LA DEFENSORA PÚBLICA RECONOCIÓ EL FALTANTE DE MUJERES EN LOS MÁXIMOS RANGOS DEL ESTRATO JUDICIAL

Gladys Del Balzo: “A los cargos a los que podemos acceder concursando, llegamos”

En el marco del Día Internacional de la Mujer Trabajadora, El Diario dialogó con la defensora pública y jefa de la Defensoría Pública de Puerto Madryn, doctora Gladys Del Balzo, quien se refirió a varias cuestiones relativas al rol de las mujeres en el Poder Judicial, así como también a su propia trayectoria dentro del esquema.
Del Balzo estudió en la Universidad Nacional del Litoral, en Santa Fe, y luego de recibirse arribó a la ciudad de Trelew, donde comenzó sus primeros pasos dentro del Consejo de Educación, para luego desempeñarse como Secretaria del Juzgado Laboral de Trelew, durante ocho años.
Posteriormente, concursó para la Defensoría Pública de Puerto Madryn, en 1996, y luego volvió a concursar en 2004 para Defensora de Cámara.
“Esto demuestra que, a los cargos a los que podemos acceder concursando, llegamos”, planteó la funcionaria judicial, en virtud de la falta de mujeres que se desempeñen en los máximos cargos jerárquicos del sistema de Justicia chubutense, entre ellos el Superior Tribunal de Justicia y la Procuración General, por citar algunos ejemplos.
“Correlativamente, se me asignó la Jefatura de la Defensa Pública, y estoy desde ese mismo año ejerciendo esa función”, mencionó, en virtud del cargo que desempeña hasta el día de hoy en la ciudad del Golfo.

Diario: – ¿Qué significa para Ud. una fecha como la del 8 de marzo, con tales características, en el marco de su profesión?

Gladys Del Balzo: Claramente, es una conmemoración y no una celebración. Lo que representa es la lucha, de ir ganando espacios paulatinamente, de ir venciendo miedos, también; posicionarnos en que se puede, y a medida que ello ocurre, surgen la iniciativa y la fuerza para seguir adelante.

D: – ¿Cómo evalúa el sistema judicial, a nivel provincial y local, en lo que refiere a la cifra insuficiente de mujeres que ocupan cargos de jerarquía?

GDB: Hay dos parámetros. En funciones de jerarquía hay muchas mujeres, pero donde faltan es en las funciones de máxima jerarquía, en el Superior Tribunal (de Justicia), claramente, en la Procuración y en la Defensoría General también, que son los ámbitos más elevados de la jerarquía judicial. En mi caso, soy Defensora Jefe dentro de la circunscripción; dentro de la Defensoría, la máxima jerarquía sería la mía. También, hay otras defensoras jefes, hay muchas mujeres juezas, pero falta ‘romper’ un poco más el ‘techo de cristal’ y llegar a las máximas jerarquías dentro del Poder Judicial. Hay muchas mujeres en el mismo, eso no lo podemos negar.

D: – ¿Piensa que esta configuración obedece a un esquema tradicional o a un mandato social, cultural tal vez?

GDB: En parte, sí. Hay una mirada en ese sentido. A las jerarquías a las que se puede llegar concursando, hemos llegado absolutamente a todas, pero a las otras, que dependen de decisiones políticas, no.

D: – Como Defensora Pública, muchas veces le ha tocado defender a acusados de cometer delitos vinculados a la violencia familiar y de género. ¿Se puede separar lo profesional de las convicciones cuando se ejerce este tipo de defensa?

GDB: He tenido muchísimos casos. Además de ejercer el cargo de la Jefatura de la Defensa Pública, también ejerzo como defensora pública y atiendo, permanentemente, casos de violencia de género y abuso sexual, voy a juicio por esos casos. Pero lo que uno pretende es que la persona tenga el juicio justo, que todas las garantías constitucionales y procesales estén respetadas, y si se llega a una sentencia condenatoria en base a la prueba que ha sido sometida y demás; y si después de pasar todo ese proceso constitucional se llega a una sentencia condenatoria, igual queda la instancia de apelación y lo hacemos. Sinceramente, nunca he sentido una contradicción.

D: – Como si se tratara de un posicionamiento cultural, muchos ciudadanos suelen “condenar” socialmente a un acusado antes de que sea sometido a un proceso, y en ocasiones, la Defensa suele ser el blanco de las críticas, principalmente en delitos graves como el abuso sexual, el femicidio o la violencia de género.

GDB: La gente suele comprender estas cuestiones, de manera cabal, cuando se encuentra en el banquillo de los acusados, por alguna eventualidad, un accidente de tránsito o lo que fuere. En ese momento, verdaderamente se les hace carne cómo poder defenderse y cómo es un proceso. Desde afuera, hablamos todos y se pide ‘la silla eléctrica o la pena de muerte, sin proceso, si fuera posible’; lo que pasa es que también hay que entender el lugar de la víctima. Esta suele pedir ‘venganza’, la mayoría de las veces. Y, por eso, no está solamente en manos de la víctima el proceso judicial, por eso hay un fiscal, por ejemplo. Siempre comprendo mucho a la víctima, afortunadamente no me ha tocado ser víctima de hechos violentos, pero poniéndome en el lugar de la misma, también hasta puede exacerbarme los sentimientos un hecho particular; pero, por eso, es el Estado el que tiene el monopolio de la fuerza y la administra a través de un proceso, sino sería una guerra o bien Justicia por mano propia. A la víctima siempre la trato con respeto en las audiencias, pero la puedo comprender porque me pongo en sus zapatos. Me han insultado y demás, pero también tengo en claro que, definitivamente, se tienen que respetar todas las garantías.

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