Conocer cómo duermen los animales invertebrados sigue siendo un gran reto para la ciencia. Las dificultades técnicas que plantean sus cuerpos blandos, sus caparazones rígidos o el entorno acuático, son algunas de las principales dificultades a las que se han enfrentado los expertos para su estudio. Pero, una nueva investigación realizada en Brasil muestra que una especie de pulpo podría presentar dos fases de sueño muy parecidas a la de los humanos.
El estudio se realizó con el pulpo Marshmallow, que de un momento a otro va cambiando de color. De un pálido blanco verdoso pasa a marrón y luego a naranja, mientras sus músculos se sacudían, sus ventosas se contraían y sus ojos cerrados se movían. Por medio de la captura de imágenes y la exposición a estímulos sensoriales, los científicos brasileños mostraron que este ejemplar experimentaba al menos dos tipos de sueño.
Los resultados, publicados en la revista iScience, muestra que uno de esos estados es el de “sueño activo”, parecido al sueño de movimientos oculares rápidos (REM) de mamíferos, pájaros y algunos reptiles, despierta la intrigante posibilidad de que, como los humanos, los pulpos sueñen. Sidarta Ribeiro, neurocientífico del Instituto del Cerebro de la Universidad Federal de Rio Grande do Norte, en Brasil, explicó a la AFP que “los pulpos son únicos en lo que hace a su complejidad tanto de conducta como neuronal”.
Los pulpos son los invertebrados de cerebro más complejo. Por eso, para estudiar los patrones de sueño en esta especie, el grupo de investigadores decidió filmar a cuatro ejemplares en sus tanques durante varios días. En las imágenes observaron que durante el “sueño en calma”, uno de los dos estados que consiguieron comprobaron, permanecían quietos, con su piel pálida y las pupilas contraídas totalmente. Sin embargo, durante el “sueño activo”, la segunda fase, cambiaban radicalmente de color y textura de piel, se agitaban y contraían y sus ojos se movían.
De acuerdo con los expertos, el período de calma duraba de seis a siete minutos y luego venía un momento activo, que podría durar, más o menos, 40 segundos. “Ese ciclo podía repetirse o el pulpo podía despertar, pero normalmente volvía a dormir 30 o 40 minutos después. En total, dormir le insumía la cuarta parte del día”, explicaron. Pero, para poder establecer si estos estados que estaban experimentando los ejemplares representaban sueños, el grupo diseñó una serie de pruebas de estimulación visual y táctil.
Sylvia Medeiros, una de las investigadoras, señaló en la AFP que “la primera prueba implicó reproducir un video de un cangrejo en una pantalla colocada junto a los pulpos. Cuando están despiertos, dado que el cangrejo es una presa, intentan atacarlos. No lo intentamos en los estados en los que se supone estaban dormidos”. En otros tests, los investigadores golpearon con martillos de goma los tanques. Los pulpos reaccionaban y cambiaban de color al estar despiertos, pero no cuando dormían.
En los mamíferos, el sueño REM representa un tiempo de consolidación de la memoria y desencadena una variedad de mecanismos moleculares que tienen un efecto restaurador para la salud cerebral y el conocimiento. Los autores creen que eso también valdría para los pulpos. “La mayoría de los sueños humanos ocurren en la fase REM. ¿Será igual en los pulpos?. “No lo podemos asegurar. Pero si así fuera, es improbable que sea similar a la complejidad narrativa que pueden experimentar los humanos, debido a lo breve que es la fase activa para los pulpos. Serían como pequeños videoclips o, incluso, gifs”, agregó Medeiros.
Los patrones de color que forman los pulpos en su piel durante el sueño podrían ofrecer una ventana a sus mentes. Los pulpos a veces se muestran mitad blanco y mitad negro en el apareamiento. Ahora, los investigadores esperan encontrar formas de registrar los datos neuronales de los pulpos, una propuesta complicada por lo que se mueven en el agua, y aprender más sobre el papel que juega el sueño en el metabolismo y la cognición de esos animales.