¡MUJERES ARRIBA! (WOMEN ON TOP)

Por Soledad Gómez Saá

Para quien vio Erin Brockovich, la historia de una madre que modificó el statu quo por medio de su fuerza y decisión, he aquí otro relato de la vida real en que la tenacidad y la determinación de dos mujeres marcaron y dejarán marcas en la vida de muchas personas y sobre todo entre el público femenino. No fue sino a bordo de los buques “Erin Bruce” y “Miss Tide”, en español Señorita Marea -¡sutil coincidencia!- que Nancy Jaramillo se consagró como la primera capitana de pesca de la República Argentina, poco tiempo atrás, durante este vertiginoso 2021.

Desafiando el tradicional rol del hombre en la Pesca, se ha desempeñado desde sus comienzos, en un ámbito históricamente masculino.
Oriunda de Trelew y nacida en Puerto Madryn, a los 17 fue mamá de su único hijo, Ammiel. Pero las changas no alcanzaban para mantener una familia y eso la llevó hasta las puertas de la Prefectura Naval donde comenzó el capítulo más emocionante de su vida, no sin avatares que la convertirían en quien es hoy un ícono de la pesca marítima industrial.

Nancy se capacitó para ingresar como ayudante de cocina en 1995 y sin miedo a lo nuevo, su primera marea (“navegación”, en la jerga pesquera), la convenció de que ése, era su lugar en el mundo. Con una familia que la bancó en las buenas y en las malas; además de un contexto de desempleo y precarización laboral.
Primero camarera, después marinera y finalmente operaria son solamente algunos de los hitos de su currículum.

Empezó trabajando en los “pozos” de los barcos de pesca, con tareas de carga, lavado, procesamiento y estiba, en permanente demostración de su idoneidad en un ámbito a veces hostil, pero que jamás la llevó a perder la fe en sí misma. Ella recuerda que en su primer viaje se descompuso a tal punto que el capitán le ofreció llevarla de vuelta al puerto, y tras arduas horas de náuseas y vómitos, recobró su compostura y su rumbo. Si hubiese accedido a esa caballerosa oferta probablemente nunca hubiese llegado donde llegó.

Nancy cuenta que, en general, sus derechos fueron desiguales respecto de sus pares “Es un ámbito muy machista en el que sufrí discriminación en muchas oportunidades”; sin embargo esa dificultad no le impidió avanzar hacia el puesto de 1° Oficial de Pesca, luego capitana de Pesca.
Y es muy importante el mensaje que nos da a muchas mujeres que, como ella, queremos salir adelante y mejorar nuestras condiciones de vida.

Fue por medio de la formación, el empoderamiento y el desafío de la gravedad socialmente impuesta, que Nancy Jaramillo condujo naves de gran porte, tonelaje y tuvo a cargo su propia tripulación.
Hoy es abuela, y eso sólo hace más dulce su búsqueda de rutas que la conduzcan “a buen puerto”.

Pero en este cuento hay otra heroína: Susana Benítez. Ella consideró por primera vez estudiar cuando tuvo un accidente a bordo de un buque langostinero que la dejó con una discapacidad en el hombro, relegándola al trabajo intelectual y a tareas de navegación desde 2016.
Nos cuenta que la primera vez que fue segundo oficial fue hace 3 años. Con tareas administrativas a cargo del personal, “tenía familiares que navegaban y al ver que era redituable, guiada por la necesidad económica, decidí hacerme a la mar”.

“Para acceder a una buena convivencia a bordo, nosotras tuvimos que masculinizarnos para poder permanecer”. Surge aquí la discusión de la tensión “sexual” o de género que puede implicar la vida a bordo tantos días conviviendo entre tantos hombres. Y esto es lo que dijeron: “Siendo marineras siempre tratamos de evitar roces con compañeros por la convivencia forzada, el aislamiento y el desarraigo familiar, que provocan una suerte de distorsión en la psiquis. Por eso, elegimos mimetizarnos con el entorno y pasar lo más desapercibidas posible, ésa es la estrategia que usamos para poder sobrellevarlo”.

En su experiencia como piloto de pesca, Susana descubrió que hay hombres y hombres: “Algunos, muy abocados al laburo se cuidan mucho cuando tienen cargos de jerarquía, porque de ellos depende el sustento familiar. Y frente a otros dudo si reírme de los chistes, si agacharme y hasta cómo me paro con tal de mantener las formas.”

A propósito de esto, cuenta Susana que estuvo dos semanas descompuesta haciendo guardias de 6×6 en un barco que procesaba la captura, pero se exigió adaptarse, como hacía el resto. “Fue la marea más larga de mi vida, de 64 días. Una vez me caí en cubierta y mis compañeros se rieron y después hicieron correr el comentario de que me pegué un conch…zo (sic) en la cubierta. Me sentí muy rechazada, fue terrible. Yo soy muy reservada con la tripulación; es estresante pero siempre estoy pensando lo que voy a decir y hacer y por dónde voy a pasar. Desarrollé un alto grado de prudencia a bordo.”

En el último “pilotaje” (Susana dixit) que hicieron juntas -Nancy y Susana-, hubo acuerdo entre la tripulación en que ellas dos ocupen los cargos de mando, aunque sigue siendo notable el desconocimiento por parte del sector empresario: “Hoy tenemos que demostrar que somos productivas y el sector se mantiene reticente. Si demostramos que la mujer puede, que no hay problemas a bordo y que hay productividad, creo que el empresario va a empezar a confiar y abrir la cabeza al respecto. Somos pocas y tenemos poca oportunidad de demostrarlo: Tenemos en las manos la responsabilidad de marcar el camino a las mujeres que vienen”, reflexionó Benítez.

Cada vez más, el lugar de la mujer en la sociedad actual recupera un lugar que siempre estuvo ahí, pendiente. Y el del Mar estaba especialmente pendiente. Y hay mucho futuro en nuestra nación, que merece ser representada por todas las personas que la conforman. Hay recurso, hay plataforma, hay voluntad. Y esta historia de dos mujeres lo prueba. También es vital destacar que tiempo atrás, la carrera en la Escuela de Pesca de Mar del Plata tenía un alto costo económico y resultaba por ello reservada a unos pocos, pero en la actualidad es totalmente gratuita. En nuestro país es importante formar Profesionales de Mar, dada la extensión y riqueza de nuestra plataforma continental.
¡A bordo, mujeres!

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