SE TRATA DE UNA DISCIPLINA COMPLEMENTARIA BASADA EN EL ORIGEN DE LOS SÍNTOMAS DE LAS AFECCIONES

Crecen las consultas por la medicina orthomolecular en Puerto Madryn

Constituyéndose muchas veces como un complemento a los tratamientos tradicionales, la medicina orthomolecular apunta a restablecer el equilibrio celular, ordenando la función de cada molécula interviniente en el normal metabolismo de las células.
Integra el campo de las denominadas “biomedicinas” o “medicinas biológicas”, las cuales previenen, tratan y curan enfermedades, algunas de ellas crónicas, desde su origen real molecular y atómico, es decir, desde la mínima particular existente en una célula.
Una de las características de dicha disciplina es que utiliza sustancias que normalmente se encuentran en el organismo, pudiendo controlar una variada gama de enfermedades diversas, incluso mentales.
Al estudiar específicamente el sistema defensivo antioxidante que cada persona posee desde el momento del nacimiento y su deterioro en el tiempo, la medicina orthomolecular apunta a lograr una revolución cronobiológica, sin dejar de lado el aspecto nutricional como parte del tratamiento.
En diálogo con El Diario, la doctora Carina Scurti (MN: 93.507, MP: 332.968), especialista en medicina orthomolecular y oriunda de Puerto Madryn, se refirió al alcance de un tipo de tratamientos donde lo fundamental es conocer médica y emocionalmente al paciente: “Muchos reconocen que no saben exactamente a qué vienen, pero que no se sienten bien. Cuentan que van al médico y les dice que tienen estrés, y les recomiendan que duerman más, por citar un ejemplo. Pero hay, puntualmente, una química interna en déficit. Se atiende a cada paciente pidiendo un laboratorio completísimo y según lo que necesite, ya que no hay fórmulas mágicas”, indicó la profesional.

Diario: – ¿En qué se distingue la medicina orthomolecular de la tradicional?

Carina Scurti: La medicina funcional orthomolecular considera al individuo commo un “todo” integrado por lo físico, lo emocional y lo espiritual, a diferencia de la medicina tradicional, que fragmenta al cuerpo humano, trata síntomas y se encarga de resolver procesos agudos. La medicina funcional trata a personas y concibe a la enfermedad como resultado desequilibrio en su integridad. Busca devolverle al organismo el equilibrio a través de la medicina preventiva, viendo a la enfermedad como una señal de que hay una causa de base profunda que no está siendo correctamente asesorada. Los médicos que elegimos practicar este tipo de enfoque, consideramos la interacción entre la predisposición genética, los factores ambientales y los hábitos personales de cada paciente, que pueden influenciar en el desarrollo de enfermedades. Y, de esta madera, asesorarlos individualmente para mejorar su calidad de vida. Para esto, nos basamos en el concepto de bioindividualidad, es decir, que cada paciente es un caso único e irrepetible, por lo cual, lo que es sano para uno, puede no serlo para el otro.

D: – ¿Dónde trabaja esta medicina?

CS: Se trabaja mucho con una buena anamnesis (datos de la historia clínica) y un buen interrogatorio, estudiando todo su linaje, desde el sentimiento o la emoción que pudo haber desencadenado ese desequilibrio interno. Entonces, también se genera una incoherencia emocional: tenemos que ver por qué ‘digo, siento y hago’ determinado hecho, ya que éste genera una química interna. Cuando uno está feliz, se generan determinados péptidos, y cuando uno está triste, se generan otros. Por ende, tratamos de determinar de qué manera se pueden generar los ‘buenos péptidos’, la buena química.

D: – ¿Los pacientes suelen concurrir con una idea acabada de cuál es su afección o padecimiento?

