The Wild: La leyenda del Rock – Parte 40

Diciembre 1977: Vuelve Seager a la carga
El arresto de Frank fue primera plana en todos los periódicos del país durante toda la semana. El gran revuelo que se generó no fue desoído por Derek Seager, ni por el detective Cadbury, quienes seguían atentamente los movimientos de THE WILD, y no solamente la música. A pesar de sus sospechas en cuanto a lo legal (no sabían por qué, pero un sexto sentido les decía que había razones para sospechar). Tanto el fiscal Derek Seager como el detective John Cadbury eran fanáticos de sus canciones, la música superaba todas las barreras habidas y por haber. Pero también eran fieles a sus obligaciones y a hacer cumplir la ley como fuera. Sin embargo, no tenían problema en cantar sus canciones en el auto o en la oficina. Derek atesoraba en su casa la colección completa de THE WILDS, incluso algunas rarezas y grabaciones piratas de varios de sus conciertos. Se sabía de memoria la letra de todas las canciones. Siempre le habían llamado la atención algunos párrafos de la balada “I Remember that old watercourse (Recuerdo el viejo arroyo” : “mi querida Mary, parada de espaldas frente al cauce, al atardecer, mi perro corriendo entre los árboles, y la brisa del sur, perdiéndose en la lejana Patagonia”. En estos versos, la referencia a la Patagonia (región argentina lejana a miles de kilómetros, de Jackson, Missisippi, la ciudad natal de Frank, siempre lo perturbaba, pero lo atribuía a la lírica impredecible y maravillosa que Frank dominaba a la perfección.
Ambos profesionales de la ley viajaron a Memphis y le solicitaron a la policía local que les permitieran estudiar la investigación y, una vez más, se percataron de que todo estaba inventado, y de que Frank era inocente del delito del cual se lo acusaba.
Estaba tan burdamente hecha la trampa que hasta les causó gracia el ardid pergeñado para meterlo entre rejas. De inmediato fueron a ver al alcalde J. Wyeth Chandler y le plantearon lo absurdo de aquella detención. Finalmente lo pudieron convencer, hasta le mencionaron que si Frank quería le podía iniciar un juicio al Estado de Tennessee que sería bochornoso, principalmente, para el propio alcalde de Memphis.
Así fue que Chandler ordenó la inmediata liberación de Frank.

Por Carlos Alberto Nacher
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