EN 1976 ERA ENCARGADO DE UNA PASTEURIZADORA DONDE DEJARON AL BEBÉ DEL MILITANTE COMUNISTA

Declaró el vecino que vio por última vez con vida a Ángel Bel

Este martes declaró en el juicio por el secuestro y desaparición de Elvio Ángel Bel, Juan Jungblunt, a quien le entregó su bebé el docente en 1976. El hombre dio detalles del momento en que recibió al menor en manos de su propio padre el 5 de noviembre de 1976. Es el último vecino que lo vio con vida, tras ser capturado por las fuerzas de seguridad.
En la segunda jornada del juicio por el secuestro y desaparición de Elvio Ángel Bel, este martes declaró Juan Jungblunt, quien en 1976 era encargado de la planta pasteurizada “Contravili”. Allí, él recibió a Pablo Bel (de 8 meses) en manos de su propio padre, el 5 de noviembre tras ser secuestrado de su local comercial en el centro de Trelew.
“Le dejo el chico, se lo encargo mucho. Lléveselo a su mamá”, fueron las palabras del docente desaparecido desde entonces.

A mano armada

El hombre contó que “estaba en la cocina de mi casa cuando alguien me golpeó la ventana, cuando salí había un hombre grande, corpulento, con una pistola en la mano. Me dijo que me quedara tranquilo y que otro hombre, con una criatura en los brazos, iba a hablar conmigo”.
El hombre que entregó el bebé a Jungblut era el propio Elvio Ángel Bel. El testigo lo reconoció en las fotos que se expusieron en la jornada. “El que estaba con la pistola en la mano me dijo, ‘no salga de acá antes de la hora’. Me metí adentro, el nene estaba muy mojado y mi señora lo cambió”, continuó.

Estremecedor relato

La secuencia de aquella jornada continuó con la partida de Bel y las fuerzas de seguridad que lo trasladaban. “A los cinco minutos de que se fueron, salí a llevárselo a la mamá, porque la criatura tenía en el tobillo un papel escrito el lugar donde había que entregarlo”.
En total, quienes lo “visitaron” en aquella ocasión “eran 4 con el que tenía el bebé en sus brazos. Uno tenía un arma en la mano, me apuntaba a mí en el pasillo de mi casa. Había otros dos, creo que el que estaba más lejos tenía un arma más larga porque hizo un ruido como un cerrojo”.

“Corte militar”

“El señor del bebé tenía un saco, el que me apuntaba tenía una campera de cuero negra, tenía el pelo corto, corte militar. Entre ellos no se hablaban. Tampoco le hablaban al hombre que tenía el bebé”, recordó el trabajador.
Posteriormente, relató que se fue “hacia donde decía el papelito junto a mi compañero de trabajo, de apellido Figueroa, ya fallecido. Me recibió una mujer que me dijo que la mamá no estaba. Figueroa vivía en la casa de al lado, también en la fábrica, por eso me acompañó”.
Agregó que “nunca más vinieron a preguntarme sobre lo que pasó ese día. Solamente me llamó la atención que cuando volví a Viedma (Río Negro), la Policía Federal me citaba dos por tres para preguntarme por esas personas, si las había visto, si me habían ido a ver”.
Señaló que “hubo algunas veces que fueron personas a mi casa a preguntarme por la lechería y cosas del campo, pero no tenían pinta de que fueran del campo”, lo que quedó como una sospecha por parte del hombre respecto al episodio ocurrido en la zona sur de Trelew.
“Lo único que supe después es que se llevaron a ese hombre y no apareció más, pero nunca más fui amenazado, tampoco mi familia”, agregó.

Con un papel en el tobillo

Contó también que la vivienda en la que vivía por aquel entonces “estaba en la parte baja de la fábrica pasteurizadora, un lugar aislado, aunque se podía ver de la ruta. Además, había dos hileras de tamariscos paralelas a la entrada. Tal vez por eso yo no vi el auto (en el que llegaron los captores y Bel). Pero ellos me podían ver de afuera”.
“La casa estaba cerca de la Ruta 25, camino a Rawson, antes de llegar al puente nuevo. El edificio estaba solo, el vecino más cercano estaba a unos 100 metros”, continuó relatando.
“Entre que llegaron y me dejaron el bebé no pasaron más de dos minutos, fue muy rápido. Mi esposa cuando vio al bebé, me dijo sonriendo, ‘lo dejamos para nosotros’, pero lo cambiamos y lo llevé enseguida”, continuó su exposición.
Esto ocurrió “no me acuerdo la hora, sabíamos cenar tarde, pero tiene que haber sido entre las 8 y 8 y media de la noche porque yo iba a buscar la recaudación a la casa del distribuidor y preparaba los papeles, y estaba haciendo eso”.
“El papá me hizo notar lo del papelito en el tobillo (del bebé): él me dijo que me fijara que en el papel estaba la dirección a donde tenía que llevar al chico. Cuando se van escucho que el auto aparentemente sale para Trelew”, concluyó. Desde entonces Elvio Ángel Bel se encuentra desaparecido.

Hilda Fredes: “Es evidente que nuestro hijo Pablo tenía otro destino”

Hilda Fredes, viuda del docente y militante del Partido Comunista desaparecido el 5 de noviembre de 1976, consideró que el testimonio del encargado de la planta pasteurizadra fue “muy importante, claro y seguro”.
Durante la audiencia que preside el Tribunal Oral Federal de Comodoro Rivadavia, brindó su testimonio este martes Juan Jungblut, el encargado de la planta pasteurizadora de leche ubicada en el acceso sur a Trelew, donde dejaron a Pablo, hijo del matrimonio, con un cartel indicando la dirección donde debían entregarlo.
Pablo Bel, de apenas 8 meses, iba con cuatro personas, entre ellas su padre Ángel a quien por entonces Jungblut no conocía, pero lo identificó luego por las fotos.
Los acompañantes de Bel eran personas vestidas de civil, pero con todo el aspecto de ser militares.
Fredes considera que los captores de su marido lo llevaron hasta allí, en las afueras de Trelew y lejos del centro donde lo habían secuestrado, con la intención de deshacerse del niño, posiblemente en el río y en el camino se encontraron con la alternativa de dejarlo en la planta de tratamiento de leche.
“Es evidente que nuestro hijo Pablo tenía otro destino”, describió Hilda Fredes dando cuenta de lo peor, porque así lo revelan anónimos que están incluidos en la causa y que prefirió no ventilar en tanto está en marcha el juicio oral y público.
Hilda recuerda que nunca dejaba al niño con su padre en el comercio que atendía en pleno centro de Trelew, por lo tanto, debe haber sido un factor no previsto para los secuestradores.
Otro dato que reveló Jungblut es que cuando él se radica en Viedma fue varias veces interpelado por la policía federal de Río Negro preguntando sobre el momento de la entrega del bebé, algo que resulta a simple vista inaudito, aunque Hilda Fredes lo vincula con otras “visitas” que recibió el trabajador estando incluso en Trelew con la aparente intención de hacerle saber que era blanco de un seguimiento.
(Fuente: Radio 3)

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