ENTRE EL 50 Y EL 70% TIENEN DIFICULTADES PARA DORMIR Y SE SIENTEN DEPRIMIDOS

Estudian los efectos de la cuarentena en los mayores

Un grupo de especialistas del Centro de Investigación en Neurociencias de la Facultad de Psicología Universidad Nacional de Rosario, junto a la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad Privada del Norte de Perú, realiza un estudio epidemiológico sobre la salud mental de la población en situación de pandemia.
Para llevarlo a cabo recaba información sociodemográfica, acerca de la formación profesional y otras aptitudes culturales, así como de redes de apoyo, estado de ánimo, niveles de ansiedad y sentimiento hacia la vida con el objetivo de determinar un estado de situación del impacto anímico del virus en la población de la Argentina y países de la región, y evaluar su desarrollo en la post pandemia.
“Sin lugar a dudas las medidas sanitarias destinadas a dar contención a la pandemia ocasionada por el COVID-19 configuran un escenario social de características inéditas y cuyos efectos disruptivos en nuestras poblaciones tardarán en ser asimilados. En este contexto tan singular, es necesario interrogarse acerca de la salud mental de la población. Estudios internacionales revelaron que síntomas de ansiedad, depresión y estrés son las reacciones psicológicas más frecuentes en tiempos de COVID-19”, señalaron los especialistas.

Los entrevistados

El estudio alcanza a la población mayor de 21 años de la Argentina, Chile, Paraguay, Uruguay y México; haciendo foco en la población adulta mayor de Rosario y su zona de influencia.
“En un primer momento pensábamos analizar el impacto de la pandemia y el aislamiento en las poblaciones que eran consideradas de riesgo, especialmente adultos mayores y quienes tuvieran patologías previas. Pero luego, debatiendo con otros investigadores decidimos ampliarlo a la población adulta, lo que nos permitirá estudios comparativos y de mayor alcance” explican.
Para los investigadores la población adulta, y espacialmente los mayores, podrían hallarse en estado de especial vulnerabilidad, ya que son uno de los grupos más expuestos a la contagiosidad y mortalidad; además, la psicología evolutiva y de la vejez señalan la alta recurrencia de sentimientos de soledad y desamparo, situación que el aislamiento y el distanciamiento social podría agudizar. Sin embargo, destacan que “no puede generalizarse ya que se trata de un grupo muy heterogéneo, con diferentes recursos simbólicos y materiales para atravesar esta coyuntura”.
Los lazos sociales, las redes de apoyo y la reserva cognitiva podrían considerarse como elementos primordiales para sobrellevar el aislamiento no voluntario y son algunos de los factores que se utilizan para medir su impacto.

El estudio

Los investigadores desarrollaron una encuesta auto-administrada, que depende de la adhesión voluntaria de los participantes. Adoptaron un modelo exploratorio validado internacionalmente, que permite acceder a un gran número de voluntarios y lograr un seguimiento en el tiempo. “Al acceder a participar del proyecto se solicita la firma de un consentimiento y se requiere una dirección de correo electrónico para entrevistas posteriores a la pandemia; estas permitirán evaluar qué factores se vieron modificados y cuáles volvieron a los estados previos al aislamiento”, explican los psicólogos.
Los objetivos específicos del estudio son evaluar la relación entre la pandemia-aislamiento y el grado de ansiedad y miedo en la población de adultos y particularmente de adultos mayores.
“A través de las preguntas, se analizará qué representación emocional dispara el aislamiento y la enfermedad en la población, tomando en cuenta tres elementos: el nivel de ansiedad, el grado de depresión y una mayor conciencia de muerte. Y cómo afectan en su estado de ánimo y en su voluntad de vivir” detalla el equipo.
Los investigadores explican que otro de los puntos que toma en cuenta el estudio es la reserva cognitiva, a la que definen “como la sumatoria algebraica de todas las actividades intelectuales y culturales que dan a una persona una especie de capital simbólico”. Esto es lo que intenta medirse en el presente estudio, ya que podría ser un buen indicador de la forma en la que se supere una situación. Otro elemento específico a indagar es la relación entre el apoyo social autopercibido y los diferentes estados emocionales.

Los primeros resultados

La investigación comenzó a realizarse hace menos de una semana y ya llevan más de 600 encuestas respondidas, por lo que el equipo de investigación cuenta con algunos datos. Se puede conocer qué contestaron los entrevistados, aunque no cruzar sus respuestas con sus características demográficas.
Los números obtenidos hasta el momento señalan que el 70% de los encuestados tiene dificultades para dormir y el 75% se sintió cansado o con poca energía, así como un 57% se sintió deprimido, decaído o sin esperanzas.
En cuanto a la preocupación, un 55% de quienes participaron del estudio señalaron sentirse bastante preocupados varios días en las últimas dos semanas, mientras que el 16% se sintió así todos los días. “Si bien los datos son muy preliminares, la población mayor vivencia un mayor riesgo vital mientras que los más jóvenes lo vinculan más a lo económico”, marcan los responsables de la investigación.
El 50% de los voluntarios reconoce considerable temor por el COVID-19; sin embargo, son muy pocos los que temen perder la vida por la enfermedad. “A pesar de todas estas dificultades anímicas, las personas encuestadas sintieron apoyo social alto”, destacan los investigadores.
El equipo de Investigación está compuesto por Mauricio Cervigni, Miguel Gallegos, Pablo Martino, investigadores de UNR-Conicet; Tomás Caycho-Rodríguez, de Perú y los alumnos Iñaki Bares y Manuel Calandra de la UNR. (Fuente: Argentina Investiga)

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