Vivir al límite: el trabajo de los médicos intensivistas durante la pandemia

La médica intensivista Mariel Ayelén García, quien se desempeña en el Hospital Regional de Comodoro Rivadavia, se refirió a los desafíos de la profesión en el contexto de la pandemia de Covid-19. Con el aumento casos crece la preocupación por la cantidad de camas UTI. Sin embargo, el recurso más importante y escaso, sigue siendo el humano.
En diálogo con El Diario, la profesional analizó la actualidad de la “medicina intensiva”, los requerimientos de las Unidades de Terapia Intensiva (UTI) de más profesionales, y el abordaje de la actividad desde el ámbito personal, en un ámbito en el que se está tan cerca de la vida como también, de la muerte.

“Es una enfermedad nueva y grave”

“La medicina intensiva ‘se puso de moda’ con la pandemia, pero es una especialidad de más de 60 años; nosotros le damos soporte vital a los pacientes graves y ayudarlos en ese proceso, en el soporte de los órganos, hasta que se recuperan; por lo tanto, a diferencia de lo que todo el mundo piensa, en la terapia intensiva tratamos de dar vida”, reflexionó García, agregando que “no es como se piensa, de que uno llega ahí y es el final de la vida; el problema con esta pandemia de Covid-19 es que ha puesto en jaque al sistema de salud por ser una enfermedad nueva y muy grave, entonces nos ha expuesto un montón de cosas, siendo la primera línea (de atención) durante esta crisis”.

Nombres y apellidos

La adversidad de la propia situación que se vive actualmente “hizo que tuviéramos que amoldarnos”, reconoció la médica, sumando a ello que “el paciente grave con Covid constituye un bajo porcentaje”, pero tiene alta mortalidad y el dato más significativo al que alude García es que “uno lo puede tomar como un porcentaje ‘leve’, pero después uno le pone un nombre y un apellido”.

Acompañar durante la vida

En cuanto al manejo de la presión en la UTI, García planteó que “nosotros estamos constantemente viendo y ayudando a la vida, y viendo a la muerte; la terapia intensiva cambió mucho en este último tiempo, acompañamos mucho en el final de la vida, tratamos de que la familia esté cerca de la persona en ese momento” y añadió que “esto (por la pandemia) nos ha dado un cachetazo ya que las familias no pueden estar todo el tiempo; nosotros somos personas comunes y corrientes que tratamos de acompañar, pero nos afecta y mucho, uno recuerda nombres y apellidos de personas en lugar de camas y patologías”.

“Somos pocos”

“Es todo un reto acompañar al paciente, que no es como antes ya que ahora en la terapia intensiva no está dormido sino despierto, es colaborador, a pesar de que esté con un respirador se comunica”, apuntó García, subrayando que “el gran problema de la terapia intensiva es que hoy día somos pocos; pocos nos eligen como especialidad; en Comodoro somos 20 especialistas de cuidados intensivos repartidos en cuatro terapias, y habitualmente la mayoría tiene 8 camas; ahora hay más camas pero somos la misma cantidad de profesionales, entre ellos médicos, enfermeros y anestesiólogos”.

“Es importante que la gente se cuide”

La profesional explicó que los intensivistas “estamos en todas las especialidades y es muy dinámico lo nuestro; vemos el paciente de manera integral, vamos ayudando, observando y uniendo datos para llegar a un diagnóstico final, con el soporte de todos los órganos; es algo muy dinámico”, concluyendo que “es importante que la gente se cuide, que mantenga las medidas de precaución, la distancia, la higiene de manos, porque son pocos los que ingresan, pero les cambia la vida; una vez que se ingresa con Covid-19, no se vuelve a ser el mismo, entonces, no nos expongamos, esto pasará y a algunos nos cuesta más que a otros, pero hay que mirar hacia adelante y dar lo mejor de uno”.

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