EL ENOJO DE ALBERTO FERNÁNDEZ CON MAURICIO MACRI Y LA PROPUESTA FALLIDA DE RICARDO ECHEGARAY

El Presidente y Vicentin

*Por Walter Schmidt

El Presidente no quería saber nada con Sergio Nardelli, amigo de Macri. Cristina recibió una propuesta del ex titular de la AFIP, pero avaló otra cosa muy distinta.

«Mientras Nardelli esté al frente de Vicentin, no vamos a recibirlo y el Gobierno tampoco le va a dar una solución», bramó Alberto Fernández​ allá por febrero de este año, previo a la pandemia.

La sociedad Vicentin SAIC había entrado en cesación de pagos el 4 de diciembre de 2019 y anunciado a sus acreedores que no podría enfrentar sus obligaciones. Por eso, vendió parte de Renova (biodiesel), empresa que tiene con participación de Glencord con una participación 50 y 50 por ciento. Vicentin​ se hizo del dinero de la venta y dijo que iba a destinarlo para atender la emergencia con los acreedores. Pero, aparentemente, nunca lo usó con esos fines.

La empresa es desde hace 50 años cliente del Banco Nación y, hace 20 años, uno de sus mayores clientes sin ningún incumplimiento. Pero empezó a tenerlos en 2013, cuando el banco le otorga un límite de 200 millones de dólares. En el 2016 se elevó a 220 millones y en junio de 2018 era de 300, y de ahí no se movió.

El ya presidente Alberto Fernández estaba muy molesto con Vicentin, al punto que recurrió a Mauricio Macri para consultarlo acerca de cuál era la situación de la firma. Pero Macri respondió con evasivas y no le aportó demasiado detalles a su sucesor. Como Nardelli es íntimo amigo de Macri, Alberto Fernández se convenció que el ex mandatario no le dijo nada, para cubrirlo.

El 10 de febrero, la empresa solicitó la apertura de su concurso preventivo de acreedores, tras la cesación de pagos en la que cayó en diciembre de 2019.

Ante ese panorama, cuando un interesado consultó a Alberto F. sobre la situación de la empresa y qué planes tenía la Casa Rosada, el mandatario exclamó que «mientras Nardelli esté al frente de Vicentin, no vamos a recibirlo y el Gobierno tampoco le va a dar una solución».

En simultáneo, Cristina Kirchner estaba bastante obsesionada con el caso Vicentin. Pidió alternativas, pero un asesor le explicó que como había un concurso de por medio, el gobierno no la podía expropiar sino que había a que esperar que un juez declarara la quiebra.

En ese momento Eduardo Hecker, ya presidente del Banco Nación, era también el presidente del Comité de Acreedores de Vicentin.

Al tanto de la inquietud de la vicepresidenta, en marzo Ricardo Echegaray le acercó un borrador a Cristina, con una propuesta. Sugería que el presidente del Banco Nación en su carácter de representante del Comité de Acreedores podía pedir una intervención de Vicentin, dado que había pruebas acerca de una malversación de fondos. Se refería al dinero producto de la venta de una parte de Renova que iba a ser destinado a los acreedores. Por ello, argumentó Echegaray, se podía intervenir la empresa, manejarla y tomar la caja.

Pero la decisión final que tomó el Gobierno no tuvo nada que ver con lo propuesto por el ex titular de la AFIP. Incluso, dicen que se lo vio muy enojado a Echegaray en algunas reuniones. Ocurre que en su propuesta estaba contemplada una herramienta legal -la intervención a partir de una supuesta malversación-, y que en teoría no daba lugar a ninguna demanda judicial por parte de Vicentin. Pero en cambio, se decidió que fuera el Estado el que interviniera y expropiara la empresa, con lo cual la decisión de la justicia es un final abierto.

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