La legislación vigente en Chubut, prohíbe buscar el acercamiento a las ballenas en las aguas del Golfo Nuevo, si esto no ocurre de manera natural. Recientes acontecimientos en los que se observa a los cetáceos cerca de kayakistas, la Prefectura Naval advirtió que habría más restricciones para navegar en las aguas del Golfo Nuevo en la costa de Puerto Madryn, si las personas insisten en faltar a la norma.

La advertencia provocó profundo malestar entre los amantes de los deportes náuticos, y trajo a la escena un antiguo debate acerca de la explotación del turismo de avistajes de ballenas.

Así las cosas, hay quienes se preguntan porqué continúan las restricciones para desarrollar avistajes en jurisdicción de Puerto Madryn, cuando las embarcaciones pesqueras y de carga, entran y salen de los mulles de la ciudad.

La permanencia de pesqueros en rada, no parece estar en conflicto con las ballenas, pero sí las pequeñas embarcaciones.

Desde la Prefectura explican que la restricción es para proteger a las personas, no a las ballenas, independientemente de que los animales no deben ser molestados en su hábitat.

Lo cierto es que la ballena franca austral, claramente es una especie muy sociable, y nadie puede predecir su comportamiento cuando hay embarcaciones pequeñas cerca de ellas.

El asunto ha sido traído a debate nuevamente. ¿Podría Puerto Madryn imaginar un turismo de avistaje en las aguas del Golfo Nuevo?. ¿Cuánto preocupa el impacto de la actividad pesquera en el ambiente? ¿Seguirá Puerto Pirámides manteniendo el privilegio de ofrecer los avistajes en Chubut?

Muchas preguntas requieren respuestas, pero sin dudas hay dos asuntos que no deben perderse de vista, la economía de la mano de la pesca y el turismo, y la protección del ambiente, en armonía.