ENTRE LA POLÍTICA DE VIDEOCONFERENCIAS Y LA REALIDAD QUE NO ENTRA EN UNA PANTALLA. ALBERTO LES DIO CONTENCIÓN VIRTUAL A LOS INTENDENTES, PERO PRECISÓ TEXTUALMENTE QUE LA AYUDA A CADA MUNICIPO ´LLEGARÁ DESPÚES QUE PASE LA PANDEMIA MUNDIAL´. LA CRISIS SOCIAL Y ALIMENTICIA EN PUERTA CONDICIONA LA CUARENTENA

Perspectivas binarias

Por Trivia Demir

Las videoconferencias políticas han sido un hallazgo. Permiten que se aplaquen las ansiedades y se tergiversen las versiones, en un país difícilmente federal debido a las características de un territorio demasiado amplio geográficamente, heterogéneo cultural e idiosincráticamente y ampliamente arbitrario partidariamente hablando. Pero ojo, que la virtualidad también tiene mucho de esa despersonalización propia que produce hablar con una pantalla. La interpretación de los gestos, la empatía posible que permite el contacto energético del cuerpo a cuerpo, y sobre todo la peligrosa masividad de los compromisos que se lanzan en bits, (que son precisamente eso “una unidad de medida de información que equivale a la selección entre dos alternativas que tienen el mismo grado de probabilidad”), serán para analizar post pandemia viendo cuanto de toda esa política de emergencia´ fue verdad, y cuanto fue apenas una ´película´, de suspenso cohesivo o incluso de terror de farsa.
Pero por ahora en principio, el diálogo del Presidente con los intendentes calmó ánimos y sembró contención. Ayudó también a que se diluya la imagen de centralismo que aflora con la permanente mesa chica donde Kicillof y Larreta son los ocupantes casi excluyentes de los barcos que se arrojaron de este Titanic nacional y que se requieren mantener lo más a flote posible, para que sobreviva la compleja gestión que le tocó al albertismo.

Contenidos desde el ciberespacio

En ese marco, la mayoría de los intendentes quedó conforme con la catarsis. Ser escuchados ya es mucho, aunque no fueron pocos los que mostraron ´el barrio´ en términos de planteos, en una mesa donde se esperaba que ´volaran´ mucho más alto como para ser tenidos en cuenta y sobre todo con reclamos focalizados en las necesidades del grueso de la población y no de intereses sectoriales.
Como fuera, la tranquilidad de que “todos van a hacer asistidos” fue música para los desesperados oídos de los funcionarios que ponen la cara con la gente día a día, ya que se podría decir que un ochenta por ciento del resto de las estructuras políticas provinciales, y nacional, operan desde ´la nube´ de los despachos.
Sin embargo, y más allá de los entusiasmos municipales hay que tener presente que la ayuda comprometida no tiene fecha precisamente cercana. Alberto fue taxativo con eso: primero habrá que superar la pandemia mundial y dispensar cada recurso para ese objetivo. O sea, que como en toda emergencia, es probable que la ayuda en pesos constante y sonante llegue uno o dos años después que todo pasó y ya es un mal recuerdo. Como sucedió con los aportes para la emergencia por las inundaciones en Comodoro, o por los incendios de bosques en la Cordillera o incluso por pérdidas de cosechas o lanares por sequías extremas como en el Valle o la Meseta.

El que se achica, pierde

No es para exagerar como lo hizo un escéptico de los que nunca faltan, como para pensar que lo más importante políticamente hablando de la conferencia de prensa con los intendentes, fue la llamada de Macrón (que hizo demorar a Alberto).
Pero está claro que para que exista una visualización que haga que el poder central mire para abajo, la pelea de los Municipios por el día a día deberá ser muy puntual en datos, contundente en posicionamientos y concreta en ´rezos´, y para ello muchos intendentes deberán contar con un trabajo que pocas veces hicieron tan puntillosamente para pedir con propiedad: análisis de escenarios de mínima y máxima, pero no con dibujos, sino con datos duros y muy buena argumentación política. Y hasta presentarlos por escrito y por mesa de entrada porque internet se cae y las teleconferencias no son documentos. De otro modo, es muy probable que para el grueso haya catarsis, y para unos pocos, mesa chica, como viene sucediendo.
Para colmo en la cúpula central los juegos internos de poder nunca terminan, y como se sabe están los cristinistas y los albertistas operando en simultáneo sobre cada cosa, sobre todo vinculada al contacto directo con las intendencias, que es la gran matriz peronista. De hecho, en la conferencia estuvo Wado de Pedro, pero también “El Chino” Navarro y otros operadores más, que fungen como voceros del interior profundo, pero cada uno ´atiende su juego´.

Punto cruz

Es verdad que el Presidente considera que son los municipios y comunas los primeros bastiones desde donde se pelea contra el coronavirus, necesita que no abran el tránsito para que no colapse el sistema de salud, y de este modo se lo subrayó a los representantes locales, a la vez que prácticamente ordenó que las soluciones serán integrales. Pero también hay un componente político esencial para el mandatario cuya candidatura surgió cuatro meses antes de las elecciones y con un raro y variopinto consenso, de que necesita desesperadamente construir poder propio. Por eso tiene claro que labrar un vínculo directo con los alcaldes le permitirá un tejido mucho más fino que el que realiza con los gobernadores, y cuyos contratos preelectorales –por ejemplo- todavía no logra cumplir, como para seguir avanzando en esa macro.

