Gustavo Bassani y el impacto emocional detrás de su personificación en “Iosi, el espía arrepentido”

En el vasto y convulso mosaico de la historia argentina reciente, hay dos fechas que laten con un eco inquietante: los atentados de 1992 y 1994 que golpearon la Embajada de Israel y la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA), que dejaron un saldo de 114 vidas perdidas y un agujero de impunidad que aún devora la memoria colectiva. Este contexto, denso y marcado por traiciones y silencios, es el que nutre la trama de Iosi, el espía arrepentido, una serie que conquistó la mirada crítica desde su estreno en Amazon Prime en 2022 y que ahora competirá en los Premios Emmy Internacional como mejor serie de drama.
Dirigida por Daniel Burman, basada en el libro de Miriam Lewin y Horacio Lutzky, la ficción de la que el público ya reclama una tercera temporada, articula la historia de un joven oficial de inteligencia, conocido como Iosi, que se infiltra en la comunidad judía de Buenos Aires en la década de 1980. Un contexto en ebullición, donde la democracia recién restablecida palpitaba con una energía renovada, pero que también era terreno fértil para conspiraciones y juegos de poder entre bastidores. Este es el terreno donde el protagonista de nuestra historia da sus primeros pasos, al servicio de un aparato estatal que busca información bajo el velo de la seguridad nacional. Su misión, tan ambigua como letal, es hacerse pasar por un integrante más de la comunidad, penetrar sus círculos y desentrañar sus secretos.
Gustavo Bassani, que encarna a Iosi, recuerda cómo este papel lo marcó profundamente. “Recibí el guion en medio de la pandemia, entonces tuve tiempo de trabajarlo, de explorarlo, de meterme en ese personaje tan complejo”, confesó en una entrevista exclusiva con Teleshow. Esta preparación no fue casual; implicó sumergirse en lecturas sobre la AMIA y los eventos que convirtieron a este período en una cicatriz abierta en la historia argentina. “Leí mucho, mire documentales, videos sobre el funcionamiento de la AMIA, y obviamente del atentado”, relató, al demostrar la seriedad con la que abordó un papel que trasciende lo actoral para resonar en lo histórico y lo moral.
Los saltos temporales en la serie permiten seguir a Iosi desde sus inicios como infiltrado hasta el momento en que los ecos de su misión alcanzan su punto culminante: los atentados. En los años ‘90, cuando los pasillos de la política y la diplomacia se convirtieron en arenas movedizas, Iosi ya se había ganado un nombre y la confianza dentro de las grandes esferas de la comunidad judía. No imaginaba, quizás, que la información que recopilaba, almacenada meticulosamente en los informes secretos de las agencias de inteligencia, acabaría resonando en una secuencia de tragedias que cambiarían para siempre la percepción de seguridad en la Argentina.
La serie se adentra en los preparativos, las tensiones y los silencios previos a los estallidos que pulverizaron los edificios de la Embajada de Israel primero, en 1992, y de la AMIA dos años más tarde. Las imágenes cuidadas y dolorosamente recreadas, reflejan el caos, la incredulidad y el luto, como si las cámaras se hubieran adentrado en el pasado y hubieran filmado la realidad misma. Con la precisión de una crónica y el dramatismo de una tragedia griega, la serie denuncia las fallas de las investigaciones, los intereses cruzados y las teorías de encubrimiento que siempre acompañaron a estos atentados. La pregunta que resuena, entonces, es inevitable: ¿fue Iosi un simple peón en un juego que superaba su entendimiento, o sus acciones ayudaron a alimentar la tormenta que se desató?
Bassani destaca cómo la producción cuidó hasta el más mínimo detalle, desde los escenarios hasta la iluminación, otorgándole una autenticidad que eleva la serie a la categoría de una obra de prestigio. “Estoy orgulloso porque es parte de la historia argentina”, afirmó el actor, al subrayar que producciones de este calibre no solo tienen el mérito de entretener, sino también el de educar y mantener viva la memoria de un pueblo que aprendió a sobrevivir al olvido. “Son muy importantes estos premios por el apoyo que recibe la serie y para que estos oscuros y trágicos hechos se difundan”, añadió al aludir a la importancia de los Emmy Internacional como plataforma para que historias locales alcancen resonancia global.
El recorrido de Iosi no se detiene en la tragedia. La serie avanza hasta 2008, cuando el espía, ya veterano y cargado de arrepentimiento, decide emprender un camino hacia la redención. Esta parte de la historia, tan necesaria como catártica, lo muestra dispuesto a romper los hilos de la complicidad, a hablar y a buscar la verdad en un mundo donde el silencio fue la norma. La Argentina que retrata Burman en estos capítulos es distinta: más cínica, más endurecida por el paso del tiempo, pero todavía marcada por las mismas preguntas que se formaron entre los escombros.
La actuación de Bassani, junto a la de una magistral Natalia Oreiro y un elenco de actores que encarnan figuras complejas y llenas de matices, no hace más que reforzar la calidad de la serie. Sus miradas, gestos y diálogos plasman la desesperación, la culpa y la búsqueda de redención con una autenticidad que trasciende la pantalla. “La dirección, los guiones, la iluminación, los escenarios…todo está hecho con un nivel de detalle y esmero que resulta muy satisfactorio y está al nivel de cualquier producción internacional”, aseguró el actor al recordar que el arte tiene el poder de avivar memorias y provocar reflexiones profundas.
Iosi, el espía arrepentido no es solo un thriller dramático; es un acto de resistencia cultural, una apuesta por la memoria y una crítica sutil al modo en que se manejan los secretos de Estado. Al llevar la historia al terreno internacional, la serie reivindica la relevancia de historias que, aunque locales en su génesis, tienen ecos universales: la traición, el arrepentimiento y la búsqueda de justicia. En un país donde las respuestas parecen siempre escapar de las manos que las buscan, Iosi se convierte en un símbolo. Es el espía que se atrevió a volver la vista atrás y a confrontar lo que otros decidieron olvidar.
Las luces de Nueva York se encenderán para los Emmy Internacional, y allí, entre aplausos y expectativas, la serie competirá por un reconocimiento que va más allá de un galardón: la validación de que mirar al pasado, por doloroso que sea, sigue siendo un acto necesario para construir un futuro más justo. Porque el viaje de Iosi es el viaje de un país entero. Y el eco de su historia es un recordatorio insoslayable.

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