LA APERTURA DE LA CUARENTENA DECEPCIONA A LOS COMERCIOS Y MUESTRA OTRA DINÁMICA DEL MERCADO: MENOS CONSUMO, MÁS FLEXIBILIZACÓN Y ENORME INCERTIDUMBRE DE LA CLASE TRABAJADORA. HAY 800 MIL MERCANTILES AL BORDE DE LA SUSPENSIÓN POR 60 DÍAS Y EN LA CONSTRUCCIÓN SE PERDIERON MÁS DE 80 MIL EMPLEOS RESPECTO A 2019. LOS INDUSTRIALES PRESIONAN PARA LIBERAR MÁS LAS REGLAS, MIENTRAS EL GOBIERNO DUDA Y RENEGOCIA CON TODOS

Nada será igual

Por Trivia Demir

La apertura de la cuarentena era necesaria, y de hecho se está dando en la medida de las posibilidades, pero el mercado tiene su propia dinámica y en términos de reactivación y resultados post-pandemia, la única lógica es a prueba y error, con resultados preocupantes por ahora. Poca dinámica del mercado, más medidas de ajuste desde el sector privado, y descarnada flexibilización laboral.
Así, un gran número de actividades retomaron esta semana sus actividades in situ, con adaptaciones logísticas propias, pero sobre todo múltiples modificaciones de oferta y demanda. Y más la última que la primera. “No hay gente comprando, el interés en el consumo se modificó por unos meses, las prioridades de la gente son otras, el poder adquisitivo se redujo y la cuarentena cercenó ingresos y condicionó las perspectivas de la clase media y la clase trabajadora”, detalló un referente sectorial.
Los expertos venían alertando que el virus sería toda una bisagra en el mundo de los intercambios mercantiles al igual que en otros tantos nichos. Pero hasta hace poco, esto parecía una perspectiva apocalíptica sorteable.

Los mercantiles, al horno

El apuro por reactivar es entendible, pero no todos están tan entusiasmados con la recuperación de la vida conocida. De acuerdo a información nacional, unos 800.000 trabajadores mercantiles que están sin tareas quedarán suspendidos por 60 días y recibirán el 75% de su salario neto, según el acuerdo alcanzado por la Federación de Empleados de Comercio (FACEYS), que lidera Armando Cavalieri, con los empresarios del sector, que están agrupados en la Cámara Argentina de Comercio y Servicios (CAC), la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME) y la Unión de Entidades Civiles Empresarias (UDECA).
El convenio, que se había anunciado la semana pasada y que se firmó este martes por la noche, incluye el compromiso de preservar las fuentes de trabajo y permite que las empresas de hasta 70 empleados podrán hacer una “presentación automática”, sin participación del sindicato, “siempre y cuando asuman el compromiso de aceptar y por ende aplicar las condiciones expresadas en el acuerdo”, como una forma de agilizar el trámite, según anunció oficialmente la FAECYS. Al mismo tiempo, el entendimiento contempla que el sector empresarial “garantizará” los contribuciones a la obra social, OSECAC, y el aporte sindical, además de otros pagos, como «el aporte establecido en el artículo 9 del acuerdo paritario del sector correspondiente al año 2019”, que se trata de una suma “extraordinaria” de 100 pesos por afiliado para Osecac. En esa misma cláusula del acuerdo figuran los aportes y contribuciones que surgen de dos artículos del convenio colectivo 130/75, que es la cuota sindical del 2% que se descuenta a los trabajadores afiliados, y, además, se menciona “el acta acuerdo del 8 de abril del 2008 homologada por resolución Nro. 600/2008 a favor del INACAP”, que es la contribución a cargo de los empleadores para financiar el Instituto Nacional de Capacitación Profesional y Tecnológica para Empleados de Comercio: por cada trabajador, las empresas aportarán el equivalente al 0,5% del salario inicial de la categoría Maestranza A determinado en el convenio, que actualmente es de unos 35.000 pesos. Por este concepto, el sindicato recaudaría unos 140 millones de pesos adicionales por 60 días.
Ese punto se convirtió en una de las claves del acuerdo porque el sindicato mercantil es uno de los tantos que tiene las cuentas en rojo por la caída de la recaudación como consecuencia del parate económico. Por eso la federación mercantil se anotó en el programa gubernamental por el cual el Estado se hace cargo del pago de la mitad de los sueldos de las empresas en crisis.