Vacunados e inmunizados

Como bien lo detalló el analista Eugenio Paillet, “los ATN fueron una muestra de la disputa política en medio del coronavirus”. Para muchos intendentes, como los de Chubut, fue el impulso al diálogo directo con la Rosada, porque saben que viene de ´puenteada´, o por vías partidarias ya en campaña o por inacción del propio Ejecutivos provincial que no iba a pelear por algo donde no abrevaba nada para la perforada caja de Fontana 50.
Pero fuera de territorio la discrecionalidad dejó expuesto uno de los primeros grandes chispazos entre la fórmula gobernante. “Alberto Fernández decidió avanzar con la ´Gran Néstor´ y mantuvo el reparto de los ATN directamente con los intendentes”. Pero todo cambió en los últimos días, y por la situación de la provincia de Buenos Aires, donde ahora gobierna Axel Kicillof y detrás suyo con ojo avizor se encuentra siempre la figura de su madrina política, Cristina F., Kicillof ya se había quejado en privado, pero también lo deslizó en algunas declaraciones por los efectos devastadores que la pandemia de coronavirus está teniendo en la economía provincial, donde según cálculos de la gobernación solo en lo que va del año y en especial desde que estalló la crisis sanitaria la provincia sumó un déficit de 90.000 millones de pesos. El gobernador creyó ver ahí también, y se especula sobre la muy fuerte presión de Cristina sobre Alberto, una asociación entre el presidente y los intendentes peronistas de la provincia, en especial los del conurbano, que directamente perjudicaba su gestión y su administración de fondos sensibles e impostergables. Sea por las presiones que ejerció la vice en favor de su protegido, o porque también otros gobernadores, como Schiaretti de Córdoba, Valdez de Corrientes, y Suárez de Mendoza, sin olvidar al propio Horacio Rodríguez Larreta, el Presidente, dio marcha atrás. Y dicen que desde ahora, los ATN que deberán ser destinados a la provincia de Buenos Aires irán directamente a las manos de Kicillof, quien será entonces el encargado de repartir con cada uno de los intendentes. Una gestión que de todos modos promete coordinar con el influyente intendente de Hurlingham, Juanchi Zabaleta, aliado estrecho de Alberto y muy cercano a Wado de Pedro.

El laboratorio de la gobernabilidad

Hoy por hoy tampoco hay posibilidades de fisuras en el goteo de dinero, como para perder recursos en el largo trayecto de derrame que implica el federalismo. “O la plata llega a la gente, o la cosa se pondrá fea”, reflexionan en las bases.
Según números que manejan en la Casa Rosada, en febrero el Ministerio de Desarrollo repartía 8 millones de bolsones de comida, pasó en marzo a 11 millones, ahora a 15 millones y estiman que llegará a 20 millones el mes que viene. “No alcanza”, relata alguien que recorre aún en tiempos de pandemia. “Al no poder salir a trabajar, la demanda se triplicó”, detallan desde los medios nacionales.
En el conurbano bonaerense, esta olla a presión que es la demanda de la gente, se intensificó además por la demora en el pago del Ingreso Familiar de Emergencia (IFE) y los problemas que surgen para el uso de la tarjeta Alimentar. “La verdad que la gente no pide la tarjeta Alimentar, la gente quiere plata o comida”, relata con crudeza un funcionario provincial.
Según la misma fuente, el Presidente le garantizó a las ciudades «que va a haber asistencia permanente y que los programas de Desarrollo Social se incrementarán para sostener un buen clima dentro de lo posible”, lo cierto es que la prioridad es el Gran Buenos Aires y la CABA, que concentran en conjunto unos 16 millones de habitantes sobre los más de 44 millones que ostenta el país, y están a la vuelta nomás de donde funciona el poder central como para tocarles el timbre si es necesario.
Según un informe de la consultora ABECEBE, entre las provincias con más dificultades para volver a la “normalidad” según un análisis de la preocupación del sector privado, figuran sólo dos estados subsoberanos: Provincia de Buenos Aires y Chubut. La primera no sólo por el déficit de arrastre, sino por el peso demográfico y la diversidad de escenarios socioeconómicos que contiene. La segunda, por la inviabilidad de un déficit que ´normalmente´ ya en 2020 era de unos 22 mil millones anuales, y que con esto ya no se logra ni calcular.
Como precisa el sitio ADN Sur palabras más menos, ´entre liderazgos no asumidos y debates no resueltos, la caída abrupta de los valores de las materias primas, la casi monodependencia productiva petrolera, muestran hoy que la crisis global encuentra a Chubut con los pies descalzos, en un camino espinoso y oscuro´, sobre todo, por la baja calidad de conducción en la que nos agarra.
“(…) los hechos del último fin de semana, con una masiva cantidad de personas volcadas a los bancos en busca de dinero, refleja con crudeza que los desaciertos organizativos pueden amplificarse a partir de la necesidad de contar con los medios básicos para subsistir. Mucha gente no pareció temer al coronavirus, pero sí al hambre”, reflexionan desde Comodoro.
En Chubut, como otras tantas provincias, ya se ve venir la crisis social y alimenticia, por eso tal vez el control policíaco se prepara para lo peor, ensayando con los paseadores irregulares de cuarentena, a sabiendas que el coronavirus pasará, pero la crisis provincial, es probable que no.
En fin, a propósito de las dimensiones de la carencia en el mapa federal y como decía José Luis Sampedro, al fin y al cabo, “En tu hambre mandas tú”. Habrá que ver…

Fuentes: AN, AF, ABECEB, ADN Sur, propias

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