MISTERIOS DEL UNIVERSO

¿De dónde vienen las misteriosas olas solitarias?

Una ola solitaria es una ola mucho más alta que las cercanas a ella, parece surgida de la nada y a menudo es capaz de dañar embarcaciones o infraestructuras costeras. Al aparecer de repente, de modo impredecible, y sin necesidad de que la mar esté agitada, agarra desprevenidos a los marineros y eso aumenta las probabilidades de que un encuentro en alta mar con una ola de esa clase acabe en tragedia.
Consideradas tan solo una leyenda de marineros durante mucho tiempo, la existencia de las olas solitarias acabó siendo documentada científicamente, aunque el misterio sobre cómo se generan ha persistido desde entonces. Ahora, parece que un estudio reciente ha resuelto por fin ese enigma.
El estudio lo ha realizado un equipo encabezado por Alessandro Toffoli, de la Universidad de Melbourne en Australia, a partir de una expedición científica a las aguas que rodean la Antártida.
La primera medición científica de una ola solitaria fue la de 25,6 metros registrada en el Mar del Norte en 1995. En el siglo XXI, se han registrado 16 casos de olas solitarias.
Las observaciones realizadas por el equipo muestran que las condiciones necesarias para la creación de una ola solitaria surgen durante la fase «joven» de las olas, cuando son más sensibles al viento. Esto sugiere que los parámetros del viento son el actor oculto en la formación de olas solitarias.
El viento crea una situación caótica en la que coexisten olas de diferentes dimensiones y direcciones. El viento hace que las olas jóvenes crezcan más altas, más largas y más rápidas. Durante esta autoamplificación, una ola puede crecer desproporcionadamente a expensas de sus vecinas, hasta convertirse en una ola solitaria.
Toffoli y sus colegas han comprobado que las olas jóvenes muestran signos de autoamplificación y más probabilidades de volverse solitarias cuando actúa el viento. «Registramos olas el doble de altas que sus vecinas una vez cada seis horas», comenta Toffoli al respecto.
Lo observado coincide con las conclusiones derivadas del resultado de experimentos de laboratorio.
El estudio se titula «Observations of Rogue Seas in the Southern Ocean».

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