CREER O REVENTAR

Entrenados para enfrentarse a lo inesperado

George Clooney, Sandra Bullock, Matthew McConaughey o Matt Damon ya se enfundaron su traje de astronauta y ahora le toca a Brad Pitt y Tommy Lee Jones. El espacio sigue siendo fuente de inspiración para los guionistas de Hollywood, que con más o menos realismo mandan cada cierto tiempo a sus estrellas a explorar otros planetas.
Días atrás tuvo su estreno “Ad Astra” (hacia las estrellas), una película dirigida por James Grey en la que Brad Pitt interpreta a un brillante astronauta que viaja a los confines del sistema solar en busca de su padre (Tommy Lee Jones), un héroe desaparecido durante su misión a Neptuno.

Incomunicados

Ambos tienen que hacer frente a todos los desafíos y problemas psicológicos a los que, en la vida real, las agencias espaciales intentan adelantarse mientras preparan una futura misión tripulada a Marte para la que aún no hay fecha. Porque en 2019, la Luna, a la que se tarda unos pocos días en llegar, es el destino más lejano al que ha ido el hombre. Las estancias más largas transcurren en la Estación Espacial Internacional (ISS), a 400 kilómetros de nuestro planeta. En ambos casos es posible volver a la Tierra si ocurre una emergencia y las comunicaciones son casi inmediatas pero ¿cómo reaccionará un ser humano cuando pase años fuera de casa, metido durante meses en una nave espacial, expuesto a la radiación, viendo a las mismas personas todos los días, realizando tareas muy complejas y sin tener comunicación directa con la Tierra?

Entre el éxito y los problemas

Ad Astra `[Per aspera ad astra significa por adversidad a las estrellas] explora ese escenario en la ficción y los instructores de astronautas como Iñigo Muñoz Elorza lo hacen en la vida real. «El entrenamiento de la tripulación marca la diferencia entre una misión exitosa u otra en la que surjan problemas», señaló este ingeniero vasco que desde hace dos años y medio entrena a los astronautas de la Agencia Espacial Europea (ESA).

Trabajar en equipo

Para convertirse en uno de ellos, no sólo hace falta una gran dedicación y conocimientos técnicos acumulados durante años: «Es muy importante que sepan trabajar en equipo. Y también, que puedan mantener la cabeza fría y no se frustren cuando las cosas no salen porque suelen ser personas a las que les salen las cosas a la primera. Ocurre a veces que tras una preparación muy larga y pese al esfuerzo, algo no vaya bien pero hay que seguir», sostuvo Muñoz, que trabaja en el Centro Europeo de Astronautas de la ESA en Colonia (Alemania) y es también astronauta análogo, es decir, ensaya misiones espaciales en lugares extremos de la Tierra como los glaciares austriacos, los desiertos del sur de España, las cuevas de Cantabria o los volcanes de Hawai.

Preparados para todo

Según explicó, la formación de las personas que viajan al espacio es variada: «En la ESA tenemos ahora desde pilotos de caza de la Fuerza Aérea Italiana a científicos, vulcanólogos o ingenieros. Sus perfiles son diferentes pero comparten el impulso por hacer las cosas bien. Tienen tendencia al perfeccionismo aunque también son pacientes. Dan lo máximo pero deben saber tolerar que las cosas no siempre salen como tú quieres. Porque no se trata sólo de lo que tú hagas o digas, haces un trabajo que depende de mucha gente», reflexionó durante una jornada organizada en la Escuela Técnica Superior de Ingenieros de Telecomunicaciones de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM).

Silencio espacial

Este centro cuenta con un laboratorio para probar antenas en las que se han testado instrumentos de naves como Mars Express. En Ad Astra, el astronauta al que encarna Pitt lidera la construcción de una gigantesca antena espacial construida para intentar localizar vida extraterrestre inteligente. Aprovechando la visita, entramos en una de las llamadas cámaras anecoicas de la UPM, donde se simulan las condiciones en las que se propagan las ondas en el espacio libre para probar equipos antes de mandarlos al espacio. El material de gomaespuma recubierto de grafito que envuelve las paredes absorbe los ecos. El silencio es absoluto. Casi como debe ser estar en el espacio.

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