La posibilidad de tener un doble y no saberlo
Manel Esteller, genetista molecular del Instituto de Investigación contra la Leucemia Carreras, probó las similitudes genéticas entre los dobles representados en la fascinante serie del fotógrafo franco-canadiense François Brunelle “I’m not a look-alike!” [¡No soy un doble!] que ha estado activo desde 1999.
«Pensó que estaba loco porque normalmente los artistas no reciben llamadas de científicos», recordó Esteller. Brunelle puso a Esteller en contacto con las parejas de «gemelos desconocidos» de sus fotografías, procedentes de todo el mundo, que enviaron a los investigadores muestras genéticas en forma de hisopos bucales. Esteller y su equipo pasaron cuatro años recopilando y correlacionando los datos genéticos antes de publicar los resultados en 2022.
Primero identificaron cuál de los dobles se parecía más. «Era muy objetivo», dice Esteller. «Estas personas fueron sometidas a tres algoritmos faciales, los mismos que utiliza la policía y en los aeropuertos», y se seleccionaron los que eran algorítmicamente indistinguibles de los gemelos idénticos reales para un estudio más profundo.
Los genomas de esta selección de dobles se compararon directamente, junto con sus epigenomas (los cambios químicos en el ADN que afectan a la forma en que se expresa) y sus microbiomas.
La conclusión de Esteller fue que, si bien sus epigenomas y microbiomas eran completamente diferentes, las personas que se parecián a no parientes comparten partes distintas de su composición genética. Explicó que las secuencias genéticas que controlan características como la estructura ósea, la pigmentación de la piel y la retención de agua, afectan la apariencia de un rostro humano. En el genoma humano, estas secuencias incluyen sitios polimórficos, en los que un solo par de bases de ADN presenta diferentes variantes en toda la población; y los parecidos compartían las mismas variaciones.
Las comparaciones genéticas aseguraron que los «ultra-parecidos» estudiados no estuvieran realmente relacionados, y que sus similitudes en apariencia y genoma fueran pura coincidencia. En última instancia, señala Esteller, hay un número limitado de formas de armar un rostro humano.
«Hay tantas personas en el mundo en este momento, que al final se espera que haya personas que compartan un mayor número de variantes [genéticas]», explicó.
Al demostrar que las personas que se parecen entre sí comparten ciertos genes, Esteller espera avanzar en la ciencia diagnóstica mediante el uso del reconocimiento facial para hacer diagnósticos más tempranos de enfermedades genéticas raras en niños.
Las bases genéticas de las personalidades
Otra científica que utilizó el proyecto fotográfico de Brunelle como base para una investigación científica fue Nancy Segal, profesora de psicología en la Universidad de California Fullerton (Estados Unidos), donde es directora y fundadora del Centro de Estudios de Gemelos. Su investigación se centra principalmente en gemelos, pero cuando se enteró del proyecto de Brunelle, vio la oportunidad de zanjar un pequeño pero ruidoso debate científico.
«[Algunos científicos] creen que las similitudes de personalidad de los gemelos no se deben a su similitud genética, sino más bien al hecho de que las personas los tratan igual en función de su apariencia», explicó Segal. Si estos críticos tenían razón, «entonces estos dobles no relacionados deberían ser tan parecidos en personalidad como los gemelos idénticos criados separados».
Reclutó dobles de los sujetos de Brunelle, así como de algunos pares con los que se topó en la vida real, en el campus y en conferencias, y les dio un cuestionario de personalidad que medía la apertura, la escrupulosidad, la extraversión, la amabilidad y la estabilidad, también conocidos como los Cinco Grandes de los estudios de personalidad. Las puntuaciones resultantes se compararon con diferentes grupos de gemelos, incluidos los que se criaron separados entre sí.
Para su satisfacción, Segal descubrió que los dobles no tenían probabilidades de compartir rasgos de personalidad, en comparación con los gemelos que tenían una probabilidad estadísticamente más probable de compartir estas características.
Los dobles sin parentescto tampoco se parecían entre sí cuando Segal midió su autoestima. «Estos dobles sin relación genética eran muy, muy diferentes», dijo.
Fascinación por nuestros reflejos vivos
A pesar de que Segal ha demostrado que las personalidades entre los dobles son mucho más diferentes que las personalidades entre gemelos, los «gemelos perdidos» del estudio de Esteller compartían más que caras similares: gracias a los genes que controlaban la longitud de sus huesos, podrían tener andares parecidos.
«Si uno era fumador, el otro probablemente era fumador» y viceversa, dijo Esteller, porque las personalidades adictivas son en parte un rasgo genético, al igual que la lateralidad y la miopía.
Un doble de Timothée Chalamet podría tener un andar y una voz similares a los del propio Timmy, pero no necesariamente tendría el mismo carisma y talento.
Para aquellos que se preguntan si podrían encontrar su propio doble, tanto Segal como Esteller señalan la amplia disponibilidad de plataformas en línea para hacer precisamente eso, como twinstrangers.net y /r/Doppelgangers de Reddit. Pero como nos recuerda Segal, «muchas de estas personas se van a sentir decepcionadas, porque el simple hecho de parecerse a alguien no significa que vayan a ser iguales».
Aunque se conocieron durante las sesiones de fotos originales de Brunelle, los dobles que participaron en los estudios de Esteller y Segal lo hicieron de forma remota, y las relaciones entre ellos no formaron parte de la investigación.
Pero los seres humanos en general tienden a sentirse atraídos por las personas que se parecen a ellos. «Creo que nos habla de la naturaleza humana en el sentido de que todos anhelamos la similitud», dice Segal. «Queremos algo similar a nosotros. Cuando los niños pequeños tienen amigos imaginarios, siempre son como ellos», añade.
Esteller escuchó contar que dos de los dobles de una de las fotos de Brunelle incluso se convirtieron en pareja y se casaron.
Por lo tanto, es posible que, pese a que muchos de los Timothées no ganaran el premio de 50 dólares (unos 45 euros) ofrecido por el organizador, podrían haber ganado un premio aún mejor: la amistad.