidos cuestan 50.000 euros al año. La ciudad de Zaragoza va más allá y realizó el cálculo de este costo suplementario, incluyendo las tareas de mantenimiento y reparación de las incidencias provocadas por las toallitas, alcanzando la cifra de los 153.000 euros anuales.
Por su parte, la empresa Aguas de Cádiz ya ha señalado que, con respecto a las 450 toneladas que recogían anualmente de sólidos, en el periodo actual de la pandemia se ha visto incrementar esta cifra, con respecto al mismo periodo del año anterior, en más de un 15% en sus estaciones de elevación.

El efecto en el medioambiente

Estos datos pueden ser la punta del iceberg de un problema que se está generando en estos momentos en toda la red de evacuación de España, y que, llegado el momento, bien por atasco, averías, colapso o avenidas de agua pluviales, puede generar dificultades muy importantes en el sostenimiento del sistema de saneamiento de las aguas residuales de las ciudades hispana, e incluso provocar un problema de salud pública de primer orden, al impedir la correcta gestión de esas aguas residuales.
Las toallitas húmedas no son biodegradables, aunque se anuncien como tal. Están hechas de microplásticos y, algunas, con microfibras de celulosa. Contienen, por tanto, fibras sintéticas y sustancias que impregnan el tejido, como son conservantes, surfactantes e hidratantes, empleadas para inhibir la acción de las bacterias responsables de la descomposición de estos materiales.
Las toallitas, y otros elementos plásticos, arrojados indebidamente a la red de saneamiento, además de producir atascos, se van desintegrando en microplásticos y terminan directamente en los cauces, ríos y mares. Allí las fibras plásticas de estas toallitas pueden tardar más de 100 años en degradarse en fragmentos aún más pequeños.
Estos microplásticos causan graves daños a la fauna marina, como ha quedado demostrado por la abundante literatura científica al respecto. Actualmente, unas 700 especies de organismos marinos se ven afectados por contaminación plástica.
Cada año, más de un millón de aves y más de 100.000 mamíferos marinos mueren como consecuencia de todos los plásticos que llegan al mar, entre ellos los cada vez más abundantes restos de toallitas.

El pedido de Greenpeace

Los graves daños ambientales, y en infraestructuras de saneamiento, que causan las toallitas húmedas hacen más que recomendable pedir que se dejen de utilizar y comercializar y que, en ningún caso, se arrojen por el desagüe”, ha declarado Julio Barea responsable de campaña de aguas de Greenpeace.
Por estas razones, señala Luis Babiano, gerente de AEOPAS,” hemos unido fuerzas, para apostar por la pedagogía y exigir la corresponsabilidad. Cada día, la ciudadanía tenemos mayor responsabilidad y desde Greenpeace y AEOPAS confiamos en que la información ayudará a que ser más conscientes del impacto que las toallitas tienen sobre el medioambiente”.

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