En el país hay más de 5000 basurales a cielo abierto
En Argentina hay, al menos, 5000 casos de basurales a cielo abierto, dato que se enmarca en el dato aportado por las Naciones Unidas que asegura que un tercio de los residuos urbanos generados en América Latina y el Caribe terminan en estos espacios. Teniendo consecuencias devastadoras, tanto para el ambiente en general, como para la salud humana.
Los basurales a cielo abierto son sitios donde se disponen residuos sólidos de forma indiscriminada, sin control de operación y con escasas medidas de protección ambiental. Al no tratarse en forma adecuada, esto pone en riesgo la salud de las personas, ya que se contaminan recursos como el agua, los suelos y el aire.
Consecuencias en el ambiente
El proceso de desintegración que sufren los residuos al quedar estancados en basurales deriva en la emisión de gases tóxicos. Así, generan el 5% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero (GEI), responsables del calentamiento global.
Por otra parte, al no contar con suelo impermeabilizado, resultan un foco de contaminación, también por la generación de líquido lixiviado.
El lixiviado se produce cuando los residuos sufren el proceso de descomposición, y el agua (de las lluvias, el drenaje de la superficie o las aguas subterráneas) se percola a través de los residuos sólidos en estado de descomposición.
Este líquido contiene materiales disueltos y suspendidos que, si no son controlados de forma adecuada, pueden pasar a través del piso de base y contaminar fuentes de agua potable o aguas superficiales.
Según los datos del último informe de la Cámara Argentina de Tratadores y Transportistas de Residuos industriales y Especiales (Catries) y la Cámara Argentina de Industrias de Tratamiento para la Protección Ambiental (Caitpa), en el país hay 402.711 empresas responsables de la generación de residuos industriales y peligrosos.
Sin embargo, de este porcentaje, solo unas 33.983 firmas, es decir, el 8,44%, les dan tratamiento con un proveedor habilitado.
“Nos afecta a todos por igual, ya que redunda en una menor calidad de vida, ya sea por el impacto directo de la contaminación, por ejemplo con la contaminación del agua, o por el humo que genera la quema ilegal de residuos en la vía pública que impacta al ambiente y la salud, pero tiene consecuencias en la seguridad vial entre otras cosas”, apuntó Claudia Kalinec, presidenta de Catries.
“La agenda ambiental, fundamentalmente el capítulo de residuos es transversal a todas las áreas”, agregó.
Cómo deben tratarse los residuos
Según el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), hay tres clasificaciones para considerar el destino de los desechos, siendo las últimas dos las adecuadas:
Basurales: no tienen ningún tipo de control, ni para el acceso ni para las emisiones ni para el tipo de residuos. Muchas veces son clandestinos.
Vertederos controlados: son instalaciones diseñadas y operadas de manera que se controlen y minimicen los impactos ambientales negativos. A diferencia de los anteriores, se implementan medidas específicas para prevenir la contaminación del suelo, el agua y el aire, así como para reducir la emisión de gases de efecto invernadero, como el metano.
Rellenos sanitarios: son sitios en los que la disposición final de los desechos se realiza de manera segura y controlada. Según el PNUMA, solo estos pueden considerarse como un método adecuado de disposición final.
Es una obra de ingeniería diseñada especialmente para disponer residuos de manera segura para el ambiente y la salud de las personas, preservando los recursos suelo, agua y aire.