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The Wild: La leyenda del Rock – Parte 4

Enero 1966: Comienza el show

LOS SALVAJES, así se hacía llamar la banda neófita formada por Francisco, Adrián, Rafael y Roberto, los cuatro muchachos de lo profundo de la provincia de Buenos Aires, en Villa Arroyo Chorote, comenzaron a galopar en su propio pueblo.
A esta altura, luego de años de tocar en la pieza donde dormía y jugaba Rafael, el grupo estaba bastante asentado. Trabajando de lo que fuera, ayudando en la cosecha de girasol, haciendo changas transportando objetos pesados en un carro, fueron juntando un poco de plata y se la dieron al padre de El Rafa, Carlos Delfino Cañones, quien en uno de sus viajes a Buenos Aires, les trajo instrumentos nuevos. Por primera vez los chicos tuvieron en sus manos, unas guitarras eléctricas, un bajo eléctrico y una batería de verdad. Y todo eso, acompañado de unos equipos de sonido muy rudimentarios pero que amplificaban bastante. Carlos Cañones era un hombre de mentalidad abierta, y al descubrir que, tanto a su hijo Rafael como a sus amigos, los motivaba muchísimo la música, no dudó en apoyarlos en cada paso que daban.
Así iniciaron sus incursiones como artistas para el público de la zona. Comenzaron a tocar, primero en plazas, en la calle, a veces en su propia escuela, o en las escuelas de los pueblos cercanos. Eran toda una novedad para el contexto campesino de la zona, y ellos estaban felices.
En los años 64 y 65 en Buenos Aires se iba gestando un movimiento joven musical, un tanto inocente, pero novedoso: La Nueva Ola. Por la televisión en blanco y negro se veían a aquellos cantantes increíbles que despertaban los suspiros de las niñas argentinas: Palito, Leo Dan, Chico Novarro, Lavié y muchos otros que representaban una expresión cultural juvenil y desfachatada que, a su manera, iba rompiendo con los cánones no sólo musicales, sino también sociales, que imperaban en esos tiempo.
En Frank iba creciendo un talento muy particular: la composición. Rápidamente creaba una melodía, le ponía una letra e incluso podía traducirla al inglés y cantarla también en ese idioma sin ningún inconveniente.
Son de esos tiempos primitivos canciones tales como “No Satisfaction”, “Horses in the Dark”, “Darkness” “Don´t smoke in my bed” y otras.
De esta forma, se fueron haciendo bastante conocidos en la zona y eran siempre invitados para tocar en las fiestas de las escuelas (la semana de la primavera estaba toda ocupada con sus recitales) y en los clubes pueblerinos, como el Social y Deportivo Chorote Juniors, o El Club Social Espigas, un pueblo aledaño, y otros.
Una noche tocaron en una cantina de otro pueblo cercano, más bien una ciudad, Olavarría. Sabida era la rivalidad de esta ciudad con los de Arroyo Chorote, sobre todo por los partidos de básquet, y esto generaba un rechazo hacia LOS SALVAJES, a pesar de no haber tenido participación en los deportes.

Continuará…

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