La pandemia unió cuatro festivales de cine rivales

La pandemia del coronavirus continúa transformando de raíz la industria del entretenimiento, aun en sus manifestaciones más resistentes al cambio como los festivales internacionales de cine. En estos tiempos sin alfombras rojas ni paparazzi, cuando Cannes no pudo celebrarse y debió circunscribirse a una edición de su mercado (Marché du Film) sólo virtual, cuatro grandes jugadores de este escenario, Venecia, Telluride, Toronto y Nueva York, dieron a conocer un comunicado conjunto, lo que constituye un acontecimiento nunca antes registrado en la historia. Normalmente, estas grandes muestras compiten despiadadamente entre sí para quedarse con las mejores películas (y los mejores negocios), pero este año, según la declaración conjunta de ayer, decidieron dejar la competencia a un lado y establecer un plan de cooperación.
“Hemos cambiado competencia por colaboración”, dice el texto. “Estamos compartiendo ideas y colaboración, y ofrecemos nuestros respectivos festivales como una plataforma única para que el mejor cine tenga lugar en ella. No queda otra solución, es lo que hoy hace falta”.
El comunicado, sin embargo, no profundiza en los detalles en los que consistirá esta cooperación y parece, antes que otra cosa, una declaración de tregua en medio de la guerra contra un enemigo común, el covid-19 y la imposibilidad de llevar adelante cada festival con los recursos de cada año.
Además de esta declaración de buenas intenciones, observadores del sector señalan que hay una razón práctica para llevarla a cabo en medio de esta crisis sin precedentes: con la entrega de los Oscar 2021 diferida hasta abril, Netflix que se apodera de muchos títulos que iban a tener su première en sala y ahora no pueden, y los grandes estudios posponiendo muchos títulos para el año próximo, a cada uno de estos festivales les sería sumamente arduo armar un programa propio. Las películas disponibles, escasas, no podrían alimentar la habitual demanda de cada muestra internacional, además de que las restricciones aún imperantes para viajar circunscriben al público, y los compradores, de estos festivales, a una composición local. Y esto, siempre y cuando, los festivales puedan realmente hacerse.
Tanto Venecia como Toronto habían anunciado significativos cambios en la estructura de su programación, con alrededor de 50 películas de estreno mundial en cada uno de ellos (Toronto, competidor tradicional de Venecia por celebrarse casi simultáneamente, tenía un promedio anual de 300 títulos nuevos).
Telluride y Nueva York tendrán también contenidos más limitados y no utilizarán sus habituales políticas para aceptar la participación de una película. El año pasado la competencia fue feroz. Venecia se quedó con “Joker”, donde ganó el León de Oro: “Jojo Rabbit” fue a Toronto, donde obtuvo el Premio del Público; “El irlandés” abrió del Festival de Nueva York, y “Judy” se programó en Telluride. Cannes, el festival más herido por la pandemia, se resistió a que algunos de sus títulos seleccionados para este año, como el polémico “Ammonite”, drama de lesbianismo con Kate Winslet, fuera a Venecia, aunque se verá en Nueva York, lo que significa que (pese a los rencores del festival francés) también será aprovechado por el italiano.

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