Los metalúrgicos también flexibilizan

Las suspensiones para el personal sin tareas por la cuarentena, con el pago de una asignación equivalente al 75% del salario, fue pactada por el Sindicato de Comercio, los metalúrgicos y los metalúrgicos, entre otros, luego del acuerdo marco alcanzado la semana pasada por la UIA y la CGT, con el respaldo del Gobierno, como una forma de evitar el colapso de las empresas y de las fuentes de trabajo, basándose en el esquema estipulado en el artículo 223 bis de la Ley de Contrato de Trabajo.
Luego de la firma del acuerdo por parte del gremio mercantil, ya son 1.200.000 trabajadores los que serán suspendidos por 60 días (en el caso de la UOM, su vigencia será de cuatro meses y los operarios recibirán el 70% del sueldo bruto, es decir, el 86% del neto).
Los acuerdos de este tipo fueron criticados por Hugo Moyano, las dos CTA y los estatales de ATE. La Federación de Trabajadores Camioneros incluso le enviaron una carta al ministro de Trabajo, Claudio Moroni, en la que advirtió que “no suscribirá acuerdos con ninguna de las cámaras empresarias de nuestra actividad ni con las empresas del sector que impliquen la baja de salarios, y/o supresión del pago de ítems convencionales, como así tampoco acordará suspensiones de personal”.

Al límite

Al límite del colapso, la poderosa Asociación Empresaria Argentina (AEA) reclamó una mayor flexibilización de la cuarentena y afirmó que es momento de «darle especial prioridad a mantener vivo el aparato productivo del país». No casualmente el comunicado de la entidad que reúne a las mayores firmas argentinas -como Techint, Arcor, Mercadolibre o Coto-; llega justo en el momento en que el gobierno debe decidir el nuevo esquema de confinamiento que se prorrogará a partir del lunes.
A modo de presión, sostienen que «es imprescindible apoyar la red de empresas pequeñas, medianas y grandes que, en conjunto, constituyen cadenas de valor que hacen posible la producción, el empleo y generan exportaciones desde la Argentina».
Si bien reconocen «un esfuerzo muy importante y exitoso» por parte de la ciudadanía y el gobierno, señalan que «este logro tiene que consolidarse». «Para ello deben alentarse acciones que posibiliten una vuelta ordenada al trabajo y la producción, manteniendo las medidas de protección a los trabajadores, preservando la seguridad de las personas y el distanciamiento físico», subrayan, en ese sentido.

Se va parando el motor

A la par, las luces de alerta de la gravedad económica en la que se va entrando, se evidencia a través de sectores que han supervivido a los colapsos más intrincados, pero ahora se la están viendo en figurillas. Si la construcción era uno de los sectores económicos más golpeados antes de la aparición del coronavirus, el parate productivo que desencadenó la cuarentena no hizo más que amplificar estas diferencias.
De acuerdo a los datos del Indec, esta industria sufrió una caída del 46,8% en el mes de marzo, que solamente tuvo diez días de confinamiento obligatorio, por lo que se espera un desplome aún mayor para abril. La baja resultó mucho mayor al 16,8% que reportó el sector manufacturero para el mismo período y refleja la urgencia de los empresarios por acelerar la apertura económica.
Por eso, ahora la construcción acelera la apertura y negocia la incorporación de nuevas provincias, luego del décimo octavo mes de descenso consecutivo, con el agravante que en los primeros dos meses del año la baja ya había alcanzado los dos dígitos (13,5% en enero y 22,1% en febrero) a raíz del congelamiento de la obra pública decretado por el gobierno.
En esta oportunidad, los insumos más afectados fueron asfalto (-74,6%), hormigón elaborado (-68%), hierro redondo y acero (-61,1%), pinturas para la construcción (-54%), mosaicos graníticos y calcáreos (-50,2%) y cemento portland (-46,5%). Aunque los trece insumos relevados presentaron contracciones superiores a los dos dígitos.
El escenario recesivo se vio reflejado en el ámbito laboral, donde hubo una destrucción de 84.255 empleos respecto al mismo mes del año anterior y 8.022 en relación al mes previo. Es por eso que la presión sobre las autoridades para flexibilizar el rubro está más fuerte que nunca y ya unas nueve provincias avanzaron en este sentido al habilitar las obras privadas que representan el 75% del total de la construcción. No obstante, muchas lo hicieron solamente en pequeñas ciudades. Los grandes aglomerados del país todavía no abrieron paso al funcionamiento de este tipo de obras y mucho menos la Capital Federal y el Conurbano bonaerense.
Con todo esto el panorama laboral y social para el grueso de los trabajadores es literalmente preocupante, y muy lejos de la ola de solidaridad y repensamiento de los vínculos contractuales como sociedad, la doctrina descontrolada del ´laissez faire, laissez passer´ amaga con arrasar con todo, si la política no reacciona rápidamente. Habrá que ver…

Fuentes: NA, AF, LN, propias

ÚLTIMAS NOTICIAS