CS: Muchos reconocen que no saben exactamente a qué vienen, pero que no se sienten bien. Cuentan que van al médico y les dice que tienen estrés, y les recomiendan que duerman más, por citar un ejemplo. Pero hay, puntualmente, una química interna en déficit. Nosotros tenemos un sistema que nos equilibra, que son los antioxidantes y los oxidantes. Estos últimos, podríamos decir, constituyen nuestra epigenética: las emociones, lo que comemos, lo que hacemos, el entorno, el sol, el petróleo, las torres de electricidad de las cuales mucha gente vive cerca, etcétera. Todo eso va alterando nuestra genética. Es importante ver dónde estamos. Por otro lado, nuestro sistema oxidante es el que nos va dañando y generando radicales libres, mientras que el sistema antioxidante va neutralizando los mismos. Por eso, lo importante es potenciar ese sistema antioxidante.

D: – ¿De qué manera se puede recuperar la integridad del cuerpo?

CS: Básicamente, buscando el equilibrio cuerpo-mente. Ayudando al paciente a que genere nuevas drogas endógenas para recuperar su salud suplementando los déficit que presentan en cuanto al laboratorio, y optimizando su química endógena.

D: – Entonces, para equilibrar el cuerpo, de alguna manera es importante equilibrar la mente. ¿Se indaga en la forma y los hábitos de vida de cada paciente?

CS: Por mi parte, también hago medicina china y neural, equilibrando los cinco elementos que son nuestros filtros: hígado, pulmón, intestino, riñón y piel. Y una vez equilibrados, se neutraliza nuestro sistema nervioso autónomo, el simpático y el parasimpático. Los pacientes se van muy diferentes y cuentan que no saben qué les pasó, pero que se sienten y están distintos; porque se generó otra química.

D: – ¿La gente suele recurrir a la medicina orthomolecular como último recurso, cuando no sabe qué hacer o cuando no encuentra resultados en la medicina tradicional?

CS: Pasan dos cosas. Está el paciente que ya consultó a todos los médicos tradicionales y que solamente tiene medicamentos con respecto a su síntoma o síntomas, el cual suele estar cansado. Y está el que quiere prevenir y trabajar en la salud y no en la enfermedad. Entonces, el relato suele ser “estoy cansado, no sé que tengo, pero vivo medicado”, por lo que enseguida vamos indagando todo de a poquito. Pacientes hipertensos suelen bajar la dosis de la droga antihipertensiva. El diabético, su insulina. Van bajando la medicación porque se va equilibrando el cuerpo.

D: – ¿La solución suele ser sencilla en algunos casos?

CS: A veces faltan vitaminas, un determinado mineral o enzimas que son muy importantes como cofactores de reacciones químicas. Es muy simple: el cuerpo sana solo.

D: – ¿Es decir que el paciente puede encontrarse en un estado emocional determinado, y lo que verdaderamente puede ocurrir es que le falte una vitamina determinada?

CS: Exacto. O neurotransmisores. La serotonina es un neurotransmisor de la emoción positiva y está siempre bajo. La vitamina C está siempre baja, y hoy se entendió, científicamente, que su déficit es la causa de infartos y accidentes cerebrovasculares, porque protege el endoterio de las arterias. Entonces, administrar vitamina C no es sólo para un resfrío, estamos hablando de algo más importante, que es un infarto, por citar un ejemplo. Lo que sucede es que hay un “tema” entre los laboratorios y este tipo de medicina, que consiste en comida, meditación saludable, respiración, etcétera.

D: – ¿La medicina orthomolecular es disruptiva en cuanto al mercado farmacéutico?

CS: Sí, un poco. Por mi parte, por ejemplo, a los pacientes los mando a respirar con consciencia todos los días, entre las cinco y las siete de la mañana que es el horario ideal porque ese es el momento en que rigen las energías a nivel del meridiano del pulmón. Y eso no cuesta nada y energiza mucho. La meditación, una buena alimentación y, en definitiva, cambios de hábitos y consciencia en la vida son los que equilibran este laboratorio interno, ya que nosotros somos química y energía. Por eso, suelo pedir un (examen de) laboratorio completísimo, que muchas veces sorprende, pero que en definitiva es algo indispensable ya que se atiende a cada paciente según lo que necesite, no hay fórmulas mágicas.

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