Al son de la opereta

La opereta, en tanto género musical, debe presentar un trama inverosímil y disparatada. He ahí porque, en política, se llama así a las prácticas de lleva y trae de información que generalmente buscan desviar el interés hacia otro lado, y sembrar dudas sobre algún asunto o dirigente. En Chubut por estos días, la opereta está a la orden del día. Más aún en algunos casos, ya se puede hablar de “ópera bufa”, después de todo algunos dirigentes vienen dando pasos de comedia dignos de escenario. Con música o sin ella, comedia o tragedia, la inverosimilitud de algunas versiones que recorren pasillos a diestra y siniestra, exhiben un alto nivel de “opereta política”. Tantas molestias para embarrar la cancha, evidencian que algunos dinosaurios de la política de Chubut, no estarían del todo felices con el posicionamiento de ciertos dirigentes más noveles. Quizá va siendo hora que el discurso se vuelva realidad, y les den paso a nuevos actores de la política, porque ya hay demasiadas figuritas repetidas que nadie quiere volver a ver en escena. Mejor se quedan tras bambalinas, y de tanto en tanto pueden aportar algo de experiencia, para sumar y no restar.

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