SE OBSERVÓ UN ALTO ACATAMIENTO A LAS MEDIDAS SANITARIAS

Circulación ordenada en el primer día de reapertura comercial

MADRYN – La esperada reapertura de comercios tuvo lugar el martes por la mañana, y contrariamente a lo que se esperaba, considerando lo ocurrido en otras ciudades del país, hubo una significativa presencia de transeúntes en la zona céntrica, aunque menor a la prevista.
El ejido urbano ofreció una escena enmarcada en el aislamiento preventivo, social y obligatorio, donde la mayoría de los vecinos y vecinas que transitaron las distintas arterias, lo hicieron con sus tapabocas y barbijos colocados, y mayormente respetando la distancia para ingresar a los comercios.
Sin embargo, otra postal expuso la difícil situación económica que el arrastra desde hace años el sector comercial, y su pronunciamiento por efecto de la pandemia se evidenciaba en casi una veintena de locales cerrados: persianas bajas, cobertura con papeles de diario y carteles de “liquidación” con la pintura venida a menos, dieron cuenta de la inevitable decisión que muchos comerciantes debieron tomar ante la imposibilidad de afrontar los costos fijos.

Puertas abiertas

Una particularidad que ofreció el “día uno” fue la circulación de vecinos de la ciudad en comercios de todo tipo: el acceso a locales con productos de primera necesidad parecería haber sido una vieja consigna, y tanto locales de indumentaria como zapaterías, quinielas y relojerías recibieron a buena parte de quienes transitaban por la zona céntrica.
En contrapartida, las filas para ingresar a los principales bancos fueron más bien desordenadas, generando una innecesaria cercanía entre los clientes que se aprestaban a ingresar para ser atendidos o bien para concurrir a los cajeros automáticos.

Delivery de zapatos

Algunos comercios, dentro de los cuales se destaca una reconocida zapatería, comenzaron a ofrecer servicio de “delivery” o envío a domicilio, sin que se tratara de productos gastronómicos: ello ha sido, acaso, una estrategia para movilizar el circuito económico durante las últimas semanas de restricciones, que impactaron de lleno en las finanzas de la comunidad y vieron una disminución del dinero circulante.

Ordenamiento

Las dependencias públicas, principalmente las municipales como es el caso de la Secretaría de Hacienda, también se encontraban funcionando dentro de los parámetros sugeridos por los sanitaristas: distancia entre contribuyentes que hacían largas filas para pagar sus obligaciones, sin amontonamientos.

Secuestros

Una escena bastante llamativa se extendía desde las inmediaciones de la Seccional Primera de Policía, ubicada sobre la calle Bartolomé Mitre: a escasos cincuenta metros, la mayoría de los vehículos estacionados sobre la calle Belgrano, frente al Concejo Deliberante y el Palacio Municipal, tenían colocadas fajas de “secuestro”.
Normalmente, la cantidad de vehículos a disposición de la Policía ante hechos delictivos y accidentes suele copar el frente del destacamento, pero atentos a la importante cantidad de secuestros durante la cuestionada gestión de la cuarentena semanas atrás, la cantidad de rodados habría superado la media y tuvo que utilizarse una calzada entera para ubicarlos.

Fumadores en la “Búsqueda del Tesoro”

Y si de aglomeraciones se trata, una curiosa situación tuvo lugar en las inmediaciones de avenida Julio A. Roca y Belgrano, donde funciona el -aparentemente- único kiosco de la ciudad que aún comercializa cigarrillos: sucede que, luego de que las empresas tabacaleras suspendieran su producción desde el pasado 20 de marzo, desde el gremio que nuclea a los kioscos advirtieron que, en pocos días, literalmente no habría más cigarrillos para vender en todo el país.
Aproximadamente cincuenta metros de fila podían observarse sobre la avenida principal, y en inmediaciones del ingreso al local, un dispenser ofreciendo té caliente para quienes transitaban una espera borgiana para adquirir tabaco.

Trabajos en la calle

La obra privada también mostró su reactivación en distintos locales cuya remodelación había quedado suspendida tras el anuncio del aislamiento; así lascosas, personal de la Cooperativa realizó trabajos sobre el ejido urbano, uno de ellos en la intersección de las calles Belgrano y San Martín.
La señalización y los cordones de seguridad en veredas próximas a ser reparadas también dejó en evidencia que varias obras que habían quedado en “stand by” cuando comenzó la cuarentena, por estos días tendrían continuidad.

El tapabocas, mandatorio

El acatamiento a la normativa pandémica fue el común denominador en la mayoría de los comercios: no faltó, prácticamente en ninguno, el cartel que indicaba el ingreso de dos personas como máximo, incluso en algunos casos se advertía que no ingresarían clientes que no cubrieran su boca y nariz.
Ello no pareció inconveniente, dado que a excepción de contados casos, la mayoría de los transeúntes circularon utilizando tapabocas.

Nueva normalidad

Los espacios públicos, que durante la “normalidad” anterior al 20 de marzo constituían los principales puntos de encuentro de la comunidad, permanecieron vacíos: la plaza San Martín prácticamente no registró personas sentadas en los bancos, y la zona costera parecería haber tenido una barrera invisible, ya que tampoco nadie transitaba sobre el paseo o la playa.

Acatamiento y responsabilidad

Por estos días, desde el Gobierno Nacional analizan otorgar la potestad a cada provincia para administrar su propio aislamiento, una posibilidad que al momento divide las aguas en materia de opinión: no obstante, en el caso de Puerto Madryn, el “relajamiento” de la cuarentena para permitir la esperada apertura de comercios, expuso el funcionamiento de una comunidad incluso más responsable que durante semanas anteriores, cuando las cuestionadas medidas en materia de seguridad inauguraron un virtual Estado de Sitio, donde las transgresiones fueron, por cierto, mucho mayores que en la actualidad.

ÚLTIMAS NOTICIAS