Página de cuento 788

Kachavara For Ever – Parte 31

Por Carlos Alberto Nacher
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Hubo una terrible explosión en el subsuelo, un ruido gutural, bien de las profundidades. Y de inmediato se cortó la luz. Casi todos dormían, pero no Anthony.
De pronto, detrás de los cajones vacíos de grapa riojana, entre unas viejas alacenas llenas de alimentos de supervivencia, pudo ver la tenue luz de un encendedor, que destellaba en la obscuridad, y el sonido de una boca que chistaba muy silenciosamente: “¡Chist! ¡Anthony Kachavaracha! ¡Por acá!” Anthony se sorprendió al principio, pero enseguida la curiosidad innata del científico pudo más, se levantó con sigilo y se dirigió hacia allá.
Grande fue su sorpresa al ver que quien lo llamaba no era otro que el agente secreto de la AIPA, AzizanCoker. Quiso escapar a último momento, pero Azizan lo tranquilizó: “Espere, no tenga miedo, no se vaya, yo estoy de su lado. Renuncié a la AIPA.” “¡Pero porqué! ¡Qué fue lo que pasó, usted tenía toda una vida allá!” “Son unos pelotudos. Pero mire, no voy a ahondar en este hecho intrascendente. Me cansé, me aburrí. Toda mi vida luché por los derechos inalienables del agente secreto. Toda mi vida batallé por habilitar la voz del agente secreto permitiendo su participación activa en la toma de decisiones que atañen a nuestra trayectoria post-vulcanísmica, por eliminar las barreras al aprendizaje y la participación de los agentes secretos con discapacidad pensando escenarios vulcanistas que respondan a las posibilidades y necesidades de los agentes secretos. Aunque, por lo visto, mucho más fácil que lograr que ellos entiendan esto, sería tomar un bloque de silicato de calcio y magnesio y hacer una escultura con una cucharita de helado. Es así, estimado Anthony, en una sociedad donde el rol del agente secreto se ve cumplido o suplido por distintas instituciones debido a la gran cantidad de agentes secretos ausentes en la investigación de los involucrados, este intento de nuestro guía espiritual y material, el excelentísimo Magister Doctor Ingeniero AssalamuAlaikum por ayudar a los agentes a dedicarse a ellos mismos y a la vez no quitarles tiempo a los testigos encubiertos, me parece fantástico. Dejemos de ver sólo el impacto visual, tratemos de ver más allá de la imagen, y descubriremos que el físico es lo de menos, lo importante es el mensaje que está más allá de la imagen, una manera de crear vínculos, de compartir, de enseñar. Piénselo. Pero ellos no lo comprendieron de esta manera. Y ni hablar de mi jefe, un verdadero imbécil que seguramente hoy debe caminar con su decadencia encima, pero seguramente la vida le habrá dado lo que le correspondía. Pero olvidemos esto. Mire a quien tengo aquí a mi lado, mire qué belleza namibiana auténtica. Le presento a mi pareja, la señorita Tonia Justin Jack.
“Mucho gusto, Tonia” “Mucho gusto doctor Anthony Kakachavar. Azizan me ha hablado mucho de usted.”
“Kachavara, por favor, milady.” A cada mención de aquel apellido el carassius de Anthony daba un imperceptible pero firme coletazo.
“Es usted muy bella, Tonia”
En la otra esquina del recinto, Mahama, Arthur, la Tía Chola y Brigitte se habían dormido. Y el chorizo colorado levitante había dejado de cantar, y al escuchar los susurros en el flanco contrario a sí, se fue también acercando, hasta quedar suspendido a cinco centímetros del pómulo derecho de Anthony, que no se había dado cuenta de la cercanía choricera.
El chacinado se fue acercando aún más, como una cobra en suspensión, pero derecho, sin curvas, como un misil de carne, grasa y condimentos varios.
El chori aprovechó la distracción de Anthony para acercarse más, hasta que al final, sin pedir ni el más mínimo permiso, le dio un beso en el cachete.
Continuará…

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