LA TENÍA POR UN CASO DE VIOLENCIA FAMILIAR, QUEDÓ DETENIDO

Dice que se enojó porque no andaba la tobillera y por eso se la sacó a la fuerza

El lunes último, Ernesto Julián Raffa fue detenido por la policía por quitarse la tobillera electrónica por un caso de violencia familiar. Aproximadamente a las 19:55 horas, la Directora General de Acceso a la Justicia, doctora Suquia, se comunicó con la Comisaría Playa denunciando el hecho. Al llegar al domicilio, el personal policial observó que el imputado se encontraba bajo los efectos del alcohol y los recibió con insultos y amenazas y les arrojó la tobillera electrónica cortada y el dispositivo electrónico sin batería. Ante el intento de calmarlo, los policías aseguran que respondió: “Yo no voy a salir de acá, no los quiero ver más acá, les voy a tirar un tiro en la frente a todos”.
Luego de detenerlo, la fiscalía de Rawson lo imputo por daño agravado en concurso ideal con desobediencia en concurso real con amenazas, designando a la fiscal general Florencia Gómez a cargo de la investigación.
En este marco, finalmente la jueza de garantías María Tolomei resolvió la apertura de investigación preparatoria y prisión preventiva por un mes para Ernesto Julián Raffa por los delitos de daño agravado, desobediencia y amenazas.
Raffa tenía colocada la tobillera por una prohibición de acercamiento dictada por el Juzgado de Familia por dos casos de violencia de género. Además, tiene dos casos que también sigue la Justicia por daños y desobediencia a la autoridad, que culminaron con la colocación de la tobillera electrónica.

Los argumentos

En la audiencia, la funcionaria de fiscalía Silvana Lagarrigue pidió la prisión preventiva por el término de un mes por ser “persistente su actitud de no someterse a la Justicia”. Fundamentó su pedido siguiendo además normas internacionales vinculadas con la violencia de género y “expresas instrucciones del procurador general Jorge Miquelarena en función de las circunstancias especiales de la cuarentena por el Covid 19”.
Además, aseguró que la mujer de Raffa y sus dos hijos de 4 y 7 años de edad “viven aterrados”, a pocas cuadras del domicilio de Raffa en el Puerto de Rawson.
A su turno, la defensora Janet Davies dijo “que en realidad Raffa había llamado varias veces a la Policía por un supuesto mal funcionamiento de la tobillera electrónica y que ello pudo haberlo enojado”. Reconoció que Raffa está en tratamiento por alcoholismo y que “solo quiere ver a sus hijos”. Además, indicó que los lugares de detención están sobre poblados y las condiciones no son las adecuadas, también pidió que se tenga presente que el sujeto tiene 54 años y debería permanecer 14 días aislado. Ofreció que su defendido cumpla con presión domiciliaria, con tobillera electrónica por considerar que la medida es excesiva.

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