La Historia – Parte 13

Por Carlos Alberto Nacher
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Hemos encontrado un libro casi completo, casi intacto, salvo por algunas páginas faltantes. Su nombre: “El viejo y el mar” de Ernest Hemingway.
He aquí una de sus tantas frases:
“Este pez podría alimentar a mucha gente, pero ¿Serían dignos de comérselo? No claro que no.”
En primer lugar, he notado que, como en tantos otros textos, se nombra al pez. Incluso pude ver imágenes de distintos peces, de muy variadas formas y tamaños, en retazos de un libro de ciencias naturales. Así fue como pude observar a estas criaturas extinguidas por primera vez en mi vida. Al parecer, según el texto, era un alimento muy común para las personas, formaban parte primordial en las dietas de varios pueblos. Pero… ¿Serían adorados como sagrados?. Hemingway, el autor de la cita, indica que la gente no era digna de comerse a dicho pez, por alguna razón desconocida. O bien sería un dios pez, o debería poseer ciertas propiedades o virtudes que lo hacían digno del respeto de las Mujeres (con esta palabra general incluyo también a los hombre).
Lo cierto es que, siguiendo con el libro mencionado, concluimos en que el desaparecido mar era una fuente inagotable de recursos, tanto alimenticios como de agua, y de aire respirable, Contribuía a la frescura del clima, y era casi infinito para el ser humano. De nuevo, me pregunto cómo dejamos que todo este paraíso desapareciera, se esfumara a nuestra vista, sólo en nombre del progreso sin límites, en la carrera por los armamentos, en la destrucción por la destrucción misma.
Nosotras, últimas refugiadas de esta especie, que nos alimentamos con breves porciones de comida sintética que resumen en ellas las cantidades necesarias de nutrientes, pero cuya producción hoy por hoy pende de un hilo, hubiésemos dado cualquier cosa por tener peces, por contar con alguien que, como una mujer llamada Jesús, según cuenta un fragmento antiguo, enterrado en la profundidad de la excavación, podía multiplicar los peces en una canasta con sólo desearlo, y así repartirlos entre las más necesitadas.
Quizá fuera una fantasía de la autora, o bien una leyenda, pero esta mágica manera de generar comida me fascinó. Al fin de cuentas, dudo si fue una mujer o un hombre, no está claro en el texto, está borroso, afectado por la tierra añosa y decolorado. Pero quiero creer. Todo esto me supera, entonces, por mi voluntad, creo que sí, que de hecho multiplicó los peces.
Pero Hemingway, en su escrito, dejó bien en claro la importancia del mar y sus habitantes. Para nosotras, es como un cuento legendario, apenas concebimos la magnitud de la Gran Devastación y la extinción de tanta vida maravillosa.
Fui interrumpida por mi socia de investigaciones, Alimac.
-Ave, mira esto por favor!
Frente a mi se desplegaron hojas muy extrañas, con una serie de símbolos que nunca habíamos visto, líneas, puntos negros, líneas rectas, horizontales, grandes símbolos, círculos negros sostenidos con líneas que se repetían una y otra vez a lo largo de la hoja.
¿Qué significaba esto? ¿Acaso una forma secreta de comunicación?
Continuará…

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