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The Wild: La leyenda del Rock – Parte 16

Abril 1971: El show no debe continuar
Muchas de las personas a quienes entrevisté, que vivieron de cerca aquellas épocas, y en muchos de los diarios donde se escribieron crónicas de los conciertos de THE WILD de los años 70 y 71 (aunque son muy difíciles de encontrar, la mayoría fueron eliminados a conciencia), coinciden en que, si bien THE WILD ya tenían alcance nacional e internacional, el suceso que catapultó definitivamente al grupo hacia la estratósfera de la fama, fue el incidente con la policía en el memorable concierto de abril de 1971 en Los Ángeles Philarmonic *, un gigantesco y moderno teatro destinado a las grandes orquestas sinfónicas, pero que esta vez se había rendido a los pies de THE WILD.
El escenario estaba ubicado en el centro, una novedad para la época. Este hecho resultaba una complicación a la hora de controlar a los fans por parte de la policía, que obligatoriamente debía estar en el recinto para prevenir cualquier tipo de hechos violentos de los alocados fans.
Así fue que, mientras transcurría el segundo tema del show, “El perro dijo no”, una de las fans se arrojó sobre el escenario para abrazarlo a Frank, pero no llegó a cumplir su cometido ya que un policía apostado debajo del entablado rápidamente saltó al escenario, agarró a la chica de un brazo con violencia y la empujó debajo del escenario. Esto provocó la furia de Frank que, de inmediato, le arrojó con toda su fuerza el micrófono a la cabeza del policía, para luego arrojarse él mismo y tomarse a golpes con el representante de la ley. Rodaron sobre el tablado, la multitud gritaba y deliraba. Muchos creyeron que esto había sido preparado, que era parte del show, pero no había sido así. Esta performance fue totalmente espontánea, otros tres policías más debieron subir para parar la agresión de Frank, que no dejaba de asestarle golpes al policía mientras se agarraba de su ropa, todo en el piso.
Cuando al fin pudieron reducirlo, Frank estaba tan descontrolado, rebalsando adrenalina, que debieron sacarlo del escenario y llevárselo al camarín por la fuerza. Dentro del camarín le dieron un calmante y, ya dormido, se lo llevaron detenido. El show debió suspenderse pero la multitud, en lugar de haber quedado ofendida por haberse dado el espectáculo por el cual habían pagado la entrada, lejos de reclamar la devolución del valor pagado, se quedó dentro del teatro cantando y manifestándose como nunca se había visto a favor de Frank.
Este hecho, quizá algo intrascendente, no fue así, tanto para los fans como para la prensa especializada. Frank fue tomado como la metáfora viviente de la expresión de la rebeldía joven, del renacimiento del flower power, de la revolución de masas contra la opresión capitalista, representada por el policía agresor y agredido. Frank era el exponente máximo del Rock. Esto era así en muchos aspectos, pero difería en el pensamiento profundo de Frank, que era mucho más cercano al capitalismo que a lo contrario. Frank quería y necesitaba mucho dinero, aunque en ese momento fue tomado como el representante fiel de la pureza revolucionaria.
Continuará…

Por Carlos Alberto Nacher
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